7.03.14

Teología de la Liberación vista por Ratzinger

A las 12:24 PM, por Andrés Beltramo
Categorías : Teología de la Liberación

“Falsificación de la fe cristiana". No tiene dudas Benedicto XVI. En su momento la ideología marxista actuó de “madrina” a la Teología de la Liberación y era necesario oponerse a ella. “La fe era usada como motor de un movimiento revolucionario” y eso era injusto, ante todo, para los mismos pobres a los cuales se pretendía ayudar. Eso lo tenía claro también el Papa Juan Pablo II, quien avaló dos documentos de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre el tema.

Por si quedaba alguna duda sobre la verdad histórica respecto de los problemas graves implícitos en la Teología de la Liberación, el Papa emérito se encargó de dar una versión definitiva. Lo hizo rompiendo el silencio en el cual se mantiene desde su renuncia al pontificado, más de un año atrás.

Este y otros asuntos han sido abordados en un largo coloquio entre Joseph Ratzinger y el periodista Wlodzimierz Redzioch incluido en el libro “Junto a Juan Pablo II. Los amigos y colaboradores cuentan” que recopila 21 entrevistas con 21 personas cercanas al beato Karol Wojtyla, que será declarado santo el 27 de abril próximo. Algunos extractos de la conversación con Benedicto XVI fueron anticipados este día. Aquí compartimos aquellos que corresponden a la Teología de la Liberación.

Ratzinger: mi vida con el santo Wojtyla

El primer gran desafío que afrontamos fue la Teología de la Liberación que se estaba difundiendo en América Latina. Tanto en Europa como en América del Norte era opinión común que se trataba de un apoyo a los pobres y que por tanto de una causa que se debía aprobar sin duda. Pero era un error. La pobreza y los pobres eran sin duda tema de la Teología de la Liberación y sin embargo en una prospectiva muy específica.

Las formas de ayuda inmediata a los pobres y las reformas que mejoraban las condiciones eran condenadas como reformismo que tiene el efecto de consolidar el sistema: ayudaban, se afirmaba, la rabia y la indignación que sin embargo eran necesarias para la transformación revolucionaria del sistema. No era cuestión de ayudas y de reformas, se decía, sino de la gran conmoción de la cual debía surgir un mundo nuevo.

La fe cristiana era usada como motor por este movimiento revolucionario, transformándola así en una fuerza de tipo político. Las tradiciones religiosas de la fe eran puestas al servicio de la acción política. De tal manera la fe era profundamente distanciada de sí misma y se debilitaba así también el verdadero amor por los pobres.

Naturalmente estas ideas se presentaban con diversas variantes y no siempre se asomaban con absoluta claridad pero, en el conjunto, esta era la dirección. A una similar falsificación de la fe cristiana se requería oponerse también justamente por amor a los pobres y en pro del servicio que debe ser brindado a ellos. Sobre la base de las experiencias en su patria polaca, el Papa Juan Pablo II nos ofreció precisiones esenciales. Por un lado él había vivido la esclavización actuada por aquella ideología marxista que fungía de madrina a la Teología de la Liberación. Sobre la base de su dolorosa experiencia, le resultaba claro que era necesario combatir ese tipo de “liberación”. Por otra parte, justo la situación de su patria, le había mostrado que la Iglesia debe verdaderamente actuar por la libertad y la liberación.

El Papa nos guió a tratar ambos aspectos: por una lado a desenmascarar una falsa idea de liberación, por otro a exponer la auténtica vocación de la Iglesia a la liberación del hombre. Es lo que intentamos decir en las dos Instrucciones sobre la Teología de la Liberación que están en el inicio de mi trabajo en la Congregación para la Doctrina de la Fe.