ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 12 de enero de 2014

La frase del día

"El Bautismo, nos ayuda a reconocer en el rostro de las personas necesitadas, en los que sufren, también de nuestro prójimo, el rostro de Jesús. Es gracias a esta fuerza del Bautismo".
El papa Francisco (8 enero 2014)

 


El papa Francisco

El Papa anuncia los nuevos cardenales del próximo Consistorio
16 nuevos miembros electores para el colegio cardenalicio y tres arzobispos eméritos

Francisco: "Dios nos da en Cristo la garantí­a de un amor indestructible"
Texto completo del Papa en la oración del Ángelus

El papa Francisco: "la fe es la mejor herencia para los hijos"
El Santo Padre ha bautizado a 32 niños en la Capilla Sixtina

Santa Sede

Nuevos cardenales: 8 europeos, 7 americanos, 2 africanos y 2 asiáticos
16 purpurados electores y 3 arzobispos eméritos formarán parte­ del Colegio Cardenalicio a partir de febrero

Mirada al mundo

El cardenal Cipriani convoca un Sínodo Arquidiocesano en Lima
El purpurado pidió que los sacerdotes faciliten el sacramento del bautismo a los fieles

Espiritualidad

San Antonio María Pucci
«La vida del padre Pucci bien puede calificarse como la labor heroica e impagable de un santo cura de pueblo; dio su vida por todos. Murió después de haber cubierto con su manta a un indigente que yacía en la calle aterido de frío»


El papa Francisco


El Papa anuncia los nuevos cardenales del próximo Consistorio
16 nuevos miembros electores para el colegio cardenalicio y tres arzobispos eméritos

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 12 de enero de 2014 (Zenit.org) - El Santo Padre ha anunciado el nombre de los 16 nuevos cardenales que entrarán a formar parte del colegio cardenalicio el próximo 22 de febrero y otros 3 arzobispos eméritos. Lo ha hecho al finalizar la oración del Ángelus, desde la ventana del Palacio Apostólico.

"Como ya ha sido anunciado, el próximo 22 de febrero, fiesta de la Cátedra de San Pedro, tendré la alegría de celebrar un Consistorio, durante el cual nombraré 16 nuevos cardenales, que, pertenecientes a 12 naciones del mundo, representan la profunda relación eclesial entre la Iglesia de Roma y las otras Iglesias esparcidas por el mundo. Al día siguiente presidiré una solemne concelebración con los nuevos cardenales, mientras que el 20 y 21 de febrero tendré un Consistorio con todos los cardenales para reflexionar sobre el tema de la familia".

Con estas palabras el papa Francisco ha anunciado la creación de los nuevos cardenales. Monseñor Pietro Parolín, arzobispo titular de Acquapendente y secretario de Estado; monseñor Lorenzo Baldisseri, arzobispo titular de Diocleziana, Secretario General del Sínodo de los obispos; monseñor Gerhard Ludwig Müller, arzobispo-obispo emérito de Regensburg, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe; monseñor Beniamino Stella, arzobispo titular de Midila, prefecto d ela Congregación para el Clero; monseñor Vincent Gerard Nichols, arzobispo de Westminster (Gran Bretaña); monseñor Leopoldo José Brenes Solórzano, arzobispo de Managua (Nicaragua); monseñor Gérald Cyprien Lacroix, arzobispo de Québec (Canadá); monseñor Jean-Pierre Kutwa, arzobispo de Abidjan (Costa de Marfil); monseñor Orani João Tempesta, arzobispo de Río de Janeiro (Brasil); monseñor Gualtiero Bassetti, arzobispo de Perugia (Italia); monseñor Mario Aurelio Poli, arzobispo de Buenos Aires (Argentina); monseñor Andrew Yeom Soo jung, arzobispo de Seúl (Corea); monseñor Ricardo Ezzati Andrello, S.D.B., arzobispo de Santiago del Chile; monseñor Philippe Nakellentuba Ouédraogo, arzobispo de Ouagadougou (Burkina Faso); monseñor Orlando B. Quevedo, O.M.I., arzobispo de Cotabato (Filipinas); monseñor Chibly Langlois, obispo de Les Cayes (Haití).

