SANTA SEDE

Papa Francisco: “Si se apaga la fe, se apaga la oración, y nosotros caminamos en la oscuridad, nos perdemos en el camino de la vida”


 

El Papa destacó el valor de la perseverancia en la oración y en la lucha contra el mal. Durante la alocución previa al rezo del Ángelus dominical, el Santo Padre recordó de manera especial “a tantas mujeres que luchan por su propia familia, que rezan, que no se cansan jamás! Un recuerdo hoy, de todos nosotros, a estas mujeres que con su actitud nos dan un verdadero testimonio de fe, de coraje, de modelos de oración. ¡Un recuerdo a ellas!”.

El papa Francisco subrayó la necesidad de no dejarse vencer por el desaliento en nuestra súplica confiada al Señor ”no para convencer al Señor a fuerza de palabras” sino más bien como “expresión de la fe en un Dios que nos llama a combatir con Él, cada día, cada momento, para vencer el mal con el bien”.

Alocución del Santo Padre en el Ángelus

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En el Evangelio de hoy Jesús relata una parábola sobre la necesidad de rezar siempre, sin cansarse. La protagonista es una viuda que, a fuerza de suplicar a un juez deshonesto, logra que él le haga justicia. Y Jesús concluye: si la viuda logró convencer a aquel juez, ¿piensan que Dios no nos escuche, si le rezamos con insistencia? La expresión de Jesús es muy fuerte: “¿No hará justicia a sus elegidos, que están clamando a él día y noche?” (Lc 18, 7).

“¡Clamar día y noche” a Dios! Nos sorprende esta imagen de la oración. Pero preguntémonos: ¿por qué Dios quiere esto? ¿Acaso Él no conoce ya nuestras necesidades? ¿Qué sentido tiene “insistir” con Dios?

Y esta es una buena pregunta, que nos hace profundizar un aspecto muy importante de la fe: Dios nos invita a orar con insistencia, no porque no sabe de qué cosa tenemos necesidad, o porque no nos escucha. Al contrario, Él escucha siempre y conoce todo de nosotros, con amor. En nuestro camino cotidiano, especialmente en las dificultades, en la lucha contra el mal, fuera y dentro de nosotros, el Señor no está lejos, está a nuestro lado; nosotros luchamos junto a Él, y nuestra arma es precisamente la oración, que nos hace sentir su presencia junto a nosotros, su misericordia, también su ayuda. Pero la lucha contra el mal es dura y larga, requiere paciencia y resistencia – como Moisés, que debía tener los brazos alzados para hacer vencer a su pueblo (Cfr. Es 17, 8-13). Y así hay una lucha que llevar adelante cada día; pero Dios es nuestro aliado, la fe en Él es nuestra fuerza, y la oración es la expresión de esta fe. Por eso Jesús nos asegura la victoria, pero al final se pregunta: “Cuando el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?” (Lc 18, 8). Si se apaga la fe, se apaga la oración, y nosotros caminamos en la oscuridad, nos perdemos en el camino de la vida.

Aprendamos, por tanto, de la viuda del Evangelio a rezar siempre, sin cansarnos. ¡Era buena esta viuda, sabía luchar por sus hijos y pienso en tantas mujeres que luchan por su propia familia, que rezan, que no se cansan jamás! Un recuerdo hoy, de todos nosotros, a estas mujeres que con su actitud nos dan un verdadero testimonio de fe, de coraje, de modelos de oración. ¡Un recuerdo a ellas! Rezar siempre, ¡pero no para convencer al Señor a fuerza de palabras! ¡Él sabe mejor que nosotros de qué cosa tenemos necesidad! Más bien la oración perseverante es expresión de la fe en un Dios que nos llama a combatir con Él, cada día, cada momento, para vencer el mal con el bien.

 

(RV/ Agencia SIC)