22.11.13

El "ignoto" Ushetu

A las 9:19 AM, por P. Diego Cano
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Ushetu, Tanzania, 20 de noviembre de 2013.

Queridos familiares y amigos:

Me hago presente con estos relatos. No hay nada del otro mundo, un poco de lo cotidiano, y para recordarles que recen por nosotros.

Por estos lados, ya disfrutando de las primeras lluvias, lo que augura los mejores tiempos del año… y de paso, que ya vamos preparando ese tiempo tan especial para todo cristiano, y para toda familia, que es la Navidad. Fiesta a la que debemos prepararnos espiritualmente, para sacarle verdadero provecho… no es un nacimiento cualquiera.

Bueno, si tienen tiempo, ahí van algunas cosas de septiembre, y algo de octubre.

Un abrazo.

Sábado 21 de septiembre

Hoy pude hacer un viaje, ya conocido para mí, es la tercera vez, pero como está de visita una de las hermanas del Consejo General de las Servidoras, la Madre Mercy, la hemos llevado para que conozca y visite algunas aldeas. Hicimos el viaje de dos horas que ya les he contado en otras oportunidades, para llegar a Nyaza, pasando por Mabiti, Makondeko, y Mwendakulima.

Llegamos a Nyaza y había un montón de niños esperando, y la gente muy contenta preparando la fiesta en la capillita. Mientras el P. Evans (el que les he contado que es de Kenia, y por lo tanto sabe swahili a la perfección), se puso a confesar, una hermana le daba una charla a la gente grande, y los que quedábamos libres nos fuimos a jugar con los niños. Me he divertido mucho, y ya me doy cuenta que puedo comunicarme algo con ellos, y es muy bueno. Me puse a jugar con los varones mas chicos al fútbol, y la M. Mercy, pobre, que no sabe nada de swahili porque está de visita, se puso con las niñas a hacerlas saltar la soga… o que aprendan, mejor dicho. Eran cerca de las 12 del mediodía, a pleno rayo de sol africano, con unos 35º de temperatura. Yo estaba de sotana, jugando a la pelota… así que se imaginan. Pero no me preocupé demasiado, porque no me puse a correr como un loco en la cancha, que ya percibimos lo que corresponde a la edad de cada uno.

Los pequeños son muy graciosos. Creo que es bueno que ya nos van perdiendo el miedo al vernos jugando entre ellos.

Durante la misa, como yo ya había celebrado a la mañana, el P. Evans celebró solo. Lo que estuvo divertido es que yo me senté debajo de un árbol para intentar leer, pero apenas terminé de rezar el breviario… ya los chicos que estaban afuera de la iglesia se comenzaron a acercar. Fue llamativo, porque me hablaban en sukuma… y yo no entendía nada, pero nos comunicábamos. Eran bien chiquitos, de cuatro o cinco años como mucho. Lo bueno, es que había un niño un poquito mas grande, de unos 8 años… que parecía bien despierto y sabía algo de swahili, y me traducía. Y del swahili yo entendía la mitad. Uno de los chicos me tocaba el pelo… a pesar de que estoy bastante pelado, les llamaba la atención. Luego me hablaban como si supiera sukuma, y conversaban… yo les sonreía, y si se reían, yo me reía, y seguían hablando, y se quedaron así casi toda la misa conmigo. Había una negrita que me miraba y se reía, y me hacía reír a mi… Son increíbles. Ya vamos a poder comunicarnos con ellos por medio de palabras, ahora, con estos gestos.

Después del almuerzo, que fue cerca de las 3 de la tarde, hicimos el viaje de regreso, pasando por Itumbo, otra aldea mas, que no me acuerdo cómo se llama, y Mkwangulwa. No sin antes perdernos un rato en medio del bosque, porque el camino es de motos… y nosotros íbamos en auto. Pero al fin seguimos a uno que nos enseñó el camino y salimos del apuro.

Domingo 13 de octubre

Comenzamos con el clima. Miren cómo me he acostumbrado al calor, que veo que lo normal, en el termómetro dentro de mi habitación es que marque 31º o 32º. Pero saben que no es un calor agobiante, porque como es tiempo de sequía la cosa es bastante agradable. Y si te ponés debajo de alguna sombrita, con la brisa… se lo pasa mejor todavía. De todos modos, esperamos las lluvias, que también te trae los moquitos, pero te trae un clima mas agradable, y lo mas importante: ¡¡¡agua!!! Todo se pone verde, muy lindo. Acá en la casa no usamos ni ventiladores ni tenemos heladera… y eso es algo muy bueno de poder ofrecer. Hoy estuve trabajando a la siesta, en el campito de enfrente, arreglando la cancha de fútbol para el oratorio… y me imagino que hacían unos 35º… y un sensación térmica un poco mayor.

Como saben, ahora acá en la misión somos tres sacerdotes, y se nota realmente el cambio. Se puede hacer mucho más, los apostolados se van mejorando. La comunidad es mas fuerte, la vida comunitaria se intensifica.

La misma gente se la ve contenta y ve que trabajamos juntos y que la misión tiene mucha mas vida.

Ayer sábado por ejemplo, había una reunión de líderes y catequistas de los kigangos (aldeas)… cerca de 100 personas, y con ellos estuvo el P. Johntin. A la vez tuvimos un día con los jóvenes católicos de un colegio secundario que está cerca de la parroquia. Han venido cerca de 35 jóvenes. Estuvieron con el P. Evans, hicieron adoración, tuvieron confesiones, luego jugaron un rato al vóley y básquet, misa al mediodía, almuerzo, y otra charla antes de irse. Estaban felices. Creo que nunca habían estado tanto tiempo con los sacerdotes.

