martes, 4 de marzo de 2014

Carnaval y Cuaresma

por Germán Mazuelo-Leytón

Sin olvidar que el Señor habla también en la noche oscura, y, que emplea nuestras penas y sufrimientos para nuestro bien, como castigos medicinales (1 Cor 5, 5; 1 Tim 1, 20), o como pruebas purificadoras (2 Cor 12, 7-10), los acontecimientos de este último Sábado de Peregrinación hacia el Santuario de nuestra Señora del Socavón merecen un análisis más sereno, no solamente logístico, sino también en su esencia, objetivos, y especialmente en su capital aspecto mariológico-espiritual. Las trágicas muertes de ese día, merecían también, que el Domingo de Carnaval sea inmediatamente suspendido, y más, es una vergüenza que mientras tantas personas sufren las consecuencias de los desastres naturales, Bolivia esté sumergida en la embriaguez y en el espectáculo festivo de esta temporada cada vez más larga y cansina.

Mientras los fabricantes de bebidas alcohólicas lucran a costa de la salud del público consumidor, al que buscan afanosamente mediante sus estrategias de mercado, -especialmente la publicidad- para atraparlo en las redes del consumo y del abuso de sus productos alcohólicos, convirtiendo al deporte, la convivencia social y hasta las fiestas religiosas en ingestas masivas, éstos, esquivan sus responsabilidades en lo que respecta a las consecuencias emergentes de tal abuso: contaminación de nuestros espacios públicos, enfermedades físicas y mentales, pérdidas humanas.

Y el Carnaval -del que parece haberse adueñado especialmente una marca de bebida alcohólica- entra en escena y ya no sale de ella hasta la Semana Santa. Un síntoma de la invasión de la fiebre de Carnaval es que los Obispos de Bolivia se vieron obligados, a causa de estos excesos, a trasladar el ayuno y la abstinencia al último viernes de Cuaresma, con lo que se le priva al Miércoles de Ceniza de su impacto de irrupción penitencial tras las tres jornadas del verdadero Carnaval. Pero el espíritu de Carnaval no nos abandona, y son los Medios de Comunicación Social los encargados de manifestarnos que hay que continuar la diversión, y que la Cuaresma es una institución que ya desapareció al menos en Bolivia.

Sí que hay unos pocos que reverentemente toman la ceniza el Miércoles de Ceniza, que se imponen voluntariamente algunas normas de austeridad en su vida, para poder impregnarse del clima de conversión, de penitencia, de participación de los dolores de Cristo y de María, pero siempre son muy pocos. Los demás seguirán divirtiéndose en nombre del Carnaval, sin disimulo alguno.

Contrariamente a ese espíritu alcoholizante que busca conseguir una aceptación definitiva de la moralidad, es gratificante la campaña anual de Cuaresma de los Pioneros del Sagrado Corazón que invitan a los fieles "dar un salto de fe", asumiendo una promesa de abstinencia de bebidas alcohólicas durante los cuarenta días de este tiempo penitencial, y a rezar durante esos días, por la conversión de los bebedores excesivos. Los Pioneros de Abstinencia Total, son en este campo, el ala reparadora de la Iglesia, por los excesos de la sub cultura del descontrolado beber social y los pecados de la intemperancia, los Pioneros renuncian voluntariamente al más inocente consumo, como desagravio a Dios por tales excesos.

Es que para un católico sincero, la Cuaresma tiene su encanto: 1) le obliga a conocerse, tal como es, con todos sus defectos debilidades, dependencias, imperfecciones y pecados; 2) le recuerda la “vanidad de vanidades” que es la propia existencia, para que no se acumule todo lo que en breve ha de dejar; 3) le invita a practicar una penitencia que no la realiza de ordinario y que enseña a comportarse con valentía ante el dolor y el fracaso; 4) le enamora del Cielo y de su felicidad, en los que tan poco piensa de ordinario; 5) le acerca a Jesús, a Quien la liturgia impresionante de la Cuaresma presenta en su faceta de generoso sufridor por los pecados del hombre; 6) le humilla con dignidad, poniéndole ante los ojos, su vida imperfecta, quizás vergonzosa ante Dios, de la que apenas se ha preocupado hasta el momento.

Para ello, hay que penetrar de verdad en el ambiente sugerente de la Cuaresma, hay que desear sinceridad y cambio, hay que evitar la dispersión del pensamiento y las diversiones que alienan la espiritualidad del cristiano.

El Miércoles de Ceniza, comenzará la Cuaresma, sin que apenas Bolivia se dé cuenta del inicio de este importante ciclo litúrgico que llama a la conversión. Un año más pasará de irrupción impreparada de la Semana Santa, para la que sirve de preparación ideal una Cuaresma vivida en un clima espiritual adecuado.