Junto a estos, ha dicho el papa Francisco, "uniré a los miembros del colegio cardenalicio a 3 arzobispos eméritos, que se han distinguido por su servicio a la Santa Sede y a la Iglesia". Estos son: monseñor Loris Francesco Capovilla, arzobispo titular de Mesembria; monseñor Fernando Sebastián Aguilar, C.M.F., arzobispo emérito de Pamplona y monseñor Kelvin Edward Felix, arzobispo emérito de Castries.

Finalmente el Papa ha pedido oración por los nuevos Cardenales, para que "revestidos por las virtudes y los sentimientos del Señor Jesús Buen Pastor, puedan ayudar más eficazmente al obispo de Roma en su servicio a la Iglesia universal".

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Francisco: "Dios nos da en Cristo la garantí­a de un amor indestructible"
Texto completo del Papa en la oración del Ángelus

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 12 de enero de 2014 (Zenit.org) - El Santo Padre se ha asomado a la ventana del estudio en el Palacio Apostólico al medio día, para recitar el Ángelus, acompañado de los fieles presentes en la plaza de San Pedro.

Estas son las palabras del santo padre Francisco para introducir la oración mariana:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

hoy es la fiesta del Bautismo del Señor y esta mañana he bautizado a treinta y dos niños.

Doy gracias con vosotros al Señor por estas criaturas y por cada vida nueva. ¡Cuánto me gusta bautizar niños! ¡Me gusta muchos! Cada niño que nace es un don de alegría y de esperanza, y cada niño que es bautizado es un prodigio de la fe y una fiesta para la familia de Dios.

El Evangelio de hoy subraya que, cuando Jesús recibió el bautismo de Juan en el río Jordán "se abrieron a él los cielos". Esta cumple las profecías. De hecho, hay una invocación que la liturgia nos hace repetir en el tiempo de Adviento: " Si rasgaras el cielo y descendieras". Si los cielos permanecen cerrados,  nuestro horizonte en esta vida terrena está oscuro, sin esperanza. Sin embargo, celebrando la Navidad, la fe una vez más nos ha dado la certeza de que los cielos se han desgarrado con la venida de Jesús. Y en el día del bautismo de Cristo todavía contemplamos los cielos abiertos. La manifestación del Hijo de Dios sobre la tierra marca el inicio del gran tiempo de la misericordia, después que el pecado había cerrado los cielos, elevando como una barrera entre el ser humano y su Creador. ¡Con el nacimiento de Jesús los cielos se abren! Dios nos da en Cristo la garantía de una amor indestructible. Desde que el Verbo se ha hecho carne y es por tanto posible ver los cielos abiertos. Fue posible para los pastores de Belén, para los Magos de Oriente, para el Bautista, para los Apóstoles de Jesús, para san Esteban, el primer mártir, que exclamó: "¡Contemplo los cielos abiertos!". Y es posible también para cada uno de nosotros, si nos dejamos invadir por el amor de Dios, que nos es donado la primera vez en el Bautismo por medio del Espíritu Santo. Dejémonos inundar por el amor de Dios. Este es el gran tiempo de la misericordia.No lo olvidéis. Este es el gran tiempo de la misericordia. Cuando Jesús recibió el bautismo de penitencia de Juan Bautista, solidarizando con el pueblo penitente - Él sin pecado y no necesitado de conversión -, Dios Padre hizo escuchar su voz desde el cielo: "Este es mi Hijo amado: en Él me complazco". Jesús recibe la aprobación del Padre celeste, que lo ha enviado precisamente para que acepte compartir nuestra condición, nuestra pobreza. Compartir es la verdadera forma de amar. Jesús no se disocia de nosotros, nos considera hermanos y comparte con nosotros. Y así nos hace hijos, junto a Él, de Dios Padres. Esta es la revelación y la fuente del verdadero amor. Y este es el gran tiempo de la misericordia. ¿No os parece que en nuestro tiempo haya necesidad de un suplemento de compartir fraterno y de amor? ¿No os parece que todos tengamos la necesidad de un suplemento de caridad? No esa que se conforma con la ayuda improvisada que no implica, que no pone en juego, sino esa caridad que comparte, que se hace cargo del malestar y del sufrimiento del hermano. ¡Ese sabor adquiere la vida cuando nos dejamos inundar por el amor de Dios! Pidamos a la Virgen Santa que nos apoye con su intercesión en nuestro compromiso de seguir a Cristo sobre el camino de la fe y de la caridad, la vida trazada por nuestro Bautismo.

