Tribuna abierta

Ordo Virginum: La alegría del Evangelio en la esposa de Cristo

 

La alegría del Evangelio recorre los siglos y los pueblos de generación en generación. ¡Alégrate, Hija de Sion, porque el Señor está en ti!, repetían los profetas y los salmistas. Magnificat, canta la Virgen Maria al saludar a su prima Isabel. ¡Alegraos en el Señor! dice san Pablo a los Filipenses.

01/02/14 10:12 PM


La alegría del Evangelio para una virgen consagrada: ¿en qué consiste? Dios está conmigo, desde el vientre materno me escogió para ser su esposa, en la niñez y juventud me cuidó y me hizo conocer su amor de predilección, en la madurez me insertó por pura gracia en el corazón de la Iglesia (por más que ya estaba en ella desde el día de mi bautismo), dándome «la mejor part

Y la esposa se alegra con su esposo. Mi alegría es la de Jesus, a quien encuentro y reencuentro da tras día, en la salud y en la enfermedad, en el «éxito» y en el «fracaso». Es la alegría de conocer cuánto nos ha amado el Padre al hacernos hijos en su Hijo, la alegría de haber sido elegida por pura gracia para compartir más de cerca su Pasión, Resurrección, la alegría de engendrar por «obra del Espíritu Santo», como la Virgen Maria, huevos hijos de Dios.e». Hoy, Cristo, el más bello de los hombres, el Rey de reyes, el que da la vida por sus ovejas, el Camino, la Verdad y la Vida, Ese es mi esposo.

Están en el mundo, pero no son del mundo. En la oración de consagración el obispo pide a Dios que brille en, una libertad casta», que «sepan preferirte sobre todas las cosas siendo su honor, su gozo y su deseo». Esa es mi alegría. la virgen consagrada, el don del Espíritu Santo, «una modestia prudente, una afabilidad juiciosa, dulzura grave

¿Qué he de hacer con esta buena nueva? Guardarla, haciéndola alma de mi vida por la oración y los sacramentos, por la recepción agradecida del don y el perdón de Dios. Compartirla, viviendo en esa novedad del Magnificat de las y Bienaventuranzas, dando la vida para que otros sean también fascinados por su Verdad, su Bondad y su Belleza.

Carmen Ruiz Enriquez

OVC, diócesis de Pamplona y Tudela