30.11.13

Adviento: cantos para el Ordinario de la Misa

A las 12:43 AM, por Raúl del Toro
Categorías : General

 

El Ordinario de la Misa se compone de las partes con texto fijo, esto es, que no cambia según la semana o la festividad. En lo que al canto se refiere, estas partes son principalmente el Kyrie eleison (“Señor, ten piedad”), el Gloria, el Sanctus y el Agnus Dei (“Cordero de Dios”). El conjunto de estos cantos forman lo que se llama una “misa”. La tradición litúrgica de la Iglesia ha elaborado una serie de “misas” que han quedado recogidas en el llamado Kyriale Romanum, donde a cada una de ellas se le asigna un número y un nombre, cuando este último existe. Por ejemplo, la famosa misa De Angelis es la que lleva el número VIII en el Kyriale.

Aunque no existe ninguna obligación para ello, cada una de las misas del Kyriale se ha destinado tradicionalmente a un contexto litúrgico concreto. Así, la misa I Lux et origo está asociada al Tiempo Pascual, la misa IV Cunctipotens genitor Deus a las fiestas de los Apóstoles, la misa IX Cum iubilo a las solemnidades y fiestas de la Virgen, la misa XI Orbis factor a los domingos normales o del Tiempo Ordinario, y la misa XVIII a los funerales y las ferias (“días entre semana”) de Adviento y Cuaresma.

Hoy quiero presentar a los lectores La misa XVII, que es la tradicionalmente destinada a los domingos de Adviento y Cuaresma. Lo haré a través de unos vídeos del estupendo canal de youtube GradualeProject, donde su autor –experimentado cantor litúrgico- va introduciendo diversos cantos gregorianos interpretados por él mismo y acompañados de la correspondiente partitura. Creo que es un recurso de suma utilidad para todos aquellos que deseen aprender fácilmente los cantos litúrgicos gregorianos sin tener costumbre de descifrar el particular sistema de notación en que suelen estar escritos.

La misa XVII “para los domingos de Adviento y Cuaresma” permite elegir entre varios Kyries. Por su mayor sencillez y accesibilidad para los coros no especializados, presento el llamado Kyrie C. Es una melodía compuesta en el s. XIV que suena así de bien:

Dado que en los tiempos de Adviento y Cuaresma se suprime el Gloria, en lógica consecuencia esta parte no figura en la misa XVII. La siguiente parte, por tanto, es el Sanctus, cuya melodía data nada menos que del siglo XI. Es decir: ya se cantaba antes de que fueran construidas las catedrales de Santiago de Compostela o Burgos.

Y finalmente, aquí pueden escuchar el Agnus Dei, cuya melodía nos ha llegado desde el siglo XIII.

Como he señalado antes, no hay ninguna obligación de asociar una melodía determinada a una festividad o tiempo litúrgico concreto. Basta con respetar el exacto texto litúrgico, lo cual no es poco en los tiempos que corren. Pero sería estupendo retomar una muy saludable práctica comenzada en las décadas anteriores al Vaticano II e interrumpida por el generalizado caos antilitúrgico de los años 70 y posteriores: el aprendizaje por parte del pueblo de algunas misas del Kyriale. Además de la misa VIII De Angelis podrían incluirse en esa selección popular la mencionada misa XVII para los domingos de Adviento y Cuaresma, la misa IX para las festividades de la Virgen, y la XVIII para los funerales, aniversarios y las ferias de Adviento y Cuaresma.

Vamos, la hermenéutica de la continuidad, el cumplimiento de lo establecido por el Vaticano II y la puesta en práctica de la exhortación post-sinodal Sacramentum Caritatis de Benedicto XVI:

62. Lo dicho anteriormente, sin embargo, no debe ofuscar el valor de estas grandes liturgias. En particular, pienso en las celebraciones que tienen lugar durante encuentros internacionales, hoy cada vez más frecuentes. Se las debe valorar debidamente. Para expresar mejor la unidad y universalidad de la Iglesia, quisiera recomendar lo que ha sugerido el Sínodo de los Obispos, en sintonía con las normas del Concilio Vaticano II: [182] exceptuadas las lecturas, la homilía y la oración de los fieles, sería bueno que dichas celebraciones fueran en latín; también se podrían rezar en latín las oraciones más conocidas[183] de la tradición de la Iglesia y, eventualmente, cantar algunas partes en canto gregoriano. Más en general, pido que los futuros sacerdotes, desde el tiempo del seminario, se preparen para comprender y celebrar la santa Misa en latín, además de utilizar textos latinos y cantar en gregoriano; y se ha de procurar que los mismos fieles conozcan las oraciones más comunes en latín y que canten en gregoriano algunas partes de la liturgia.

Porque en eso estamos, ¿o no?

 

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