Al finalizar estas palabras, se ha realizado la oración del Ángelus. A continuación, Francisco ha proseguido:

Queridos hermanos y hermanas,

dirijo a todos vosotros mi saludo cordial, en particular a las familias y a los fieles venidos de diversas parroquias de Italia y de otros países, como también a las asociaciones y a los diferentes grupos.

Hoy quisiera dirigir un pensamiento especial a los padres que han llevado a sus hijos al bautismo y a aquellos que están preparando el bautismo de un hijo. Me uno a la alegría de estas familias, doy gracias con ellos al Señor, y rezo para que el bautismo de los niños ayude a los mismos padres a redescubrir la belleza de la fe y a volver de una forma nueva a los sacramentos y a la comunidad.

A todos os deseo un feliz domingo y una buena comida. ¡Hasta pronto!

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El papa Francisco: "la fe es la mejor herencia para los hijos"
El Santo Padre ha bautizado a 32 niños en la Capilla Sixtina

Por Rocío Lancho García

CIUDAD DEL VATICANO, 12 de enero de 2014 (Zenit.org) - En el privilegiado entorno de la Capilla Sixtina, hoy, día de la Solemnidad del Bautismo del Señor  el Santo Padre ha bautizado a 32 niños - 18 niñas y 14 niños -, siguiendo una tradición comenzada por Juan Pablo II y consolidada también por Benedicto XVI. La ceremonia ha sido acompañada por las voces del Coro de la Capilla Sixtina a la par que se escuchaban los llantos de los pequeños que han recibido hoy el sacramento de la iniciación cristiana. El Papa ha celebrado acompañado por monseñor Parolín, secretario de Estado; monseñor Konrad Krajewski, limosnero del Papa; monseñor Giampero Gloder, nuncio apostólico y presidente de la Pontificia Académica Eclesiástica; y monseñor Fernando Vérgez, secretario general del Gobernatorado del Estado de la Ciudad del Vaticano.

Al comienzo de la celebración, el Santo Padre ha preguntado a los padres "¿qué nombres dais a vuestro hijo?" y "¿qué pedís para vuestros hijos a la Iglesia de Dios?". A continuación el Papa les ha recordado su compromiso en la educación en la fe. Siguiendo el rito del sacramento, también ha preguntado a los padrinos si están dispuestos a ayudar a los padres en esta tarea. A estas palabras les ha seguido el signo en la cruz sobre la frente de los niños por parte del Santo Padre, los padres y los padrinos.

Durante la breve homilía Francisco ha insistido en que la fe es la más bella herencia que se deja a los hijos. Por otro lado, también ha explicado que Jesús no tenía la necesidad de ser bautizado. Pero Jesús, con su cuerpo, su divinidad, "en el bautismo ha bendecido todas las aguas dándoles el poder de dar el Bautismo".  Así como Jesús pidió que fuéramos por todo el mundo a bautizar, "desde aquel día hasta hoy, esta es una cadena ininterrumpida".

El Papa ha recordado a los padres que la transmisión de la fe es como una cadena, y estos niños que hoy han sido bautizado en la Sixtina, "son un eslabón de esta cadena". "Vosotros padres que traéis a los niños, después de algunos años serán ellos lo que tengan a un hijo o un nieto al que bautizar y la cadena continúa", ha señalado.

Nuevamente, el Papa ha subrayado a los padres que son transmisores de la fe y tienen el deber de hacerlo. Por ellos les ha invitado a llevar a casa este pensamiento "debemos ser transmisores de la fe".

Aprovechando los llantos de los niños pequeños, Francisco ha advertido que hoy "el coro más bonito es el de los niños que hacen ruido". El Pontífice ha señalo que los niños llorarán porque estarán incómodos o porque tengan hambre, y por ello el Papa le ha dicho a las madres "si tienen hambre dadles de comer, no os preocupéis, ellos son aquí los principales".

