14.11.13

Sentencia del Prestige: ¿y ahora, qué?

A las 5:35 PM, por Jorge
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El Prestige era un gran barco petrolero que naufragó frente a las costas de Galicia, España, el 19 de noviembre de 2002 causando uno de los mayores desastres ecológicos de la historia de España. Ante tamaña catástrofe, arreciaron por toda España, y especialmente en Galicia, las protestas que, al grito de “Nunca mais” culpabilizaban al gobierno de la nación por la gestión del suceso y sus nefastas consecuencias.

Tras once años, ayer los tribunales nos han hecho saber la sentencia, que afirma que el vertido fue casual y consecuencia de una serie de circunstancias no predecibles, y que la actuación del gobierno fue correcta. Y ahora, tras once años de “Nunca mais”, protestas, manifestaciones y acusaciones al gobierno de turno de absolutamente todo, ¿qué, alguien pedirá perdón, alguien reconocerá que se equivocaron, alguien asumirá que aquellas protestas eran totalmente injustas y que se hizo mucho daño a un gobierno que actuó debidamente?

Este no es un blog político, stricto sensu, ni ecologista, pero lo del Prestige me hace pensar en muchas cosas. Porque cuántas veces hemos oído y apoyado sin demasiados miramientos dimes y diretes en contra de alguien, especialmente de un sacerdote, sin pararnos a pensar las consecuencias. Y cuando se ha demostrado que no era nada ¿alguien pidió perdón, alguien se preocupó de destacar y publicar su inocencia?

Saben que un servidor fue acusado de adulterio en el pueblo donde ejercía su ministerio. Aquello quedó en nada, pero a mí nadie me pidió perdón, nadie se disculpó. Nadie pensó si sufría, si era justo. No hacía falta: se hablaba, se decía, se sabía. Y si no es verdad pues no pasa nada.

Si yo hubiera sido el único caso. Pero D. Fulano vendió el retablo y se quedó con los cuartos, y por más que tras la restauración del templo el retablo volvió a su lugar, aún había quien afirmaba que no era el mismo… A D. Mengano hoy, tras cincuenta años, hay quien le sigue acusando de vender las imágenes de la iglesia. Tampoco importa que las enseñes perfectamente guardadas en un cuarto apropiado. Criticar al cura es barato. Anda que no escuché veces que los cuartos de la parroquia se los llevaban los curas en parroquias donde el cepillo apenas llegaba ni para pagar la luz. Triste realidad donde el cura por ser cura es culpable y donde la presunción de inocencia no existe. ¿Eres sacerdote? Seguro que algo oscuro has hecho…

El mundo al revés. La culpabilidad se presupone y la inocencia has de demostrarla, sabiendo incluso que siempre llevarás encima ese terrible “algo habría”. Pobres curas: aquél se entendía con doña Fulanita, este otro era un comunista peligroso, ese malvendió el retablo, D. Fulano era borrachín, D. Zutano mujeriego… Jamás se demostró nada, pero el daño estaba hecho. Ah, y no te quejes… que es que los curas no aguantan nada, y se sabe de muy buena tinta.

¿No se lo creen? Pues esto es también parte del ser cura. Muchos compañeros podrán corroborarlo.