23.10.13

¿Darwin tenía razón? –1

A las 1:37 PM, por Daniel Iglesias
Categorías : Creación y Evolución

1. ¿Qué es el darwinismo?

Todos los seres vivos (animales, plantas, hongos, protistas y bacterias) pueden ser clasificados en especies. Cada especie agrupa a todos los individuos que comparten determinadas propiedades básicas, las características propias de la especie. El evolucionismo es la teoría científica vigente acerca del origen de las especies. Afirma que las especies se originan las unas de las otras por un proceso de transformación: la evolución biológica. Por lo tanto, el evolucionismo sostiene la mutabilidad y el origen interdependiente de las especies.

La doctrina contraria al evolucionismo no es el creacionismo, sino el fijismo. El fijismo sostenía el origen independiente y la inmutabilidad de cada especie. Fue una teoría científica ampliamente aceptada hasta mediados del siglo XIX, cuando fue sustituida por el evolucionismo, sobre todo debido al éxito alcanzado por la obra de Charles Darwin (1809-1882).

Aunque a menudo “evolucionismo” y “darwinismo” son considerados sinónimos, sobre todo en el área anglosajona, en realidad se trata de dos conceptos diferentes. El darwinismo es un caso particular o específico de evolucionismo, una de sus muchas formas posibles. Al evolucionismo, entendido según la definición genérica ya indicada, el darwinismo agrega otros tres elementos, que pasaré a explicar.

El ancestro común universal. Darwin especuló que todas las especies que existen o han existido podrían provenir de un número pequeño de especies ancestrales, tal vez sólo una. Los darwinistas actuales afirman como una premisa fundamental que, a través de la evolución biológica, todos los seres vivos descienden de un único ancestro común universal; no sólo de una única especie ancestral, sino incluso de un único individuo unicelular.

Las variaciones graduales hereditarias. Darwin supuso que la evolución se produce a través de un proceso natural de “descendencia con modificación” y que las nuevas variantes biológicas son producidas por un mecanismo que genera variaciones aleatorias, pequeñas, sucesivas, hereditarias y acumulativas. Este mecanismo, desconocido para Darwin, fue identificado por los neodarwinistas con las mutaciones genéticas aleatorias. Una mutación genética aleatoria es un accidente molecular, un error en el proceso de copia de la información genética. Tanto para Darwin como para el neodarwinismo, la hipótesis de la gradualidad de los cambios es fundamental.

La selección natural. Darwin propuso que la clave de la evolución biológica es la selección natural, una competencia o lucha por la existencia entre las distintas variantes de una especie. A la larga esta lucha favorece la supervivencia de las variantes más aptas (las que dejan mayor descendencia) y produce la extinción de las variantes menos aptas (las que dejan menor descendencia). Según Darwin, la combinación de las variaciones graduales hereditarias y la selección natural, después de mucho tiempo y de muchos pasos intermedios, produce una nueva especie. Darwin no tenía ninguna evidencia de la selección natural, por lo que basó su teoría en gran parte en una analogía con los casos conocidos de selección artificial. Esta última se debe a la acción de agentes inteligentes.

En 1900 se produjo el redescubrimiento de las leyes de Mendel, que dieron origen a la ciencia de la genética. Por ese entonces el prestigio del darwinismo pareció eclipsarse. Sin embargo, entre 1920 y 1950 varios científicos, combinando el darwinismo con la genética, forjaron la teoría neodarwinista. El neodarwinismo es la versión actual del darwinismo. Pronto obtuvo un consenso muy amplio entre los biólogos y hasta hoy es la teoría dominante sobre la evolución biológica.

El neodarwinismo mantiene la teoría de Darwin sobre la selección natural e identifica el mecanismo que produce las pequeñas modificaciones graduales postuladas por Darwin con las mutaciones genéticas aleatorias. De los dos factores determinantes de la evolución, sólo uno de ellos (las mutaciones genéticas aleatorias) tiene un rol creativo, mientras que el otro (la selección natural) tiene un rol meramente destructivo. Es decir que todas las nuevas variantes biológicas son generadas mediante mutaciones genéticas aleatorias. El único rol de la selección natural es eliminar las variantes menos aptas, dejando en pie las más aptas. Esto significa que el azar es el único motor de la evolución.

La teoría darwinista no es una verdad indiscutible, demostrada por la ciencia, sino una de las muchas teorías científicas sobre la evolución. Aunque el neodarwinismo es la teoría evolucionista que hoy goza de mayor aceptación, el debate científico sobre la evolución continúa. Entre las teorías alternativas actuales cabe mencionar al neolamarckismo, el equilibrio puntuado, la endosimbiosis, la teoría de la complejidad o auto-organización y la teoría del diseño inteligente.

Antes de pasar a analizar las evidencias aducidas a favor de la teoría darwinista de la evolución, subrayaré dos puntos que debemos tener siempre en cuenta en esta discusión.

El primer punto es que, para probar la teoría darwinista, no basta la evidencia favorable a la evolución biológica, sino que se necesita también una evidencia de la “evolución darwinista”, es decir de la evolución biológica causada por lo que llamaré el “mecanismo darwinista” o “mecanismo mutación-selección”: una combinación de mutaciones genéticas aleatorias y selección natural.

