Más de 30 años anunciando el Evangelio en las cárceles y en entornos ligados al ámbito penitenciario es lo que lleva José Sesma León, director del Departamento de Pastoral Penitenciaria de la Conferencia Episcopal Española. Natural de Corella (Navarra), este sacerdote y religioso mercedario dirige desde 1992 este departamento que coordina la labor de miles de personas que, en nuestro país, conforman el voluntariado de Pastoral Penitenciaria. Una tarea evangelizadora que se desarrolla dentro y fuera de los centros penitenciarios y que integra tanto a reclusos como sus familias.
P.- En los próximos días tendrá lugar el XIII encuentro nacional de voluntarios pastoral penitenciaria ¿Cuáles es el objetivo de este encuentro?
R.- Cada año se organiza un encuentro nacional de voluntario de Instituciones Penitenciarias. No es que vengan todos los voluntarios, ya que en España son casi 3000 las personas que realizan este voluntariado de Pastoral Penitenciaria sino de una muestra representativa de ellos. Hay que puntualizar que el voluntariado de Pastoral Penitenciaria es el voluntariado adscrito a la capellanía.Su finalidad tiene una doble vertiente:
Formación permanente en lo que es ser voluntario de Pastoral Penitenciaria y ser voluntario de Pastoral Penitenciaria en la cárcel. El voluntario tiene que conocer, por ejemplo, las características de las personas internadas, y por ser internadas cuáles pueden ser sus condiciones y reacciones. Conocer el medio, funcionariado, régimen, personas
Motivación, vertiente espiritual: el voluntario de Pastoral Penitenciaria no se mueve por sentimentalismo o por simple altruismo, tiene una motivación especial, saber que movido por la fe va a atender esta misión en la cárcel.
P.- Su tarea tiene tres ámbitos (prevención, atención en el internamiento y reinserción, en este último aspecto ¿cómo conjugar el aspecto de atención al recluso (o ex recluso) y su entorno? ¿Cuál es el papel de las comunidades parroquiales?
R.- La Pastoral es la acción de la Iglesia en general; la Pastoral Penitenciaria es la acción de la Iglesia en el ámbito Penitenciario.
Este ámbito penitenciario es amplio, no es sólo la cárcel, es también la prevención, ya que muchas veces conocemos de dónde vienen esas personas: familias desestructuradas, grandes carencias afectivas… esta el ámbito de la pastoral familiar que habría que trabajar más en determinados sitios, ambientes, etc… para evitar un ingreso el día de mañana- problemas de falta de formación, de educación, de normas de convivencia… con un trabajo previo podría evitarse ese ingreso… personas sin cualificación laboral ninguna… también se realiza un trabajo previo en formación … y enfermos, enfermos mentales.
La Pastoral Penitenciaria debe actuar no simplemente como el cuidado espiritual de los internos sino que ese cuidado y atención pastoral ayude a preparar la salida para no volver.
Hoy en las cárceles españolas hay muchas ayudas y programas pero hay que complementarla también con nuestra ayuda. Una de las tareas más importantes es la integración o reintegración de esta persona en su entorno familiar. Consolidar, cuando salga, la integración familiar. Si al salir no se ha arreglado esa situación están los recursos de acogida que tiene la Iglesia y trabajar para que termine integrándose en su entorno familiar. Estoy pensando en un caso concreto en el que esta persona afirmaba que sus hermanas no le querían, le dimos la vuelta al argumento: comenzó a trabajar, a tener una economía estable, un hogar y luego, invitó a su familia a su propia casa… Se trata de llevar a cabo este tipo de procesos.
En el momento de la inserción hay personas que no tienen nada, y hay que procurar que, cuando salgan, tengan algún recurso para no caer en manos de mafias… facilitando una estancia hasta que pueda cobrar el paro, atendiéndoles hasta que rehagan un poco sus vidas. Normalmente el trabajo es el mejor medio que hay, pero si no hay trabajo hay que buscar medios y nunca abandonar a la persona, si no lo tendrás que atender otra vez en la cárcel.
Un punto importante. Muchos no están evangelizados, no han tenido contacto con su comunidad parroquial de origen. Hay que integrarlos en sus comunidades, ahí encuentran amigos, círculos de recreo, culturales, otro mundo que sea mucho más que el alcohol o la droga. En esto el papel de las parroquias es muy importante. Se puede hacer mucha labor desde las parroquias, en el campo de la prevención y en el ámbito de la inserción.
Si un preso es visitado por su párroco la autoestima de esta persona sube, no lo va a condicionar religiosamente, pero puede facilitar al salir la integración en la sociedad eclesial, por lo menos habrá un entorno que lo va a coger, porque ya lo conocen, le han ayudado.. etc. Es más fácil integrarse después en la sociedad civil.
P.- Una parte importante de la inserción es la acogida del entorno al ex recluso… ¿Cómo educar, preparar a estos entornos para la acogida?
R.- Este punto hay trabajarlo antes, si no se hace así, el interno cae como en paracaídas… Si además tenemos en cuenta que ha hecho daño a personas de su entorno… es muy difícil.
En el ámbito de la inserción en España, las diócesis están muy sensibilizadas con esta pastoral y la muestra es que está implantada en todas las diócesis, con mayor o menor desarrollo. Cada vez hay una coordinación mejor, nosotros hemos dividido esta acción en ocho zonas de pastoral que integra a los coordinadores de la Pastoral Penitenciaria interdiocesana que, a su vez, coordina a los delegados de cada diócesis. Procuramos que haya una coordinación, comunicación entre nosotros, para que cualquier capellán pueda pedir un acompañamiento a una persona para facilitar la salida, y sobre todo, acompañar a las familias, que es clave. Buscar soluciones muchas veces requiere poner la cabeza y hacer un ejercicio de dominio de los sentimientos. Hay que ser objetivos y ayudar a las familias en este sentido.
P.- ¿Cómo se realiza la labor pastoral, en un ámbito que, a primeras luces, puede parecer claramente hostil?
R.- La cárcel es, al final, un ambiente muy humano, todos somos personas. Yo he estado de capellán 30 años en cárceles españolas. Nunca he sentido miedo o se me ha ocurrido pensar que hay algún riesgo, y si lo hay, lo asumes, no pasa nada. En España no hay problemas… en otras latitudes sí, no es lo mismo,… hay armas, la vida vale muy poco. Aquí en España yo no he vivido eso, hay una relación normal: con el funcionariado, con las instituciones, otras asociaciones u otras confesiones religiosas. Lo único que es un ámbito cerrado, tienes que tener en cuenta que hay un reglamento.
P.- Sin embargo el encuentro con Cristo también se da en las cárceles ¿Es más complicado que en otro tipo de ambiente?
R.- Cuando vamos allí anunciamos el Evangelio: Pablo VI decía que hacen falta más testigos que predicadores. Ellos, los internos, saben a lo que vas, saben quién eres, qué ofreces, qué anuncias. En general, el que es cristiano, si vivía descuidando su fe tiene muchas horas de soledad, para pensar… el reencuentro con Cristo se hace con normalidad, sin cosas raras.