12.01.14

Un papelito de Rafaela para el señor Ramón

A las 11:10 AM, por Jorge
Categorías : Señora Rafaela

 

Cuando el señor Ramón se ponía pelma, no era fácil de contentar. Anticlerical de toda la vida, con un toque de intelectual y una sonrisa de esas de perdona vidas. Con lo bien que estaban las mujeres solas y esa tarde tuvo que arrimarse el buen hombre.

No le faltaban teorías, razonamientos, algún dato de esos que dejaban a la gente asombrada, menos a Rafaela, que cuando le escuchaba hablar de sus filosofías como él llamaba a sus peroratas le decía: “anda Ramón, que tú una vez leíste un libro y todavía no lo has digerido”.

Las mujeres volvían de misa, así que tocó, una vez más, criticar a los curas y a la Iglesia. Nada nuevo. Lo bien que viven, no dan golpe, encima hay que pagarles la casa y un buen sueldo, y mira… luego como todos, que ya ves cómo decían que aquél tuvo una niña con la Fulanita, y ese otro cura que tuvimos que si se entendía con la Menganita. Y ahora ¿qué me dices? Ya ni sotana la mayor parte, visten como nosotros, no dan golpe, su buen coche, la casa del cura que les damos, y todos tienen sus líos con mujeres o con lo que sea. Dale y dale, y el señor Ramón que venga a soltar mamporros a los sacerdotes. Las mujeres en esos casos callaban, porque si llevaban la contraria lo ponían peor.

El señor Ramón se iba creciendo por momentos, para llegar a la sabida conclusión: el mejor oficio, el más rentable, el más cómodo, cura. Rafaela se levantó y con un simple ahora vengo dejó la tertulia. A los pocos minutos regresó con un papel en la mano. Oye Ramón, tú tienes dos nietos en el paro, ¿verdad? Pues mira, diles que vayan a esta dirección, que van a conseguir trabajar en el oficio más cómodo y rentable. ¿Y qué me das? pregunto Ramón. Anda este, pues la dirección del seminario, así se hacen curas y a vivir del cuento.

Sin saber muy bien cómo salir del paso, el señor Ramón solo llegaba a decir que no, que eso era un oficio de mala gente y que él quería nietos honrados. Pues vaya, lo estábamos terminando de arreglar. Pero si se trataba de dejar claras las cosas Rafaela se apuntaba la primera. ¿Nietos honrados?

Ramón, dime una cosa. ¿Cuántos años estuvo de cura en el pueblo don Martín? Lo menos treinta… ¿Te acuerdas cuando se fue qué se llevaba, que tenía el buen hombre? El coche y poco más. ¿Cuánto tiempo estuvo tu chico de alcalde? ¿Cuatro años? Y antes de ser alcalde ¿dónde vivía? en el bajo de tu casa, ¿y en qué trabajaba? con las vacas. ¿Dónde vive ahora? En un buen chalet. ¿Y trabaja? Sigue con las vacas…

Está todo claro. Y no pierdas el papelito con la dirección, que a lo mejor le viene bien a alguno de tus nietos.