16.02.14

También en Motril la revolución -con persecución religiosa- precedió a la guerra


Cinco mártires de la guerra civil nacieron un 16 de febrero: un agustino leonés y otro palentino, un claretiano navarro, un salesiano malagueño y un franciscano burgalés.

Iglesias cerradas desde el 16 de julio

El hermano agustino recoleto José (José Ricardo del Sagrado Corazón) Díez Rodríguez fue uno de los cinco del convento de esa localidad granadina asesinados en la fiesta de Santiago Apóstol de 1936. De 27 años -nació en 1909 en Camposalinas (León)-, era hijo de madre soltera y deficiente mental, por lo que tuvo que afrontar prejuicios sociales y dificultades personales hasta profesar como religioso en 1934 (había ingresado en 1923). Fue beatificado el 7 de marzo de 1999 con otros siete agustinos. En el lugar conocido como la explanada mataron, junto con él, a otros cuatro religiosos:

- Padre León (de la Virgen del Rosario) Inchausti y Minteguía, de 77 años.

- Padre José (de la Virgen de los Dolores) Rada y Royo, de 74 años.

- Julián Moreno y Moreno (padre Julián Benigno de San Nicolás de Tolentino), de 65.

- Padre Deogracias (de San Agustín) Palacios y del Río, 35 años.

En Motril, los acontecimientos revolucionarios, en lo que a persecución religiosa se refiere, se anticiparon a la guerra. Ya en 1931, las monjas agustinas recoletas habían tenido que abandonar su convento del 13 de mayo al 21 de agosto. El 1 de mayo de 1936, viernes y fiesta del trabajo, se impidió la celebración de misas y por la tarde 7.000 personas se agolparon amenazadoramente a las puertas del convento, llegándose el domingo siguiente a insultar y cachear, pistola en mano, a los fieles que salían de misa. Las iglesias de Motril se clausuraron el 16 de julio y el 19 se prohibió celebrar misa. Al día siguiente, los conventos recoletos -el de hombres y el de mujeres- fueron minuciosamente registrados.

El 21 de julio, el padre Vicente Soler, ex prior general de la congregación, predicó a las monjas: “algunos caeremos y seremos mártires, pero después del Viernes Santo viene la Resurrección”. A pesar de los avisos de gente amiga y del peligro inminente, la comunidad optó por permanecer en la ciudad. A primeras horas de la mañana del 25, los cinco religiosos mencionados, fueron sacados violentamente del convento y acribillados a balazos en la vía pública. En ella permanecieron dos horas expuestos a la curiosidad de los transeúntes, sin que nadie se atreviera a cubrirlos ni a retirarlos, hasta que llegaron los camilleros de la Cruz Roja.

El padre Moreno era hijo de una hermana de san Ezequiel Moreno (1848-1906), agustino que fue obispo de dos diócesis colombianas. Julián Benigno era un hombre culto, de fácil palabra y de sentimientos delicados. Amigo de la pluma, publicó centenares de artículos en periódicos, boletines y revistas religiosas de España y Venezuela, país donde residió de 1902 a 1904 y de 1907 a 1920, constando que el presidente de la República, Cipriano Castro, admiraba sus dotes literarias.

Los padres León y José habían trabajado en Filipinas, experimentando los rigores de la persecución y prisión por parte de los rebeldes en torno a 1898, y en Brasil. Rada en particular fue muy apreciado como párroco en Filipinas, recibiendo la medalla del mérito civil. En sus seis años en Fazenda do Centro (Brasil), adquirieron una hacienda abandonada que repartieron entre 118 familias. Allí también gozaban de toda la confianza del obispo local (con sede en Vitoria).

El padre Deogracias trabajó en parroquias de Brasil y Argentina, donde fue (1932-33) director espiritual del seminario de Santa Fe. En 1936 era superior de la comunidad de Motril.

Los otros cuatro mártires del 16 de febrero
Antolín Astorga Díez, sacerdote agustino de 30 años -nació en 1906 en Aguilar de Campoo (Palencia)- fue asesinado en Cuenca el 28 de julio de 1936 y beatificado en 2007.

Cándido Catalán Lasala, estudiante claretiano de 20 años -nació en 1916 en Corella (Navarra), fue asesinado en Fernán Caballero (Ciudad Real) el 28 de julio de 1936 y beatificado en 2013.

Pablo Caballero López, sacerdote salesiano de la comunidad de Ronda (Málaga), de 32 años -nació en Málaga en 1904-, fue asesinado en el cementerio de Ronda el 28 de julio de 1936 y beatificado en 2007.

Saturnino Río Rojo, alumno franciscano de 21 años -nació en Mansilla de Burgos en 1915-, fue asesinado en Fuente el Fresno (Ciudad Real) el 16 de agosto de 1936 y beatificado en 2007.

Más sobre los 1.523 mártires beatificados, en “Holocausto católico”.