Del lenguaje «merengue»… ¡Líbranos, Señor!

 

El mensaje de fondo es que volvamos a un lenguaje catequético, homilético, pastoral, epistolar….que tenga contenido claro, concreto….Católico, para que se evapore el merengue que empalaga y se deje paso a la LUZ que reconforta.

07/03/14 9:58 AM


El merengue es un producto que aparenta mucho y nutre bien poco. Es «bonito» en su forma y de poco valor alimenticio en su fondo. Es apetitoso por su imagen pero «se repite» si se consume demasiado. El merengue es, en mi opinión, un elemento con que podría compararse el lenguaje usado en la teología modernista enlazada con el pensamiento posmoderno donde se valora la emotividad por encima del amor, la imagen por encima del fondo, el confort por encima del sacrificio.....la apariencia por encima de la verdad.

El «merengue» es usado hoy en catequesis a todos los niveles, predicaciones, acciones formativas, cartas dominicales...y constituye uno de los efectos más nocivos de la secularización interna de la Iglesia Católica. Vamos a destapar algunas palabras «clave» de esta catequesis merengue que invade y empalaga en demasiados ámbitos pastorales sobre todo en occidente:

A la Santa Misa, para eliminar toda referencia al «Santo Sacrificio», se la denomina BANQUETE

A la Confesión, para eliminar toda responsabilidad moral persona, se la denomina DESAHOGO DE CONCIENCIA

A no Comulgar en Misa si no se está en Gracia, se lo denomina como FALTA DE CARIÑO A DIOS QUE TE INVITA

Al Pecado se le denomina FALLO PERSONAL, nunca ofensa a Dios

Al Pecado Mortal se le denomina desde el exclusivo ABANDONO DE LA FE

Al concepto de «Ofensa a Dios» se le denomina SOBERBIA DE PENSAR QUE SE PUEDE OFENDER A DIOS

Al Bautismo, para evitar su carácter ontológico, se le denomina ADHESIÓN A LA IGLESIA

A Satanás, para que no creamos que exista, se le denomina EL MAL

A la Muerte, para que no tengamos que rezar por el difunto, se la denomina TRÁNSITO AL CIELO

A la Iglesia, para favorecer un eclecticismo práctico, se procura no nombrarla como «Cuerpo de Cristo»

A la Comunidad, sea al nivel que sea, se la denomina ASAMBLEA y así incidir en el aspecto sociopolítico

Al Sacerdote, para reducir su carácter ontológico, se le denomina AGENTE PASTORAL o, si acaso, MINISTRO

A la Eucaristía, para reducir el ámbito de Misterio, se la califica de SÍMBOLO

Al Infierno no se denomina de ninguna forma ya que «no existe, o si existe es intrahistórico, personal o está vacío»

Al Purgatorio se le nombra como concepto ligado al lenguaje pasado, ya sin razón de ser explicado

A la Herejía se la denomina VERDAD QUE SE VUELVE LOCA

Al Hereje se le denomina REFORMADOR o persona que realiza la DENUNCIA PROFÉTICA

Al Magisterio de la Iglesia se le denomina TEORÍA SIEMPRE EN EVOLUCIÓN

Al Disenso contra el Magisterio se le denomina ACTITUD DE FE MADURA

A la Santidad se la define desde el solo DON DE DIOS, pero sin participación libre del ser humano (o sea puro calvinismo)

Al Esfuerzo Moral Personal se le denomina PELAGIANISMO

A la Mortificación.....¿eso que es?........se le denomina DESARREGLO MENTAL

A las Devociones Tradicionales se las denominan ACTITUDES DE FE INMADURA (Rosario, devoción a ángeles custodios..)

Al Cuidado y Respeto hacia Jesús Sacramentado se les denominan RESTOS TRIDENTINOS

A Comulgar de rodillas se le denomina MAL ESPÍRITU

Al Parto Virginal de María se lo denomina ASPECTO A MADURAR POR LA TEOLOGÍA

A la Resurrección histórica de Cristo se la denomina EXPERIENCIA ESPIRITUAL DE SUS DISCÍPULOS

A la Misión se la denomina INTERCAMBIO CULTURAL

Al Entusiasmo de Misionar para «bautizad a todos» (Marcos 16) se le denomina FANATISMO FUNDAMENTALISTA

A la Liturgia se la denomina como DIÁLOGO ASAMBLEARIO, y no como «Ejercicio del Sacerdocio de Cristo»

Podría seguir.....quizás los lectores puedan complementar mejor ese diccionario del MERENGUE pastoral. El mensaje de fondo es que volvamos a un lenguaje catequético, homilético, pastoral, epistolar....que tenga contenido claro, concreto....Católico, para que se evapore el merengue que empalaga y se deje paso a la LUZ que reconforta.

Y si se me permite, desde el sano humor, un vocablo final:

Al Sacerdote que firma este artículo.....se de denomina como «el iluso cuyo entusiasmo pasará cuando madure su fe».....

 

P. Santiago González, sacerdote