28.10.13

«El cumpleaños del demonio»

A las 8:00 AM, por Germán
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Así define el mundo del ocultismo actual a la celebración llamada Halloween, esta fiesta anglosajona que está tomando cada vez más cuerpo en nuestras culturas. Ciertamente en ese contexto, la fiesta católica de Todos los Santos no está ligada a Halloween.

El 31 de octubre de 2013 me encontraba en Colombia finalizando mi visita a ese país para establecer la Asociación de Pioneros del Sagrado Corazón de Abstinencia Total, esa noche salía rumbo a La Paz. Por la tarde con una pionera fuimos al centro de Bogotá donde quedé asombrado de que ese país tan católico había sido invadido por la neo pagana celebración de Halloween. Unos días antes, con un párroco intercambiaba respecto de esto mismo, y el sacerdote me dio a entender que aunque no estaba de acuerdo con Halloween «no se trata tampoco de combatirlo».

Un abismo llama a otro abismo, 

por ejemplo el yoga lleva a la práctica de las falsas religiones reencarnacionistas, así conscientemente o no, Halloween está pasando de ser una exótica y para muchos «inofensiva» celebración anglosajona a un fenómeno que conjunciona un cúmulo de comercios y prácticas de brujería, que hoy se aprueba por diversión y que mañana será por convicción.

Detrás de este camuflaje y su simbología se ocultan prácticas esotéricas masivas, al igual que algunos bailes son rituales satánicos de iniciación. La continua y alienante propaganda de esta celebración, crea en los jóvenes una mentalidad esotérica. Muchos de los artículos que se venden para Halloween son amuletos, o reproducciones de los mismos, utilizados en la práctica de la brujería.

Halloween es una colonización económica y cultural a los países de tradición cristiana, pero no es sólo eso, este hecho cultural se ha convertido en «en un momento para hacer todo lo ilegal».

Margarita Genters apunta que «la mayoría de los ritos y hechizos de brujos practicantes de Estados Unidos y Europa tienen su origen en las ceremonias druidas de la fiesta de Samhain. Así pues, emulando a los antiguos celtas, llevan a cabo prácticas de brujería y hechicería que –aunque ellos insistan en lo contrario-no pueden ser consideradas otra cosa que demoniacas» (Halloween, ¿una celebración inofensiva?).

El mundo del ocultismo toma muy en serio esta celebración, ya que esencialmente Halloween es una ocasión mágica. Es el mundo del ocultismo el que define a Halloween como «el día más mágico del año, la víspera del año nuevo del mundo esotérico, la fiesta anual más importante para los seguidores de Satanás».

Se entiende por magia «el arte de realizar cosas maravillosas por causas ocultas». La prestidigitación o ilusionismo obedece a la habilidad o destreza del operador y de suyo es lícita e inofensiva, pero la «magia negra»es aquella que realiza obras maravillosas por intervención diabólica. Ritos a través de los cuales se pretenden canalizar fuerzas ocultas para conseguir deseos personales.

El hecho es que detrás de dicho fenómeno se practican rituales  satánicos y sacrificios, no solamente de animales, sino también de humanos, sabemos que las personas que forman parte de sectas satánicas realizan dichas prácticas durante esa noche.

El conocido exorcista Padre Gabriel Amorth condena el Halloween así:

Creo que la sociedad está perdiendo el juicio, el sentido de la vida, el uso de la razón y cada vez está más enferma. Festejar Halloween es hacer un hosanna al diablo. El cual así es adorado aunque sólo sea por una noche, presumiendo en los derechos de la persona. Así que no te sorprendas si el mundo parece ir por el desagüe, y, si los consultorios de psicólogos y psiquiatras están llenos de niños insomnes, vándalos, agitados, y muchachos obsesionados y deprimidos, suicidas potenciales’.

La fiesta del Halloween es una suerte de sesión de espiritismo que se presentan en forma de juego. La astucia del diablo está ahí mismo. Aparece como algo lúdico e inocente. Además, en el mundo de hoy, el pecado ya no es pecado. Más, todo viene camuflado bajo la forma de exigencia, libertad o placer personal. El hombre –concluye- se ha convertido en el dios de sí mismo, exactamente lo que busca el diablo.

Muchos jóvenes que sienten que su vida no tienen sentido, creen encontrarlo en sectas y grupos esotéricos, y en su contacto con éstos, van cayendo cada vez más en las redes del mal. Las desastrosas consecuencias de la cercanía con el ocultismo no se manifiestan generalmente de inmediato, sino después de muchos años a través de la depresión, crisis y violencia.