10.10.13

 

La próxima consagración del mundo al Inmaculado Corazón de María, que verificará el Papa Francisco este 13 de octubre, ante la imagen original de nuestra Señora de Fátima es una invitación para lanzar una mirada retrospectiva al siglo pasado que podría ser descrito más que ningún otro, como el siglo de las tinieblas y de la muerte.

Los sucesos acaecidos en Portugal en los últimos tiempos nos hacen ver la política de nuestros días con luz propia. Roma, Moscú, Fátima, abierta y misteriosamente a la vez, juegan un papel importante tanto en la política mundial como en la historia de la salvación. Pero como en ninguna otra región del mundo moderno, se entrecruzan en la portuguesa, sucesos naturales y sobrenaturales de esta política y de esta historia (Roma, Moscú, Fátima, Otto Bohr).

En cuatro años más, el 2017, conmemoraremos el centenario de las apariciones de Fátima. Ese año marcará asimismo un siglo de la llegada de los bolcheviques al gobierno en Rusia. La Francmasonería celebrará la tercera centuria de su fundación de 1717, y los protestantes 500 años de la rebelión de Lutero aquel 1517.

En el siglo XVI, que la historia considera el inicio de los tiempos modernos, el mal provino de Alemania con la revolución protestante «con la afirmación del hombre, la ruptura entre el cielo y la tierra por la negación de las mediaciones que los unan: Cristo, María, y primero que todo la Iglesia”, echó raíces el Jansenismo “que logró enfriar el corazón del mismo Cristo». Lutero fue el gran divisor que dio inicio a la rebelión de los tiempos modernos contra Dios.

Como respuesta a la negación de Su amor, Cristo mismo vino una vez más para abrirnos Su Corazón por medio de las revelaciones a Santa Margarita María de Alacoque. Paray-le-Monial constituye todo un acontecimiento en la historia de la Iglesia «que fue al mismo tiempo tanto antiguo como nuevo: antiguo porque la profecía siempre había sido un factor, y nuevo por la forma que tomó» (P. José de Sainte Marie).

La rebelión contra Dios alcanzó su punto culminante en el siglo XVIII cuando el hombre rechazó al Dios Verdadero para hacerse su propio dueño con la Revolución Francesa. «El primer gran acto de rebelión política organizada contra Dios. Fue una consecuencia de la negación y de las rupturas del siglo XVI, del enfriamiento de la fe del siglo XVII, de la exaltación de la razón del siglo XVIII, y de la explotación de esta rebelión por el poder de la Francmasonería».

Dos grandes manifestaciones sobrenaturales: Lourdes 1858 y Fátima 1917, «se produjeron cuando más necesidad tenía el mundo de ellas. La primera de las manifestaciones celestes se verificó en el año en que nacieron las ideas que han formado nuestro mundo moderno y la segunda en el año en que esas ideas se tradujeron en hechos»: en 1858 John Stuart Mill publicó su «Ensayo sobre la libertad», Darwin su «Origen de las especies», Richard Wagner compuso sus óperas «con las que hizo revivir el mito de la superioridad de la raza teutónica» y Carlos Marx escribió su «Introducción a la teoría política». «De estos cuatro hombres nacieron las ideas madres que han regido y dominado al mundo» los últimos cien años.

Como sabemos ese mismo año nuestra Señora en Lourdes vino a confirmar la definición del dogma de la Inmaculada Concepción, que cuatro años antes el Papa había hecho, así en el preciso momento que el mundo negaba la culpa de origen, y, sin saberlo, afirmaba que toda persona nace sin pecado original, nuestra Bendita Madre declaraba «Yo sola soy la Inmaculada Concepción» (La Virgen y Rusia, Fulton Sheen).

La justicia de Dios debe intervenir en la historia en algún punto, porque no permitirá al Mal que siga devorando almas eternamente (Venerable Fulton Sheen).

Fátima es la aparición mariana clave de nuestros días siglo XX porque el mensaje de nuestra Señora no puede ser comprendido completamente sin conocer el comunismo ateo, sin saber lo que pasó en Rusia. Nuestra señora al respecto, hizo pedidos generales y un pedido particular: para impedir el castigo del mundo por medio de la guerra, el hambre y las persecuciones contra la Iglesia y el Santo Padre. Nuestra Señora dijo: «Vendré a pedir la consagración de Rusia  a Mi Corazón Inmaculado y la Comunión Reparadora de los primeros sábados». Nuestra Señora cumplió su palabra, y el 13 de junio de 1929 en Tuy, España, en una aparición imponente y sublime, que representaba a la Santísima Trinidad, Ella dijo a la Hermana Lucía: «Ha llegado el momento en que Dios pide que el Santo Padre haga, en unión con todos los obispos del mundo, la consagración de Rusia a Mi Corazón Inmaculado».

Particular pedido de nuestra Señora que es tema controversial. ¿Fue Rusia consagrada al Inmaculado Corazón de María?

No quisieron hacer caso de mi petición. Como el Rey de Francia se arrepentirán y lo harán, pero será demasiado tarde. Rusia ya habrá difundido sus errores alrededor del mundo, provocando guerras y persecuciones a la Iglesia: el Santo Padre tendrá mucho que sufrir  (Memorias de Sor Lucía).

Nuestro Señor le hizo alusión a Sor Lucía de la promesa efectuada a Luis XIV a través de Santa Margarita María de Alacoque. El rey ignoró totalmente la petición. Al siglo siguiente la laicista Revolucion Francesa arrasó con Francia y Luis XVI fue llevado a la guillotina.

No fue escuchada la petición de nuestra Señora a Sor Lucía. Rusia no se convirtió. Vino la II Guerra Mundial y los errores de Rusia se esparcieron por todo el mundo.

El Papa Pío XII manifestó una actitud totalmente positiva respecto a Fátima, especialmente por la consagración pública el 7 de julio de 1952 que hizo de Rusia y del mundo entero al Corazón Inmaculado de María. También los Papas Paulo VI y Juan Pablo Magno hicieron la misma consagración. El 25 de marzo de 1984 todos los obispos católicos se unieron desde sus iglesias diocesanas al Papa Juan Pablo II, para consagrar el mundo al Inmaculado Corazón de María. Un día antes el obispo Paul M. Hnilica S.J. «hizo la consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María en el altar de la iglesia de San Miguel en el Kremlin». Ese mismo año, se dio a conocer que Sor Lucía comunicó al Nuncio Pontificio en Lisboa «que las condiciones impuestas por Dios para la consagración colegial de Rusia se habían cumplido».

Es la convicción de muchos, de que el repentino colapso del comunismo en el Este de Europa, se debió a la intercesión de nuestra Señora. Sin embargo, es importante señalar que este colapso, por dramático que hubiere sido, no significó el fin de los muchos y grandes obstáculos que se oponen a la difusión del mensaje cristiano en el mundo de hoy. El comunismo, de hecho, todavía mantiene su puño de hierro en muchos países del mundo, como China, Corea del Norte, Vietnam, Cuba y sus satélites, privando por ello a decenas de millones de su libertad básica de conocer a Dios y de adorarle.

La  consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María, de acuerdo al pedido de nuestra Señora, significa una ceremonia simultánea por todos los obispos y el Papa: «Si atendieran mis peticiones Rusia se convertirá y habrá paz».