SANTA SEDE

El Papa Francisco invita a los fieles “a abrirse, junto con sus comunidades, al encuentro con los demás”


 

Anunciar y testimoniar el Evangelio para que nadie se quede sin percibir la ternura y la cercanía de Jesucristo. El Obispo de Roma recibió, este lunes 25 de noviembre, por la mañana, a unos trescientos voluntarios que han colaborado en el Año de la Fe, que fue «una ocasión providencial para los creyentes, para reavivar la llama de la fe, esa llama que nos ha sido confiada en el día del Bautismo, para que la custodiemos y la compartamos». Junto con su gratitud, en nombre de toda la Iglesia, Francisco, puso de relieve la importancia de la caridad, que nace de la fe cristiana vivida en cada momento y ambiente, en especial en las dificultades y sufrimientos, dejando que Dios, con su amor indestructible, nos tome en sus brazos:

«En nombre de la Iglesia, les agradezco, y juntos demos gracias al Señor por todo el bien que nos permite cumplir. En este tiempo de gracia, hemos podido redescubrir lo esencial del camino cristiano, en el que la fe, junto con la caridad, ocupa el primer lugar. La fe, en efecto, es cimiento de la experiencia cristiana, porque motiva las opciones y los actos de nuestra vida cotidiana. Es la vena inagotable de todas nuestras acciones, en la familia, en el trabajo, en la parroquia, con los amigos, en los diferentes entornos sociales. Y esta fe firme y genuina, se ve, en especial en los momentos de dificultad y de prueba: entonces el cristiano se deja tomar en brazos por Dios, y se aferra a él, con la seguridad de confiar en un amor fuerte, como roca indestructible. Precisamente en las situaciones de sufrimiento, si nos abandonamos a Dios con humildad, podemos dar un buen testimonio».

Destacando el valioso servicio de voluntariado de estos queridos amigos, en los diversos eventos del Año de la Fe, que les ha dado la oportunidad de percibir, mejor que otros, el entusiasmo de las diversas categorías de personas, que han estado participando, el Papa hizo hincapié en que la fe en Cristo reaviva los corazones e impulsa el anuncio del Evangelio, a todos sin distinción:«Juntos tenemos que alabar verdaderamente al Señor por la intensidad espiritual y el ardor apostólico, suscitados por las numerosas iniciativas pastorales promovidas en estos meses, en Roma, y en todo el mundo. Somos testigos de que la fe en Cristo es capaz de reavivar los corazones y de llegar a ser realmente la fuerza impulsora de la nueva evangelización. Una fe vivida en profundidad y con convicción tiende a abrirse con largo alcance al anuncio del Evangelio. ¡Es esta fe la que hace que nuestras comunidades sean misioneras! En efecto, para un apostolado valiente, se necesitan comunidades cristianas comprometidas, para llegar a las personas, en los ambientes donde se encuentren, aun en los más difíciles».

Renovando su gratitud, el Santo Padre reiteró su exhortación a no quedar encerrados, a salir al encuentro con los demás, en especial de los que más necesitan percibir la cercanía de Jesús:«Esta experiencia que han madurado en el Año de la Fe, les ayuda en primer lugar, a ustedes a abrirse, junto con sus comunidades, al encuentro con los demás, – esto es importante, diría esencial. Se habla tanto de pobreza, pero no siempre pensamos en los pobres de fe – sobre todo los que son los más pobres de fe y de esperanza en sus vidas. Hay tantas personas que necesitan un gesto humano, una sonrisa, una palabra verdadera, un testimonio a través del cual percibir la cercanía de Jesucristo. Que no le falte a nadie este signo de amor y de ternura que nace de la fe».

(CdM – RV)