Al finalizar la homilía, cada niño, en brazos de sus madres y junto al padre, en la pila bautismal recibían el agua del bautismo mientras Francisco pronunciaba sus nombres. Después, los concelebrantes se han acercado uno a uno a los niños para ungirles con el óleo. Los padres han sido los encargados de acercarse hasta el cirio pascual para encender la vela para sus hijos en representación de la luz de Cristo.

Una ceremonia en la que la solemnidad del sacramento y el lugar se ha visto acompañada por la espontaneidad y naturalidad que han aportado los pequeños.

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Santa Sede


Nuevos cardenales: 8 europeos, 7 americanos, 2 africanos y 2 asiáticos
16 purpurados electores y 3 arzobispos eméritos formarán parte­ del Colegio Cardenalicio a partir de febrero

Por Rocío Lancho García

CIUDAD DEL VATICANO, 12 de enero de 2014 (Zenit.org) - El Papa ha anunciado esta mañana al finalizar la oración del Ángelus, el nombre de los nuevos cardenales que creará en el próximo Consistorio del 22 de febrero. Son 16 nuevos cardenales electores y 3 arzobispos eméritos formarán parte del nuevo Colegio Cardenalicio creados por Francisco.

El Santo Padre ha mantenido la regla de los 120 electores de menos de 80 años cumplidos. Actualmente había 13 puestos "vacantes", y otros 3 permanecerán "vacantes" antes del próximo mes de mayo. De los 16 nuevos futuros cardenales electores, 4 son miembros de la curia: monseñor Parolín -secretario de Estado-, monseñor Müller -prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe-, monseñor Baldisseri - secretario general del Sínodo- y monseñor Stella -prefecto de la Congregación para el Clero. Los otros 12 son arzobispos y obispos residentes en 12 nacionalidades diferentes.

Entre los prelados residenciales electores se encuentran dos europeos: monseñor Nichols, arzobispo de Westminster y monseñor Bassetti, arzobispo de Perugia.  De América hay seis: monseñor Leopoldo José Brenes Solórzano, arzobispo de Managua (Nicaragua); monseñor Gérald Cyprien Lacroix, arzobispo de Québec (Canadá); monseñor Orani João Tempesta, arzobispo de Río de Janeiro (Brasil); monseñor Mario Aurelio Poli, arzobispo de Buenos Aires (Argentina); monseñor Ricardo Ezzati Andrello, S.D.B., arzobispo de Santiago del Chile y monseñor Chibly Langlois, obispo de Les Cayes (Haití). Procedentes de África son dos: monseñor Jean-Pierre Kutwa, arzobispo de Abidjan (Costa de Marfil) y monseñor Philippe Nakellentuba Ouédraogo, arzobispo de Ouagadougou (Burkina Faso). Y finalmente dos asiáticos: monseñor Andrew Yeom Soo jung, arzobispo de Seúl (Corea) y monseñor Orlando B. Quevedo, O.M.I., arzobispo de Cotabato (Filipinas).

Cabe destacar la elección de los cardenales de Burkina Faso y de Haití, se lee en una nota de la Oficina de Prensa del Vaticano, ya que  "indica la atención por los pueblos afectados por la pobreza". Asimismo, ha elegido prelados de sede no tradicionalmente "cardenalicias" como es el caso de la ciudad italiana de Perugia y Midanao en Filipinas.

Los arzobispos eméritos mayores de 80 años y por tanto no electores son: monseñor Capovilla, arzobispo titular de Mesembria; monseñor Sebastián Aguilar, C.M.F., arzobispo emérito de Pamplona (España) y monseñor Edward Felix, arzobispo emérito de Castries (Santa Lucía).

Entre los cardenales no electores destaca la figura de monseñor Capovilla, secretario del papa Juan XXIII, que será canonizado el próximo mes de abril.

De los nuevos cardenales, el más anciano es monseñor Capovilla con 98 años y el más joven es monseñor Langlois, de 55.