El segundo punto es que el término “evolución” se suele aplicar a dos cosas muy diferentes entre sí, a las cuales, para evitar confusiones, distinguiremos señalándolas como “microevolución” y “macroevolución”. La microevolución se refiere a los cambios dentro de la frontera de la especie, mientras que la macroevolución es la evolución propiamente dicha, que genera nuevas especies. A su vez, la microevolución puede ocurrir por selección artificial o por selección natural. La selección artificial puede llevarse a cabo mediante los métodos tradicionales de cría de razas de animales o los modernos métodos de ingeniería genética. La teoría darwinista abarca tanto la microevolución por selección natural como la macroevolución por selección natural.

2. La evidencia directa

Se han observado directamente varios casos de microevolución: especies de bacterias que se vuelven resistentes a un antibiótico, especies de insectos que se vuelven resistentes a un insecticida, etc. La teoría darwinista (con base en el mecanismo mutación-selección) es capaz de explicar adecuadamente algunos de estos casos.

Vale la pena detenerse a analizar tres casos que son citados con frecuencia como evidencias de la evolución darwinista: las polillas moteadas, los pinzones de Darwin y las moscas de la fruta de cuatro alas.

La polilla moteada se da en varias tonalidades de gris. Antes de la revolución industrial, la mayoría de las polillas moteadas de Inglaterra eran de color claro; sin embargo, durante la revolución industrial las proporciones de polillas moteadas claras y oscuras se revirtieron. Por ejemplo, hacia 1900, cerca de la ciudad inglesa de Manchester, más del 90% de las polillas moteadas eran de color muy oscuro. Este fenómeno fue llamado “melanismo industrial”. En los años ’50 del siglo pasado el biólogo inglés Kettlewell realizó varios experimentos para probar que el melanismo industrial se debía a la selección natural. Actualmente los experimentos de Kettlewell son muy cuestionados. Además, se debe tener en cuenta que, incluso si la explicación del fenómeno se atribuye a la selección natural, no queda demostrado que ésta haya creado una nueva variedad de polillas moteadas. Las formas claras y oscuras existieron desde un principio y sólo cambiaron sus proporciones respectivas. Más aún, después de que la contaminación se redujo en Inglaterra debido a las normas de protección ambiental, las polillas moteadas claras volvieron a predominar.

Durante su viaje alrededor del mundo en el navío Beagle, Charles Darwin estudió las numerosas especies de pinzones de las Islas Galápagos. Aunque esas aves no tuvieron mucha importancia en la formación de la teoría de Darwin, posteriormente surgió la leyenda de que habían sido una de sus grandes fuentes de inspiración. En los años ’70 del siglo XX, Peter y Rosemary Grant fueron a las Islas Galápagos para observar la evolución en acción. Los Grant comprobaron que, después de la sequía de 1977, el tamaño promedio del pico de los pinzones se incrementó en un 5%. Los darwinistas suelen afirmar que, dado que un solo año de sequía puede impulsar ese cambio evolutivo, si las sequías ocurren en las islas aproximadamente una vez cada diez años, una nueva especie de pinzón podría surgir en tan sólo 200 años. Sin embargo, por lo común ellos ocultan que el tamaño medio del pico de los pinzones volvió a la normalidad pocos años después de la sequía y que el cambio evolutivo de largo plazo fue nulo. Al igual que en el caso de las polillas moteadas, se trata de una mera oscilación de los porcentajes de variantes preexistentes en una población local.

La selección artificial mediante experimentos de laboratorio con moscas de la fruta sí ha logrado producir nuevas especies, pero éstas siguen siendo moscas de la fruta, con algunos cambios menores. En la vida silvestre, la mosca de la fruta parece no haber cambiado desde tiempos muy remotos. La naturaleza ha tenido mucho tiempo a su disposición, pero no ha hecho lo mismo que los experimentadores. No es correcto considerar los resultados de la selección artificial (debida a agentes inteligentes) como prueba de la capacidad creativa de la selección natural darwinista, que es un mecanismo “ciego” (sin diseño inteligente). El resultado más llamativo de los citados experimentos de ingeniería genética es una nueva especie de mosca de la fruta que tiene cuatro alas. Las moscas de la fruta de cuatro alas deben ser criadas artificialmente y sus alas adicionales carecen de músculos. Estos mutantes discapacitados no son una materia prima apta para la evolución.

En resumen, la teoría darwinista explica bien algunos casos de microevolución por selección natural, pero es preciso hacer dos salvedades importantes: a) no es necesario concluir que toda microevolución natural ocurre mediante el mecanismo mutación-selección; b) la validez de la teoría darwinista con respecto a la microevolución no implica su validez con respecto a la macroevolución. No prueba que la macroevolución haya ocurrido mediante el mecanismo mutación-selección, lo cual no impide que éste haya intervenido en el fenómeno, como un factor entre otros.

En definitiva, en lo referente a la macroevolución, la teoría darwinista no tiene sustento empírico, y se basa en una extrapolación infundada desde la microevolución hasta la macroevolución. No hay ninguna prueba de que el mismo mecanismo mutación-selección, que puede hacer cambiar las proporciones de polillas claras y oscuras en una población local, también puede transformar un pez en un anfibio. (Continuará).

Daniel Iglesias Grèzes