“Ciertamente Cristo no ha sido dividido. Pero debemos reconocer sinceramente, con dolor, que nuestras comunidades continúan a vivir divisiones que son de escándalo. ¡La división entre nosotros cristianos es un escándalo! No hay otra palabra: ¡un escándalo!” con estas palabras reflexionaba el papa Francisco, en su alocución previa al rezo del Ángelus, acerca de la unidad deseada entre los cristianos dentro de la semana de oración dedicada a este motivo.
Una alocución en la que tuvo presente al pueblo sirio pidiendo a los líderes reunidos en Montreux, Suiza ”que, buscando únicamente el mayor bien del pueblo sirio, tan sufrido, no escatimen ningún esfuerzo para llegar con urgencia al cese de la violencia y a poner fin al conflicto, que ha causado ya demasiados sufrimientos”.
Texto completo del Papa en la Alocución previa al Ángelus
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
El sábado pasado ha comenzado la Semana de Oración por la unidad de los cristianos, que se concluirá el próximo sábado, fiesta de la Conversión de San Pablo apóstol. Esta iniciativa espiritual, como nunca preciosa, involucra a las comunidades cristianas hace más de cien años. Se trata de un tiempo dedicado a la oración por la unidad de todos los bautizados, según la voluntad de Cristo: “que todos sean una sola cosa” (Jn 17,21). Cada año, un grupo ecuménico de una región del mundo, bajo la guía del Consejo Ecuménico de las Iglesias y del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, sugiere el tema y prepara los subsidios para la Semana de oración. Este año tales subsidios provienen de las Iglesias y Comunidades eclesiales de Canadá y hacen referencia a la pregunta dirigida por San Pablo a los cristianos de Corinto: “¿Acaso está dividido Cristo?” (1 Cor 1,13).
Ciertamente Cristo no ha sido
dividido. Pero debemos reconocer sinceramente, con dolor, que
nuestras comunidades continúan a vivir divisiones que son de
escándalo. ¡La división entre nosotros cristianos es un escándalo!
No hay otra palabra: ¡un escándalo! “Cada uno de ustedes – escribía
el Apóstol – dice: “Yo soy de Pablo”, “Yo en cambio soy de Apolo”,
“Y yo de Cefa”, “Y yo de Cristo” (1,12).
También aquellos que profesaban a Cristo como su cabeza no son
aplaudidos por Pablo, porque usaban el nombre de Cristo para
separarse de los otros al interior de la comunidad cristiana. ¡Pero
el nombre de Cristo crea comunión y unidad, no división! Él ha
venido para hacer comunión entre nosotros, no para dividirnos. El
Bautismo y la Cruz son elementos centrales del discipulado cristiano
que tenemos en común. Las divisiones en cambio debilitan la
credibilidad y la eficacia de nuestro compromiso de evangelización y
arriesgan con vaciar la Cruz de su potencia. (1,17).
Pablo reprende a los corintios por
sus disputas, pero también da gracias al Señor “por la gracia de
Dios que les ha sido dada en Cristo Jesús, porque en él han sido
enriquecidos de todos los dones, aquellos de la palabra y aquellos
del conocimiento” (1,4-5). Estas palabras de Pablo no son una simple
formalidad, sino el signo de que él ve ante todo – y de esto se
alegra sinceramente- los dones hechos por Dios a la comunidad. Esta
actitud del Apóstol es un estímulo para nosotros y para cada
comunidad cristiana a reconocer con alegría los dones de Dios
presentes en otras comunidades. No obstante el sufrimiento de las
divisiones, que lamentablemente todavía permanecen, acogemos, las
palabras de Pablo como una invitación a alegrarnos sinceramente de
las gracias concedidas por Dios a otros cristianos. Tenemos el mismo
Bautismo, el mismo Espíritu Santo que nos ha dado las gracias,
reconozcamos y alegrémonos.
Es bello reconocer la gracia con la cual Dios nos bendice y, todavía
más, encontrar en otros cristianos algo de lo cual tenemos
necesidad, algo que podríamos recibir como un don de nuestros
hermanos y de nuestras hermanas. El grupo canadiense que ha
preparado los subsidios de esta Semana de Oración, ha invitado a las
comunidades a pensar en aquello que podrían dar a sus vecinos
cristianos, pero les ha exhortado a encontrarse para entender lo que
todas pueden recibir cada vez de las otras. Esto necesita de algo
más. Necesita mucha oración, necesita humildad, necesita reflexión y
continua conversión. Sigamos adelante por esta vía, orando por la
unidad de los cristianos para que este escándalo termine y no esté
más entre nosotros. ¡Gracias!
Llamamiento del Santo Padre por la paz en Siria
Hoy se abre en Montreux, Suiza, una Conferencia internacional de apoyo por la paz en Siria a la cual seguirán las negociaciones que se desarrollarán en Ginebra a partir de este 24 de enero. Ruego al Señor que toque los corazones de todos para que, buscando únicamente el mayor bien del pueblo sirio, tan sufrido, no escatimen ningún esfuerzo para llegar con urgencia al cese de la violencia y a poner fin al conflicto, que ha causado ya demasiados sufrimientos. Deseo a la querida nación siria un camino decidido de reconciliación, de concordia y de reconstrucción, con la participación de todos los ciudadanos, donde cada uno pueda encontrar en el otro no un enemigo, no un contendiente, sino un hermano para acoger y para abrazar.
(RV. Foto: Reuters)