Hoy hemos tenido el oratorio, como siempre, y yo aproveché para ir haciendo algunos trabajos en el campo donde jugamos, en frente a la misión. Es un terreno que pertenece a la parroquia, como un gran potrero. Lo mas lindo es que es amplio, y cerca de las cinco de la tarde tiene algo de sombra de los grandes árboles que lo flanquean. Bueno, ayer me puse a poner unos palos para la cancha de vóley, porque ésta tenía unos hierros doblados que mal sostenían la red. También aprovechamos a marcar la cancha. Luego, arreglamos el tablero de básquet, que en realidad es un palo con unas tablas rústicas, y un aro… pero el palo anterior se pudrió y se cayó. Pudimos acomodar uno nuevo, clavarlo bien y pintarlo de blanco y todo… un lujo. Y finalmente quería hacer dos arquitos de fútbol, que me llevaron mas trabajo de lo que pensaba. No quedaron muy estéticos que digamos, pero quedaron. La idea era hacer una canchita chica para los mas pequeños que vienen al oratorio. Porque los jóvenes si se ponen a jugar, los chiquitos se van, porque no tienen posibilidad. Pensaba terminar la cancha de fútbol en la siesta de hoy, así podíamos jugar toda la tarde, e incluso hacerles usar unas camisetas de fútbol que el padre Johntin trajo de Italia… pero lo de las camisetas quedará para el próximo domingo… y por lo tanto también unas fotos mas lindas.

Pero al menos mando estas fotos de la reunión de jóvenes de ayer, y otras de el partido al finalizar la tarde y estreno del nuevo estadio, y los artesanales arcos de fútbol. Uno de los trabajos que se complicó era cavar los pozos, porque con estos seis meses de sequía que estamos terminando, la tierra está dura como cemento… y la herramienta rebotaba. Lo mismo digo de los palos que usamos, son increíblemente duros… no podíamos atravesarla con clavos, opté por recurrir a lo moderno… hice traer los palos a la casa, saqué el taladro y en cinco minutos, listo. A Dios gracias que ven al padre trabajando, y siempre alguno se acerca y se pone a ayudar, creo que no me ven con muchas habilidades para el trabajo… la verdad que son muy generosos y atentos.

Esto último no es tan importante, pero hace a la vida cotidiana de la misión, y el oratorio es uno de los apostolados mas lindos, porque vienen muchos chicos, que ya tienen una gran confianza, se acercan, saludan, te dan la mano, y lo mejor es cuando sonríen tan francamente. Es muy positivo, porque ya la misión es su casa, y se pierde esa distancia que acá en África es tan común, entre el sacerdote o la religiosa, y los niños.

El ignoto Ushetu

A varias personas les he escrito que me encontraba misionando en el “ignoto Ushetu”. La verdad que no me había percatado de la realidad de esta expresión. Los otros días, pasamos por una oficina de una organización internacional, donde hacen ayudas con proyectos para el abastecimiento de agua y otras cosas, a ver si lográbamos que se interesaran por algún trabajo en nuestra misión. Esta oficina está a 20 minutos de Kahama, la ciudad mas cercana a nosotros, a dos horas de viaje. Hicimos todos los saludos de protocolo, nos invitaron a sentar, y comenzamos con la introducción… que resultó al fin una anécdota.

- “Nosotros estamos en una misión en Ushetu”, les dijimos.

- “¿Ushetu? ¿Dónde queda?”

- Queda a 2 hs de viaje de Kahama, pasando la parroquia de Iboja. (Continúan los rostros de interrogación).

Agregamos: Yendo hacia Tabora… (sigue la misma expresión).

- De Kahama… ¿Para qué lado?

- Para allá… (señalando el poniente).

Anota el nombre… seguimos charlando. En eso entra otra persona, uno de los jefes. El que estaba con nosotros aprovecha a preguntarle: ¿Conoces dónde queda Ushetu? El otro responde: ¿Ushetu? ¿Para qué lado queda?

En fin, creo que no he exagerado cuando les he dicho que nos encontramos misionando en el “ignoto” Ushetu, no sólo desconocido para ustedes, que están a mas de 15.000 km, sino también para muchos de los que viven aquí.

Pero esto me ha dado algo que reflexionar y que quiero compartir… porque es realmente una gracia muy grande estar misionando en un lugar desconocido para el mundo. Esto transforma la misión en verdadera misión. Es decir, un lugar donde muchos no vendrían, ni siquiera a realizar proyectos de agua y otras cosas. Pero sabemos que ciertamente no es un lugar desconocido para Dios. Ha pensado bien todas y cada una de las cosas… hasta los mínimos detalles, como el que en este lugar haya una misión con tres sacerdotes y seis religiosas. Y nos ha traído Dios de lugares tan lejanos y diversos, pero no sin un destino claro, sino bien concreto: misionar en Ushetu. No en otra parte. Y aquí las hermanas atienden el dispensario y educan a los niños en el jardín de infantes. Y aquí buscamos plantar la cruz, y predicar el Evangelio. Tantas parroquias y lugares sin sacerdotes, y el “ignoto Ushetu”, tan bendecido por Dios.

Creo que bastante he charlado, y he dado motivo para que recen por nosotros.

¡Firmes en la brecha!

Recuerdo a toda la flía… y recuerdo esos asados!!

Dios los bendiga.

P. Diego Cano, IVE

(Aquí les dejo algunas fotos más)