5.11.13

 

Grandes medios de prensa han presentado la información del cuestionario remitido por la Santa Sede a los obispos de todo el mundo, como si fuera una «innovadora consulta a la iglesia base» en lo que respecta muy especialmente al tema de las uniones del mismo sexo. Como sabemos el próximo Sínodo en octubre 2014, tratará el tema de la familia.

En el proceso previo a la verificación de cada Asamblea Sinodal, ha sido costumbre enviar a los obispos diocesanos, a través de las Conferencias Episcopales una consulta similar, de tal modo que ésta no representa ninguna novedad. Lo que pasa es que el lobby homosexual quiere torcer el objetivo de la encuesta hacia sus fines y objetivos, y finalmente dirigir éstos para influir en los padres sinodales a fin de imponer su ideología en la doctrina de la Iglesia, como si ésta fuera algo que cada quien pudiera acomodarla a sus caprichos y deseos.

El apartado 5 Sobre las uniones de personas del mismo sexo recoge las siguientes preguntas:

a) ¿Existe en vuestro país una ley civil que reconozca las uniones de personas del mismo sexo equiparadas de alguna manera al matrimonio?

b) ¿Cuál es la actitud de las Iglesias particulares y locales tanto frente al Estado Civil promotor de uniones civiles entre personas del mismo sexo, como frente a las personas implicadas en este tipo de unión?

c) ¿Qué atención pastoral es posible tener hacia las personas que han elegido de vivir según este tipo de uniones?

d) En el caso de uniones de personas del mismo sexo que haya adoptado niños, ¿cómo comportarse en vistas de la transmisión de la fe?

El Prof. Plinio Correa de Oliveira en su valioso y profético ensayo «Revolución y Contra-Revolución» muestra que la ideología liberal se atribuye “el derecho a pensar, a sentir y a hacer todo lo que las pasiones desenfrenadas exigen” (Cap VII, pág. 76). No es nuevo decir, pero necesario recordar, que detrás de la palabra «género» se esconde toda una ideología.

Hay asimismo una ideología homosexual sustentada por el

«Movimiento Homosexual, una vasta red de organizaciones, de grupos de presión, de intelectuales radicales y de activistas que luchan por imponer cambios en la legislación, en las costumbres, en la moral y en las mentalidades… Los activistas del movimiento presionan a la sociedad para que legalice tanto la práctica como las manifestaciones públicas de homosexualidad, tales como el “matrimonio” homosexual, mientras atacan sin cesar a quienes defienden la Moral tradicional»,

siendo uno de sus mecanismos las leyes antidiscriminatorias. El «Movimiento Homosexual», no es como muchos siguen afirmando engañosamente un movimiento por los derechos civiles de los homosexuales, éste «busca mucho más: una inversión completa de la moral pública», es decir «una revolución moral» (cf. En defensa de una Ley superior, Acción Familia, pág. 55).

Durante la presentación de la «Declaración contra la Discriminación por Orientación Sexual e Identidad de Género» ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, uno de los secretarios generales de ILGA (Internacional Lesbian Gay Association) declaró:

«La defensa de la discriminación de personas lesbianas, gays, bisexuales, trans e intersexuales basada en una impresión errónea de la ‘tradición’ o de un ‘orden natural’, es más insostenible que nunca. La homofobia y transfobia son cada vez más reconocidos por lo que son: los últimos pilares derruidos de un orden patriarcal que debe estar entre las páginas oscuras de nuestro pasado, como la esclavitud y la inquisición».

Jorge Scala uno de los mayores expertos católicos sobre «Ideología de género», en el Encuentro de la Fundación Vida y Familia en Cochabamba, Bolivia en septiembre 2011, decía:

«Una ideología es un cuerpo doctrinal coherente y cerrado sobre sí mismo –al estilo de las matemáticas-, donde quien ingresó al sistema de pensamiento, no puede salir de él. Está claro, que tales doctrinas no se compadecen con la realidad; sino que son puras abstracciones, con medias verdades, que son las peores mentiras. El ideólogo no busca la verdad, ni el bien de los demás, sino simplemente la conquista de sus voluntades, para utilizarlas con un fin personal, político o geopolítico».

Este perverso lobby, piensa que su mal llamada «teología gay» pesará en las líneas directrices de la Iglesia. Visión completamente contraria a la esencia del matrimonio sacramental cristiano. El actual y por ahora definitivo Código de Derecho Canónico, la última palabra de la Iglesia al respecto, afirma:

«La alianza matrimonial por la que el varón y la mujer, constituyen de por sí un consorcio de toda la vida, ordenado por su misma índole natural al bien de los cónyuges y a la generación y educación de la prole, fue elevada por Cristo el Señor a la dignidad de sacramento entre bautizados» (can 1601).

Una cosa es que las personas homosexuales deban ser acogidas con respeto, compasión y delicadeza, evitándose respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta (cf. Catecismo n. 2358) y otra difundir y procurar imponer en la sociedad los comportamientos y la interpretación homosexualista de la vida.