3.03.14

No es obligatorio cantar en todas las misas

A las 9:32 AM, por Jorge
Categorías : Sin categorías

 

No sé de dónde hemos sacado que sea obligatorio cantar en todas las misas. Obligatorio, obligatorio celebrar según manda el misal romano. Cantar depende.

Para esto, como para casi todo, hay distintas opiniones y diversas aficiones. Sacerdotes hay que necesitan cantar en todas las misas, sean de festivos o laborables, con muchos feligreses o como se dice vulgarmente “cuatro gatos”. Sacerdotes y fieles. Cantar en todas las misas de diario, salvo en circunstancias muy especiales, como podría ser por ejemplo una comunidad religiosa, a un servidor le parece una pesadez. Seamos claros: o podemos garantizar un canto litúrgico y medianamente bien ejecutado, o mejor nos callamos. Un día sí y otro también entonar el celebrante eso de “Juntos como hermanos” o “Qué alegría cuando me dijeron”, que rápido intentan secundar generalmente con escasa fortuna unos cuantos feligreses, no es que sea algo que eleve especialmente el espíritu. Y eso suponiendo que el celebrante no tenga un oído frente a otro y cante más que algo litúrgico y bello, simplemente la palinodia. Cosas mías.

Otro problema son las misas dominicales. Parece que es obligatorio cantar en ellas. Pues tampoco.

Si hay un coro medianamente capaz, es una suerte contar con él. Música litúrgica, apoyo al canto de la comunidad, oportunidad de una celebración viva y solemne. Pues a cantar.

¿Y si no lo hay?

Quedan otras soluciones.

Si el celebrante medio se apaña, él mismo puede entonar alguna cosa, por ejemplo el canto de entrada, kiries, sanctus y agnus, y alguna aclamación, como el aleluya, la aclamación después de la consagración o la doxología final de la pegaría eucarística.

Y si el celebrante es de los nada agraciados para el canto y no tiene cantor de confianza pues nada, una misa rezada con toda normalidad que les aseguro que da muy buenos frutos.

Lo último, pero lo último, es decidir que hay que cantar a toda costa. Porque aquí nos podemos encontrar con un celebrante malo de solemnidad como cantor, al que hay que soportar sus desafines en un piadoso ejercicio de la virtud de la paciencia, con lo que supone de vivir la misa en permanente estado de crisis nerviosa, o bien optar por música enlatada que aún me parece una solución peor.

¿Dónde está el problema de una misa rezada? Pues eso. Más aún, en lugar de plantearme que la misa tiene que ser cantada y que si no hay más remedio que sea rezada, lo que planteo es lo contrario: la misa rezada… a no ser que podamos garantizar una calidad musical al menos aceptable.

Una vez alguien me preguntaba en un comentario que si yo permitiría canto gregoriano en las misas de la parroquia. Más quisiera un servidor. Daba yo algo grande por poder disfrutar de algo así. Pero uno como director de coro no sirve. Anda que si yo tuviera la oportunidad de alguien que ensayara alguna cosa en gregoriano la iba a dejar escapar…