6.03.14

 

Parte es moda. Cada vez más se habla de voluntariado, de voluntarios, de hacer algo por los demás. ONG’s por doquier ofrecen posibilidad de colaborar. De Cáritas qué vamos a decir, que cada vez son más las personas que, conscientes de las graves necesidades sociales, se ofrecen para trabajar de forma voluntaria con personas y colectivos necesitados de ayuda.

A la parroquia llegan. Es verdad que la primera reacción es dar el pase a todo el que aparece, convencidos de que si ha dado el paso de ofrecerse, es más que suficiente. Craso error. Una cosa es la buena voluntad, que a todos se supone aunque sea mucho suponer, y otra que el candidato sepa qué es eso de ser voluntario, conozca los proyectos y la organización y tenga unas capacidades mínimas para desempeñar su tarea.

Cáritas Madrid tiene un protocolo de admisión de nuevos voluntarios que hasta ahora está resultando muy eficaz. Cuando una persona se plantea esa posibilidad, en primer lugar se le invita a acudir a lo que se llama “charla institucional”, donde conocerá que es Cáritas, su identidad, forma de trabajar, proyectos y mínimos para estar ahí. Si tras la charla hay un deseo de seguir adelante, habrá una entrevista con el responsable de zona para conocer a la persona, exponer proyectos y, viendo posibilidades de trabajo y cualidades y deseos, encontrar un lugar donde pueda servir.

Pero esto es solo el comienzo. Posteriormente necesitará una formación específica que le permita ser útil allá donde tenga encomendada la tarea. Si no es así, con este mínimo protocolo, no merece la pena.

En la vida ordinaria de la parroquia te encuentras con personas de muy buena voluntad pero no siempre capaces de asumir una tarea concreta, o de hacerlo con el talante que Cáritas requiere. Tampoco es infrecuente gente incapaz de trabajar en equipo, personas que generan tensiones. Luego hay otra cuestión para nada baladí, que es el de la integración de personas no creyentes en proyectos de Cáritas. No digo más, pero no tiene nada de sencillo.

Desde la experiencia de un servidor, la mía, con todas sus luces y sombras, me parece fundamental ese protocolo de inicio de Cáritas con sus voluntarios: charla, entrevista e inicio de trabajo si se ve oportuno.

Después me parece importante que el voluntario conozca algunas claves de la identidad del voluntario de Cáritas, según Cáritas española recoge en su web:

NOTAS DISTINTIVAS DEL VOLUNTARIADO EN CÁRITAS

Un voluntariado comprometido que cree en el cambio social hacia una sociedad más justa.

Un voluntariado activo que aporta a la sociedad no sólo desde las tareas realizadas, sino también desde las actitudes expresadas.

Un voluntariado capaz de organizarse y participar desde respuestas colectivas frente al individualismo preponderante.

Un voluntariado coherente desde la acción realizada y que desde aquí crece como persona y como cristiano.

Un voluntariado que plasma, a través de su participación, unos valores como la solidaridad, la gratuidad, la igualdad…

Un voluntariado con disponibilidad para la acción y para la formación, superando la barrera de la buena voluntad y promoviendo una acción de calidad.

Un voluntariado en proceso, con motivaciones muy diferentes, que se vaya haciendo día a día por medio de la tarea, la formación y el acompañamiento.

A todo esto me atrevo a añadir algunas cosas más sobre la manera de trabajar Cáritas:

FORMA DE ACTUAR

En Cáritas, sobre todo en las Cáritas Parroquial o de Base tan importante como lo que hacen es el cómo lo hacen. Por eso, indicaremos algunas pautas sencillas para la acción:

Trabajar en equipo, tanto en la decisión como en la ejecución. Los directivos deben ser, ante todo, impulsores del trabajo en equipo.

Trabajar desde una programación bien estudiada, que plantea unas necesidades, una respuesta y unos objetivos.

Implicar a personas que no pertenezcan a Cáritas. No podemos tener la soberbia de creer que podemos hacerlo todo ni creer que la caridad es nuestro exclusivo.

Hay que implicar a toda la comunidad. No sólo tenemos que hacer sino “hacer, hacer”.

Coordinar las acciones dentro de unos proyectos globales y los proyectos dentro de una programación a nivel diocesano.

Actuar con:

Discreción y respeto a la intimidad de las persona.

Madurez psicológica y moral.

Respeto al otro; a sus costumbres, sus creencias, sus valores, sus ideas.

Compromiso serio, paciente, y constante.

Actitud de servicio, amabilidad sin paternalismo.

Empatía, ponerse en el lugar del que recibe el servicio.

Opción por los débiles.

Guardar el secreto de su actuación y atenerse a los Estatutos de la Cáritas.
Sobre todo, huir de la rutina y de la burocratización. Que se nos distinga por nuestro talante. Cuando nos relacionemos con el necesitado pensemos, como decía San Agustín, que es Cristo (en nosotros) quien visita a Cristo (en los otros).