Colaboró en un centro de planificación familiar

Un provincial de la Orden de San Juan de Dios apoya la tesis de que no hay vida humana hasta la octava semana de embarazo

 

En una entrevista concedida a Catalunyareligió.cat, Pascual Piles, provincial de San Juan de Dios de la provincia de Aragón-San Rafael, habla del «padre Francesc Abel, (Fundador del Instituto Borja de Bioética) que para mí fue un maestro, hizo declaraciones no aceptadas por todos cuando era presidente del Instituto Borja de Bioética, manteniendo que hasta la octava semana del embarazo no podemos hablar con propiedad de una nueva persona. Esto mismo lo decía santo Tomás porque sencillamente lo creía así. El contexto de Santo Tomás tenía muchas menos datos. Pero el padre Abel lo decía de forma muy consciente y desde la ciencia».

24/02/14 9:20 PM


(InfoCatólica) Traducción y trascripción de parte de la entrevista concedida por Pascual Piles a Catalunyareligió.cat:

- Otro campo en el que San Juan de Dios es conocido es por su implicación en la bioética.

- La ciencia avanza y lo hace en una sociedad muy diversa. Nosotros no podemos estar viviendo en el contexto de la Iglesia del pasado. Tenemos que acoger la novedad a sabiendas de que podemos equivocarnos y que el adelanto de la ciencia es importante porque contribuye a que vivamos mejor. Un ejemplo. El padre Francesc Abel, (Fundador del Instituto Borja de Bioética) que para mí fue un maestro, hizo declaraciones no aceptadas por todos cuando era presidente del Instituto Borja de Bioética, manteniendo que hasta la octava semana del embarazo no podemos hablar con propiedad de una nueva persona. Esto mismo lo decía santo Tomás porque sencillamente lo creía así. El contexto de Santo Tomás tenía muchas menos datos. Pero el padre Abel lo decía de forma muy consciente y desde la ciencia. Hemos sido criticados por eso de una manera un poco obsesiva, y se nos han atribuido conductas que nunca han tenido lugar. Pero nosotros siempre hemos contado con la confianza de la Iglesia y continuamos trabajando en la misma línea. Nos sentimos apoyados. Puede ser que en algunos aspectos nos equivoquemos, pero tenemos que llegar poco a poco a conocer el que es la verdad de nuestra vida.

Tuve ocasión de colaborar con el Dr. Abel en el primer centro de planificación familiar que se abrió y a partir de la práctica y del discernimiento fuimos estableciendo criterios de atención a las mujeres y a los niños. Siempre con conocimiento del arzobispo de Barcelona y siempre teniendo en cuenta que en el campo de atención de San Juan de Dios entran personas que quizás no son cristianas o que quizás tienen comportamientos poco convencionales: prostitutas, gente que vive en la calle..., a los cuales no se puede aplicar una moral sexual rígida y alejada de aquello que viven. Hay que ser muy respetuoso con las personas y tener confianza en la acogida de Dios. Del mismo modo que me consta que en algunos obispados africanos se distribuyen preservativos para evitar una mortandad generalizada por el SIDA. El tema de la bioética se difícil de abordar, pero tenemos que hacerlo. Es un trabajo de discernimiento.

- Usted cree que el próximo sínodo puede ser una oportunidad para aproximar la moral sexual oficial de la Iglesia y la praxis de muchos cristianos?

- Yo creo que el papa Francisco quiere cambiar cosas. Todo lo que dijo a los periodistas cuando volvía de *Río (sobre las parejas homosexuales, la moral sexual, sobre los matrimonios separados) indicaría una voluntad de repensar y clarificar. En la Iglesia, en un momento determinado se crearon unas prescripciones que parecen inamovibles, pero que son fruto de épocas anteriores. Los últimos papas han tenido pensamientos diferentes sobre el tema. No es el mismo Juan Pablo II que Benedicto XVI. Ni que Francisco.

Hay otras cosas a revisar. Lo decía el papa Benedicto XVI en una entrevista: todas las tradiciones religiosas tienen el mismo Dios. Nosotros tendemos a excluir quienes no piensan como nosotros, pero esto no es correcto. Tenemos que sumar y no de restar. Nos parece que la ortodoxia proviene de formulaciones de los primeros siglos del cristianismo, pero quizás nos tendríamos que abrir. Yo no quiero romper nada, quiero vivir como un creyente, como un cristiano fervoroso, como un hermano de san Juan de Dios que es sacerdote, pero la realidad es la que es. Y aquí entra la libertad de conciencia y el discernimiento..

En la Iglesia, como todo por todas partes, hay personas más abiertas que otras. Lo que no acepto es que no tengamos cabida todos

Nosotros tenemos que tener libertad de conciencia y hasta ahora y cada vez más nos sentimos apoyados más que criticados. Quienes critican son personas insistentes y que muchas veces desconocen la realidad»

Ver entrevista íntegra (en catalán), aquí

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