Jesús Colina analiza, en una entrevista, el histórico Consistorio con dos Papas

Francisco y Benedicto XVI: La Iglesia más allá de sus hombres es la Iglesia en Cristo

Alvaro Real


 

En El Espejo de la Cadena COPE, el presidente y director de Aleteia.org analiza el consistorio de creación de 19 cardenales y lo vivido con la presencia del papa emérito Benedicto XVI: “Dos Papas en la historia conviviendo juntos nunca antes se había visto. Por primera vez lo hemos visto en un encuentro público”.

Asimismo explica la valentía del Papa Francisco en sus nombramientos cardenalicios y aborda la posibilidad de que se permita el acceso a la comunión a las personas divorciadas y vueltas a casar: “El hecho de que los sacramentos: la comunión y la confesión les sean negados es vivido como una intransigencia y una expulsión. La cuestión está en cómo hacer que estas personas puedan percibir, por una parte la acogida de la Iglesia y por otra parte que ellos son las primeras víctimas”.

Intentaremos analizar la semana vivida en Roma y el Vaticano, pero quiero que empecemos por hoy. Gran sorpresa la presencia de Benedicto XVI en el Consistorio. ¿Lo esperabas?

No. La verdad es que ha sido emocionante. Los que habéis visto por televisión esas imágenes creo que habréis quedado tocados. A mí me ha venido preguntas cuando he visto al Papa Joseph Ratzinger con esa gabardina blanca, que esperaba al Papa Francisco y cuando he visto ese abrazo. Me han venido todas las preguntas que surgieron hace un año, cuando Benedicto XVI renunció: ¿Qué va a pasar? Dos Papas en la historia conviviendo juntos nunca antes se había visto. Por primera vez lo hemos visto en un encuentro público. Es un acto histórico que nos ha mostrado como la Iglesia más allá de sus hombres es la Iglesia en Cristo.

¿El abrazo de hoy quizá nos interpela esa lección que nos dio el Papa Emérito: Una Iglesia humilde, la de una Iglesia que arriesga y una Iglesia creyente?

Para mí son las tres lecciones que ha dejado al final Benedicto XVI con su acto de renuncia y con su Pontificado. Ante todo una Iglesia humilde, porque hace falta mucha humildad para, en momentos tan difíciles como los que estaba viviendo la Iglesia, ser capaz de decir: Me faltan las energías, me faltan las fuerzas hace falta que otro siga con ello.

En segundo lugar el Papa profesor, el Papa prudente, el Papa que todo lo medía se lanza en un acto sin precedentes en la historia con un acto de renuncia. Estoy seguro que si el Papa hubiese convocado un Consistorio, como ha hecho hoy el Papa Francisco y les preguntara: ¿Estáis de acuerdo con mi renuncia? La mayoría de los Cardenales le hubieran dicho: “Ni hablar”. Y, sin embargo, ese acto de renuncia ha traído una renovación en la Iglesia que nadie se podía imaginar.

Pero sobretodo lo que más ha enseñado Benedicto XVI es que la Iglesia no es poder. Al fin y al cabo la Iglesia está perdiendo todos los poderes económicos y políticos que pudo haber tenido y se muestra que la Iglesia es ante todo la comunidad de creyentes que siguen a Jesús. Sin la fe la Iglesia no se entiende. Mas que decírnoslo lo hemos visto con su gesto de renuncia, su sencillez y la manera con la que su sucesor el Papa Francisco ha tomado el relevo.

Algo que va unido con los tres mensajes que el Papa Francisco nos deja con este consistorio: la Iglesia no es la vieja Europa, en la Iglesia no hay condecoraciones y el Sínodo va muy en serio...

Es en este sentido extraordinario el hecho de que Benedicto XVI haya escogido como primer acto público de su renuncia el Consistorio de Cardenales. No me lo esperaba, creía que él aparecería por primera vez con motivo de la Canonización de Juan Pablo II y Juan XXIII, en la que esperemos verle de nuevo. Es curioso que haya sido precisamente en este Consistorio en el que, por así decir, Francisco está modelando a la Iglesia.

Ha tomado actos de bastante valor el Papa Francisco: ha escogido a Cardenales que nadie se podía imaginar y que no tocaban ni por carambola y no ha escogido a otros cardenales que todos pensaban que deberían estar en la lista. Por ejemplo faltan cardenales de Francia, de Bélgica, de Estados Unidos... no hay un cardenal de España residencial. Sin embargo, nos encontramos con el obispo de una pequeña diócesis de Haití o de Mindanao en Filipinas. El Papa esta mostrando lo que él quiere traer a su Pontificado: la Iglesia tiene que ir a las periferias, no sólo existenciales sino también geográficas.

Nos está diciendo que los Cardenales tienen que dejar de ser príncipes. En el origen príncipes significaba que eran los primeros, pero luego se convirtieron en Príncipes de corte. El Papa les está pidiendo que dejen de lado las condecoraciones, los títulos y hoy les ha dicho que sean hombres de Iglesia, evangelizadores de terreno.

El Papa Francisco ya le decía en el Consistorio al Cardenal Kasper lo de hacer una “teología de rodillas”. La pregunta del millón: ¿Se permitirá la comunión a los divorciados y vueltos a casar?

Hay dos grandes cuestiones que ahora se están analizando y para las cuales aún no hay una respuesta. En primer lugar la Iglesia cree en la indisolubilidad del matrimonio y, por tanto, ningún Papa puede cambiar esa visión del matrimonio que está ya en la Biblia e incluso en el Antiguo Testamento.

Por otro parte, hoy en día muchas parejas, por circunstancias de la vida, han roto su matrimonio y con esa ruptura viven uno de los sufrimientos más grandes de su vida. El hecho de que los sacramentos: la comunión y la confesión les sean negados es vivido como una intransigencia y una expulsión. La cuestión está en cómo hacer que estas personas puedan percibir, por una parte la acogida de la Iglesia y por otra parte que ellos son las primeras víctimas. La Iglesia se convierte en Madre y Compañera de los que más sufren, precisamente los divorciados y vueltos a casar.