Con estos nombramientos realizados en la mañana de hoy por el papa Francisco y considerando que el cardenal Giovanni Battista Re cumple 80 años el 30 de enero, el Colegio Cardenalicio estará formado por un total de 218 purpurados, de los cuales 122 son electores.  El total de cardenales representan los cinco continentes a través de 68 países, 52 de los cuales tienen cardenales electores. Europa tiene un total de 116 cardenales, 61 electores. América por su parte tiene 58 cardenales, 34 de ellos electores. África, tiene 19 cardenales de los cuales 13 son electores. Son 21 los cardenales de Asia, con 13 de ellos electores. Y finalmente Oceanía tiene 4 con tan solo 1 cardenal elector.

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Mirada al mundo


El cardenal Cipriani convoca un Sínodo Arquidiocesano en Lima
El purpurado pidió que los sacerdotes faciliten el sacramento del bautismo a los fieles

Por Redacción

ROMA, 12 de enero de 2014 (Zenit.org) - El cardenal Juan Luis Cipriani, arzobispo de Lima, anunció en el programa Diálogo de Fe del sábado 11 de enero, que ha convocado a un Sínodo Arquidiocesano en la capital peruana que permitirá "analizar el trabajo de la Iglesia local y proponer una orientación y un camino a seguir para los próximos años".

El purpurado afirmó que este Sínodo Arquidiocesano lo convoca motivado por la petición del Papa a la Iglesia de "que se organice de tal manera que podamos ir al encuentro de la gente en su trabajo, en sus problemas y en sus familias”.

Asimismo aseguró que “esto me ha llevado a meditarlo, consultarlo y darlo a conocer. Empezará toda una propuesta y una organización. Pero desde ya les pido oraciones para que el sínodo tenga muchos frutos, para que la Iglesia sea más cercana y realmente responda a las necesidades de la gente”.

Por otro lado, el cardenal reflexionó sobre el bautismo, en el marco de la Fiesta del Bautismo del Señor, que se celebra hoy 12 de enero.  “Por el bautismo me incorporo al amor de Dios, al pensamiento de Dios, a la alegría de Dios. La fe es un embarcarse porque creo que Dios no me engaña y nunca me abandona. Esa fe me lleva a grandes desafíos”, explicó el arzobispo de Lima.

Por este motivo, exhortó "a los padres de familia a no retrasar los bautizos de sus hijos y a los sacerdotes les pidió mayor disponibilidad y facilidades para la celebración de este sacramento de iniciación cristiana".

“Sacerdotes, faciliten esas charlas y esos horarios de atención, no la hagan larga, abran las puertas de las parroquias para recibir a los papás y padrinos. Hay que abrir las puertas del cielo a esas criaturas. Padres, no sean flojos, hagan un pequeño espacio. Bauticen a sus hijos pequeños y sean los garantes de la educación en la fe de sus hijos”, animó el purpurado.

Del mismo modo quiso recordar que “la mamá no le pregunta a la criatura de un mes si quiere mamar o no, ella sabe que tiene que alimentarse. La mamá asume una responsabilidad porque quiere a esa criatura. Por qué privarla de ese regalo, el gran tesoro de ser hijos de Dios, apoyado en la fe de los padres y los padrinos”.

En otro momento se refirió a la fraternidad humana a la cual estamos llamados desde que Dios mandó a su hijo para redimirnos y amarnos.“Hay que darnos cuenta que el vivir como hermanos en una familia, en una empresa, en un país, supone apoyarse en ese sacrificio que es respetar la honra, la opinión y el modo de ser del otro”, añadió.

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Espiritualidad


San Antonio María Pucci
«La vida del padre Pucci bien puede calificarse como la labor heroica e impagable de un santo cura de pueblo; dio su vida por todos. Murió después de haber cubierto con su manta a un indigente que yacía en la calle aterido de frío»

Por Isabel Orellana Vilches

MADRID, 12 de enero de 2014 (Zenit.org) - Incontables sacerdotes han entregado su vida a Dios ejerciendo su labor pastoral en poblaciones de escaso relieve. En estas misiones, frecuentemente teñidas de soledades, han amasado heroicas virtudes sosteniendo firmemente su vocación con la gracia de Cristo, y haciendo que ésta germine en una inagotable cascada de bendiciones. Han sido el punto de referencia más cercano que las buenas gentes han tenido para proponerse la búsqueda de la santidad.

