23.11.13

La salesa que escapó del fusilamiento y volvió a entregarse

A las 12:00 AM, por Santiago Mata
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El 23 de noviembre es el día del martirio de María Felicitas Cendoya, la salesa que escapó de su fusilamiento el día 18, cuando vimos que murieron sus seis compañeras.

La séptima salesa

La más joven de las seis salesas reales de Santa Engracia (orden de la Visitación) fusiladas hacia las 19 horas del 18 de noviembre en los Altos del Hipódromo (frente a Nuevos Ministerios) en Madrid, sor María Cecilia (María Felicitas Cendoya y Araquistain, de 26 años), al ver que caía sin vida la hermana que la llevaba de la mano, se echó a correr muy nerviosa y, por la oscuridad de la noche, pudo escapar de la masacre hasta que, al darse cuenta de lo sucedido, se entregó a unos guardias diciendo: “Soy religiosa”.

Estuvo detenida tres días en la checa de Buenavista. Allí confió a una de las 12 detenidas con ella en una húmeda habitación con un solo banco para sentarse: “Estábamos siete Religiosas en un piso aquí en Madrid, somos Salesas, vinieron a por nosotras, nos metieron en un coche y nos llevaron a un sitio oscuro donde había barrotes, era como un solar, pero no sé dónde es porque no conozco Madrid. Yo me bajé del coche de la mano de otra Hermana, éramos las dos últimas, y al notar que se caía muerta, no sé lo que me pasó, eché a correr y no sabía lo que hacía”.

De la checa la llevaron a una cárcel, probablemente la de Porlier. Permaneció allí poco tiempo: en la madrugada del 23 de noviembre se encontró su cuerpo acribillado por balas junto a las tapias del cementerio de Vallecas.

La hermana María Cecilia (nacida en Azpeitia en 1910) pudo irse con su familia antes de la guerra, pero “siempre dijo con tesón que no quería marcharse por nada del mundo". Había hecho los votos solemnes el 27 de septiembre de 1935.

El hallazgo de la Cruz

Don Jorge López Teulón describe así la despedida de la hermana María Cecilia en la checa: “A sus compañeras de calabozo las alienta a sufrir por Dios, las edifica a todas con su paciencia y unión a la Voluntad Divina, siempre la ven rezan­do, siempre en oración… Poco a poco van llamando a las detenidas a declarar. A unas las dejan en libertad, a otras las fusilan. La Hna. María Cecilia se va despidiendo de ellas con tristeza. Teme quedarse sola. Les asegura que cuando le llegue su turno no ocultará que es Religiosa. Y es consciente de lo que esa afirmación supone en esos precisos momentos. En efecto, una marca roja aparece junto a su firma en la declaración que hace en la cárcel. Es la señal de los condenados a muerte".

Los cadáveres de las otras seis salesas fueron localizados en el cementerio de la Almudena y trasladados a la cripta del monasterio, donde se veneran. El de la hermana María Cecilia fue localizado gracias al testimonio de una mujer que, buscando el cadáver de su marido, había visto en el juzgado de Vallecas una cruz atravesada por una bala idéntica a la de las salesas. Un comentarista desde Argentina escribe: “Tuve la gracia de visitar el altar donde se veneran las reliquias de estas siete mártires, y de tener la cruz perforada por la bala en mis manos… Fue un día que nunca olvidaré".

Recuerdo que este domingo 24 el obispo de Alcalá, monseñor Juan Antonio Reig Pla, celebrará la misa anual en honor de los mártires de Paracuellos de Jarama y por el eterno descanso de los demás allí asesinados, que será además la clausura solemne del Año de la Fe para la diócesis de Alcalá, en la capilla del Cementerio de los Mártires, a las 12 horas (ver mapa y clicar en “cómo llegar” para obtener la ruta).

Más sobre los 1.523 mártires beatificados, en “Holocausto católico”.