13.02.14

La gran farsa: ¿quién defiende hoy en España el derecho de esta mujer?

A las 1:13 AM, por Luis Fernando
Categorías : Cultura de la muerte, Actualidad, Sociedad siglo XXI

Llevo bastante tiempo sin ver las tertulias políticas de Intereconomía TV y 13TV, pero hoy he hecho una excepción y me he puesto a ver El Gato al agua. Hace un rato han estado debatiendo sobre la reforma de la ley del aborto. Como siempre, unos a favor, otros en contra y otros que no se sabe si suben o si bajan. Pero justo cuando parecía que acababa el debate, el presentador, Javier Algarra, ha dado paso a este vídeo:

El vídeo se comenta por sí mismo. Seguro que muchos proabortistas de vía estrecha dirán que en España eso no puede pasar. Que es un caso “extremo” -como si ellos no usaran casos extremos para justificar su infamia-. Que incluso con la ley Aído ese tipo de abortos tan avanzados (7 meses y medio de gestación) son ilegales. Los que conocen la historia del doctor Morín saben bien que eso sí ha pasado en este país. Y que no hay nadie en la cárcel, al menos todavía, por matar a fetos que podían vivir perfectamente fuera del seno materno.

Ahora bien, fíjense ustedes en un dato. Se supone que con la ley actual, la del PSOE, un aborto de esa naturaleza es un delito del cual es responsable tanto la madre como el médico que lo practica. Si se aprueba la reforma que propone el gobierno del PP, el médico puede acabar en la cárcel, pero la madre no. La madre que consiga que maten a su hijo dos días antes de salir de cuentas, se puede ir a su casa tan campante. Es más, el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, ese que los medios de comunicación de la derecha “conservadora” y liberal de España presentan como apóstol de la vida, presumió de que su ley sería la primera en este país que quita cualquier responsabilidad penal o económica a las mujeres.

Lo que el caso de Gianna Jessen demuestra es que una vez que la cultura de la muerte, del aborto, es liberalizada penalmente, no hay manera de impedir salvajadas como las que sufrió esa joven. Por cierto, su testimonio tiene la grandeza del perdón que solo alguien tocado por la gracia de Cristo puede ofrecer.

Una de las frases que dice Gianna es que estamos en una guerra entre la vida y la muerte. Y pregunta: ¿de qué lado estás tú? Esa pregunta no resuena hoy del todo en España. Lo que la inmensa mayoría de los medios de comunicación ofrecen es un debate entre la muerte por plazos o la muerte por supuestos. Pero muerte al fin y al cabo. Es más, se aduce que la mayoría de la población española es favorable al aborto. Muchos, en cualquier caso. Muchos otros, bajo algunas condiciones. Pero tan aborto es el que se practica porque sí como el que se practica porque el feto viene enfermo, porque la madre anda depresiva porque no quiere tenerlo, porque etc. Estamos pues ante una gran farsa en la que incluso gente provida asume la trampa de jugar con las reglas que la cultura de la muerte ha impuesto.

Si alguien afirma que esta depravación de la sociedad española tendrá consecuencias desastrosas, enseguida recibe la acusación de ser un profeta de calamidades. Pero no hay que ser profeta para entender que una sociedad que mata a sus hijos antes de nacer no puede sobrevivir. Es más, no merece sobrevivir. Por eso, nunca es demasiado lo que la Iglesia pueda hacer o decir para parar este Holocausto continuo. Debemos abogar por el derecho a la vida a tiempo y a destiempo. Sin excusas, sin excepciones, sin componendas, sin medianías, sin tibiezas, sin aplausos cómplices a abortistas como el señor Gallardón y el partido y el gobierno al que pertenece.

Lo grandioso de la fe cristiana es que junto con la denuncia del horror, ofrecemos el perdón de Dios. La misericordia del Señor es tan grande que cubre el pecado espantoso de pedir que a tu hijo no nacido lo maten con una solución salina que hace que se queme por dentro entre espantosos dolores. Pero claro, es necesario el arrepentimiento. Las leyes inicuas malforman la conciencia para que quienes cometen esos crímenes crean que están haciendo algo normal e incluso necesario.

No se puede ser cristiano y vivir mirando para otro lado en medio de una sociedad como la nuestra. No se puede aprobar un régimen político en el que se tienen todas las libertades y derechos posibles menos el derecho a nacer. La actual democracia en España, EE.UU y la mayor parte de Europa, es tan legítima a los ojos de un cristiano como lo podría ser el nazismo, el comunismo o cualquier otro “ismo” similar. Y mientras no abramos los ojos, mientras sigamos ciegos ante la maldad que nos rodea, mientras permanezcamos callados o solo levantando un poco la voz para cubrir el expediente, seremos en alguna medida cómplices de los Herodes modernos que se forran a costa de matar inocentes.

Vino uno de los siete ángeles que tenían las siete copas, y habló conmigo, y me dijo: Ven, te mostraré el juicio de la gran Ramera que está sentada sobre las grandes aguas, con quien han fornicado los reyes de la tierra, y los moradores de la tierra se embriagaron con el vino de su fornicación. (Ap 17,1-2)

Cristo, ven pronto.

Luis Fernando Pérez Bustamante