15.11.13

Eppur si muove - Para ¿cuando me pregunten?

A las 12:05 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Eppur si muove

Vaticano

Cuando desde Roma se organiza una reunión importante de obispos en la capital del catolicismo para hablar sobre determinado tema trascendente, no es lo normal que los que allí acudan lo hagan sin saber a qué atenerse. No. Lo normal es que antes, algunos meses antes, quien corresponda desde el Vaticano se encargue que todas las personas (digamos, ahora, obispos) tengan con mucha antelación las preguntas o, en fin, de qué vaya a tratarse.

Esto parece bastante elemental porque no es razonable que quien acuda a Roma lo haga a la buena de Dios a ver qué pasa. De ser así nada se sacaría en claro pues todo ha de estar más que estudiado antes del momento de la citada reunión o reuniones.

¿Verdad que esto es fácil de entender?

Pues no. Al parecer, como con el Papa Francisco muchos han visto una especie de primavera eclesial, parece que ahora se ha dirigido a “todos” los fieles católicos del mundo para que respondan a una serie de preguntas para ver qué se hace, al respecto de tales temas, desde la Jerarquía católica sita en el Vaticano. Vamos, que la “democracia”, ¡por fin!, ha llegado a la Esposa de Cristo.

¿?

Bueno, pues a lo mejor no se trata de eso sino de algo, como hemos dicho arriba, más normal, corriente y de llevar por casa aunque algunos, poco acostumbrados a tener en cuenta lo normal y corriente por haberlo ignorado o no haberles importado un comino, ahora les parece revolucionario algo que da bastante risa.

Y eso es lo que va a pasar.

Resulta curioso que cuando año tras año y década tras década el sistema ha sido siempre el mismo (a saber, se convoca una importante reunión en Roma y antes, bastante antes, se dirige a los participantes en la misma, el contenido de lo que se va a tratar para que preparen el mismo) nunca parece que haya causado la sensación que ahora ha causado que se haga lo mismo de siempre. Es más, seguramente siempre se ha planteado que fueran consultados quien tuviera que ser consultado para que la cosa no quedara en nada y sólo se tratase de la opinión de uno u otro obispo. De todas maneras, tengo que decir que a mí jamás se me ha preguntado nada de parte de mi obispo ni de mi párroco sobre tal o cual cuestión que deba ser debatida o estudiada en un Sínodo ordinario o extraordinario. Eso, además, ya se puede imaginar, que resulta del todo absurdo pues para eso ya están los canales perfectamente establecidos. Y, además, tampoco quiero que se me pregunta nada pues no tengo la preparación suficiente como para decir esto o lo otro sobre los importantes temas que se tratan en tales reuniones.

El caso es que algunos creen que pueden influenciar, con sus particulares y personales opiniones, en las decisiones que se pueden tomar en Roma o, incluso, en reuniones más cercanas a sus propias diócesis. Y eso son vanas ilusiones o, mejor, ilusiones puramente mundanas que pretenden equiparar el comportamiento social de una democracia con el de la Iglesia católica.

Es más, estoy más que seguro que a mí no me preguntan aunque, de todas formas, no hace falta, pues ya sigo a mis pastores y ellos saben a qué atenerse. Si tienen intención, ellos mismos, de dirigirse a sus fieles para que digan lo que piensan sobre tal o cual aspecto… ya lo harán aunque, la verdad, como está el nivel de formación de la mayoría de los católicos mejor, como diría aquel, no meneallo. Además, como católico estoy a lo que se me diga que tengo que creer.

Algunos dirán que eso es comportamiento borreguil. Sabemos, de todas formas, que lo dicen porque ellos no son, para nada, católicos aún simulando que lo son.

Eleuterio Fernández Guzmán