«ante la indiferencia de la comunidad internacional»

El cardenal Puljić asegura que los disturbios en Bosnia son «hijos de las elecciones del 2012 y los acuerdos de Dayton»

 

Los disturbios que se están propagando por Bosnia-Herzegovina no tienen precedentes desde que terminó la guerra a mediados de la década de los 90. En declaraciones a la agencia SIR, el arzobispo de Vrhbosna (Sarajevo), cardenal Vinko Puljić, ha asegurado que «estos disturbios son hijos de las elecciones de 2012 y, sobre todo, de los acuerdos de Dayton, que han marcado la división del país ante la indiferencia de la comunidad internacional».

12/02/14 8:44 AM


(Zenit/InfoCatólica) La mayor intensidad de las protestas se ha concentrado en la parte de mayoría musulmana del país, especialmente en la ciudad de Tuzla, en el norte, donde tuvieron lugar las primeras manifestaciones, inicialmente pacíficas, para mostrar la desesperación de la sociedad contra la crisis económica, la corrupción y la inacción del Gobierno. Junto a estas dos ciudades también se han registrado episodios de violencia en Mostar, Zenica y Bihac, otras tres localidades de la ex república de Yugoslavia donde la tasa de desempleo llega a alcanzar hasta el 40%.

Razones del conflicto

En declaraciones a la agencia SIR, el arzobispo de Vrhbosna (Sarajevo), el cardenal Vinko Puljić, ha asegurado que «estos disturbios son hijos de las elecciones de 2012 y, sobre todo, de los acuerdos de Dayton, que han marcado la división del país ante la indiferencia de la comunidad internacional».

«El actual Gobierno –ha explicado el purpurado– no quiere escuchar al pueblo que ahora está protestando». Aun así, «se trata de una reacción desordenada, destructiva, que no conduce a ningún resultado positivo. Una destrucción que no tiene nada que ver con la protesta democrática. Por eso, he instado a los manifestantes a la calma», ha asegurado.

Para el arzobispo de Vrhbosna, «la manera de salir de este estado de cosas es ir a unas nuevas elecciones con la ayuda de la comunidad internacional». El sistema político actual, de hecho, «no es capaz de responder a las demandas legítimas del pueblo que no pide nada más que tener un Estado en el que todos los ciudadanos sean iguales, en el que la justicia, la salud, y las escuelas funcionen, en el que haya programas de asistencia, de formación y de trabajo».

Los acuerdos de Dayton pusieron fin a tres años y medio de guerra en Bosnia-Herzegovina, pero «no han contribuido a traer la democracia y la convivencia pacífica», ha concluido el cardenal Puljić.

Sin apoyo para la recuperación del país tras la guerra

La recuperación del país tras la devastadora guerra, donde murieron unos 100.000 bosnios, ha estado marcada por las diferencias étnicas y el escaso apoyo internacional. Además, la arquitectura constitucional diseñada con los acuerdos de paz ha generado un cuadro político en el que los vetos cruzados impiden prácticamente cualquier clase de gestión gubernamental.

Bosnia, con unos 3,8 millones de habitantes, vive en un estado de postración económica perenne. La tasa de paro oficial ronda el 28%, pero estudios independientes la sitúan alrededor del 40%. El PIB lleva cinco años estancado. La Unión Europea aparece como el objetivo hacia el que aspira el país, sobre todo después de que Croacia se haya unido al club comunitario y Serbia, otra ex república de la antigua Yugoslavia, vaya a iniciar las negociaciones de adhesión.

Bosnia, anteriormente parte de la República Federal Socialista de Yugoslavia, declaró su independencia el 9 de enero de 1992. Poco después, estalló la guerra entre los tres grupos étnicos -croatas, bosnio-musulmanes y serbios- a la que puso fin solamente la intervención de las Naciones Unidas y de las fuerzas de la OTAN.

El 21 de noviembre de 1995, los acuerdos de Dayton declaraban la integridad y soberanía de la República de Bosnia-Herzegovina, si bien dividida en dos entidades, cada una de las cuales con parlamento y gobierno propios: la Federación de Bosnia-Herzegovina (croata-musulmán, el 51 por ciento del territorio) y la República Serbia o Srpska (el 49 por ciento).

La Federación la gobiernan un presidente y un vicepresidente, alternandose un croata y un musulmán. El poder legislativo está en manos del Parlamento, que cuenta con una Cámara de Diputados (140 miembros) y una Cámara Popular (74 miembros). Desde el punto de vista administrativo la Federación está dividida en 10 cantones completamente autónomos. La República de Serbia está gobernada también por un presidente y un vicepresidente y la Asamblea Nacional cuenta con 140 miembros.

Los bosnios son el 43,7 por ciento de la población; los serbios el 31,4 por ciento; los croatas el 17,3 por ciento y el restante 7,6 por ciento pertenece a diversos grupos étnicos. Los musulmanes sunnitas representan el 43 por ciento de la población, los ortodoxos el 30 por ciento, los católicos el 11,3 por ciento y un 15 por ciento profesa otras religiones.