13.01.14

Dos monjas mártires en represalia a un bombardeo

A las 1:19 AM, por Santiago Mata
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Las dos mártires beatificadas del 13 de enero de 1937 fueron asesinadas en Casillas de Martos (Jaén): Se trata de la superiora del colegio y casa de las religiosas de la Divina Pastora en Martos, Francisca Inés (Victoria de Jesús) Valverde González, de 48 años, natural de Vicálvaro y beatificada en 2013; y de María Francisca (Francisca de la Encarnación) Espejo y Martos, hermana profesa en el monasterio de la Santísima Trinidad de Martos, de 63 años, natural de esa localidad jienense y beatificada en 2007.

Con otra monja más y medio centenar de laicos

Las dos religiosas fueron asesinadas junto con medio centenar de personas, elegidas por sus ideas políticas de derechas o por su carácter religioso, en represalia a un bombardeo de la aviación franquista que tuvo lugar dos días antes. Entre las elegidas debían estar las superioras de las tres comunidades religiosas femeninas de Martos. A sor Francisca de la Encarnación la confundieron con la priora de su convento, y se la llevaron los milicianos el día 12 de la casa familiar junto con su tía sor Rosario, de más de 80 años. Cuando llegaron a la plaza, una joven, hermana de otra monja trinitaria, se encaró con los milicianos, diciéndoles: “¿Qué hacéis? ¿Creéis que matando a este elemento vais a ganar la guerra?”. Los milicianos se quedaron mirando a la anciana monja, congestionada, con las piernas hinchadas, y finalmente le dijeron que se volviera a casa de su sobrino. Ambas monjas se abrazaron, llorando, según los testimonios consultados por Pedro Aliaga.

Francisca de la Encarnación fue encerrada en los calabozos del Ayuntamiento, linderos con su convento. Allí coincidió con la superiora del colegio de la Divina Pastora, y con sor María de los Ángeles, religiosa trinitaria, que sobrevivió a los hechos y contó: “nos animábamos unas a otras, pensando que pronto seríamos llevadas al cielo. Nuestras conversaciones eran recordar a los mártires de las catacumbas. Rezábamos el santo rosario para que la Santísima Virgen nos sostuviera en la próxima lucha, y al terminar de rezar me dijo: Te van a ver el rosario, y yo intrépida dije: Me lo lío en las ligas, y no creo lo encuentren ahí.” La tercera religiosa asesinada fue la madre Isabel, abadesa de las clarisas (no beatificada). El resto de presos eran varones. Los llevaron en camiones de madrugada a la aldea de Casillas de Martos y en su cementerio los fusilaron. De las tres monjas, a dos las llevaron a las verjas del cementerio, tratando de abusar de ellas. Ellas se resistieron, abrazándose a las verjas, y allí mismo fueron fusiladas. A Sor Francisca se la llevó un miliciano a una hondonada cercana, para abusar de ella, sin lograrlo, porque se resistió con todas las fuerzas, provocando la ira del agresor, que la mató a fuerza de golpes en la cabeza, con la culata del fusil, como se pudo comprobar al exhumar el cadáver. Una vez muerta, la llevó arrastrando hasta echarla a una de las tres fosas que habían cavado en el cementerio, en que yacían ya los hombres recién fusilados.

Más sobre los 1.523 mártires beatificados, en “Holocausto católico”.