A la Asamblea General de la Pontificia Academia para la Vida

El Papa recuerda que la falta de salud y la discapacidad no son razón para «quitar de en medio» a una persona

 

El papa Francisco ha enviado un mensaje a los participantes en la Asamblea General de la Pontificia Academia para la Vida, en ocasión del XX aniversario del nacimiento de esa institución. El tema principal de la Asamblea es: «Envejecimiento y discapacidad». El Santo Padre ha recordado que «la falta de salud y la discapacidad no son una buena razón para excluir, o peor aún, para quitar de en medio a una persona» y ha denunciado que en la actual cultura del «residuo», los excluidos pasan a ser desechos sobrantes.

21/02/14 8:54 AM


(VIS) La Academia, que tiene por objetivo estudiar, informar y formar sobre los principales problemas de la biomedicina y del derecho, relativos a la promoción y defensa de la vida -especialmente en la relación directa que tienen con la moral cristiana y las directivas del Magisterio de la Iglesia- ha dedicado la asamblea al tema del «envejecimiento y discapacidad».

El Papa afirma en el mensaje cómo el tema elegido por la Academia sea de gran actualidad y muy apreciado por la Iglesia. «En nuestra sociedad existe la tiranía de una lógica económica que excluye y a veces mata, y de la que muchas personas hoy en día son víctimas, comenzando por las personas mayores». El Pontífice señala que debido a la denominada cultura del «residuo», a los excluidos ya no se les «explota» sino que pasan a ser desechos, «sobras».

Contra la eutanasia

Ante estas discriminaciones, Francisco plantea la cuestión antropológica sobre el valor del hombre y las bases en que se asienta. «La salud -subraya- es sin duda un valor importante, pero no determina el valor de la persona. La salud no es una garantía de felicidad: ésta, de hecho, puede abundar incluso en presencia de problemas de salud... Por lo tanto, -añade- la falta de salud y la discapacidad no son una buena razón para excluir, o peor aún, para quitar de en medio a una persona», y destaca cómo «la privación más grave que las personas mayores sufren no es el debilitamiento del cuerpo y la discapacidad que puedan tener, sino el abandono, la exclusión y la privación de amor».

«Maestra de acogida y solidaridad es, sin embargo, la familia: es en el seno de la familia donde la educación perfila de manera sustancial las relaciones de solidaridad; en la familia se puede aprender que la pérdida de la salud no es una razón para discriminar ciertas vidas humanas; la familia enseña a no caer en el individualismo y a equilibrar el yo con el nosotros. Ahí es donde el «cuidar» se convierte en la base de la existencia humana y en una actitud moral que promover, a través de los valores de compromiso y solidaridad».

Valor de la vida en cualquier circunstancia

El Papa insiste en la importancia de escuchar a los jóvenes y a los ancianos cada vez que se quiera leer en la realidad actual los signos de los tiempos, y finaliza acentuando que «una sociedad es realmente acogedora frente a la vida cuando reconoce que ésta es valiosa, incluso en la vejez, en la discapacidad, en la enfermedad grave e incluso cuando se está apagando; cuando enseña que la llamada a la realización humana no excluye el sufrimiento, sino que, enseña que la persona que está enferma y que sufre es un regalo para toda la comunidad, una presencia que llama a la solidaridad y la responsabilidad». A esto Francisco lo denomina «Evangelio de la Vida», trabajo «a menudo cansado porque implica ir a contra corriente pero siempre precioso» que la Academia difunde.