Eustaquio, que ese era el nombre de pila de Pucci, se santificó siendo sacerdote de una parroquia durante medio siglo, como miembro de la Congregación de los Siervos de María (Servitas), en la que adoptó el nombre de Antonio María. Había nacido en la localidad italiana de Poggiole, colindante a Pistoia, el 16 de abril de 1819. Era uno de los siete hermanos de una humilde familia, y como tal estaba destinado por su padre a ser labrador. Pero él acariciaba el sueño de convertirse en sacerdote. Siendo un monaguillo servicial y piadoso, don Luigi, el párroco que le ayudaba a estudiar, se fijó en él. Y cuando el joven cumplió 18 años, el bondadoso presbítero se entrevistó con su padre, quien no ocultó su juicio negativo respecto a la vocación que mostraba su hijo. Esta resistencia se venció poco después y Eustaquio fue ordenado en 1843.

No era agraciado, ni resultaba simpático. Ahora bien, ni su voz nasal de tono monótono, ni sus ligeros gestos nerviosos eclipsaron su piedad. Y su labor apostólica, realizada entre las gentes sencillas, daba grandes frutos porque ayudaba a todos a remontar las debilidades y a superar dificultades de diverso calado. Erraron los que al hablar de su eventual proceso de canonización lo tildaron de un hombre ordinario. Las personas se encariñaban con el humilde párroco, que vivió durante cuarenta y cinco años una heroicidad perseverante y oculta, solo manifiesta a los ojos de Dios. El cardenal Laurenti, prefecto de la Congregación de Ritos, confió al P. Ferrini, postulador general de la Orden: «Si el padre Pucci ha sido siempre buen párroco y buen religioso a la vez, es sin duda un santo de verdad».

Dedicado a los menesteres pastorales en la parroquia de san Andrés de Viareggio, se centraba en labores diversas: enseñanza del catecismo, ayuda a los pobres, acciones sociales, dirección de grupos de seglares, fundación de religiosas, del apostolado del mar, etc. Y de forma especial se ocupó de los niños pobres y enfermos. Daba singular relieve a las celebraciones de las primeras comuniones. Y repartía premios, como el de la «Befana» (o «hada-buena»), remedo de la tradición española de los Reyes Magos; él mismo se implicaba llevando gustoso los juguetes al domicilio de los pequeños.

Calibrando la importancia de ofrecer una formación integral a los jóvenes y en función también de la enseñanza del catecismo, instituyó la «Compañía de San Luís». Sin saberlo, y sin haber tenido ocasión de encontrarse en vida, el padre Pucci realizaba con los jóvenes una labor paralela a la que san Juan Bosco efectuaba en esa época en Turín. Conocedor de la riqueza del buen humor para la vida espiritual, en el reglamento de la asociación dirigida a los jóvenes había escrito que «buscaran un buen amigo y huyeran de los tristes».

Su ejercicio pastoral fue bendecido con vocaciones de personas a las que dirigía. Fue impulsor, entre otras obras, de las Siervas de María de Viareggio y de «La Pía Unión de los hijos de San José». Instituyó la Cofradía de la Misericordia y la Conferencia de San Vicente, todo con objeto de ejercitar la caridad con los más necesitados, a los que entregaba sin dudarlo su manteo y colchón cuando el frío glacial los dejaba ateridos. Los pobres y enfermos tenían en él siempre una mano amiga. Los buscaba por las calles para darles ayuda y consuelo; ello caló en el corazón de las gentes que lo denominaron «padre de los pobres».

Como religioso, fue superior de la casa de Viareggio en 1859, y reelegido, excepcionalmente, de modo permanente. En 1883 su gobierno se extendió a toda la Toscana; estuvo presidido por la preocupación de ser amado más que temido, de ser caritativo, servidor de todos y no dominador. Este apóstol de la caridad, devotísimo de la Virgen de los Dolores, humilde, consolador de los afligidos, insigne confesor, gran reconciliador y dador de paz, que fue agraciado con dones extraordinarios diversos, una vez más se apiadó de un pobre que yacía en el suelo aterido de frío. Le dio su manto para que se cubriera, y ello le acarreó una grave pulmonía, a consecuencia de la cual murió el 14 de enero de 1892, a la edad de 73 años. Fue beatificado por Pío XII el 22 de junio de 1952, y canonizado por Juan XXIII el 9 de diciembre de 1962.

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