17.03.14

 

Mientras servidor fue cura de pueblo la cosa ni se planteaba. Seis misas el fin de semana que celebraba un servidor sin demasiados problemas, aparte bodas, bautizos y entierros. Poco que elegir. Daba igual asistir el sábado a las 20 h., el domingo a las 11 o a las 13, que los bautizos, la boda o el funeral. Siempre D. Jorge.

Ahora estamos en la parroquia dos sacerdotes y medio. Digo lo del medio porque es un estudiante y echa una mano a tiempo parcial. Nada más. El caso es que para celebrar somos tres. Y aquí viene ahora la pregunta que dejo para mis amables lectores. ¿Es bueno que cada sacerdote, habitualmente, tenga “su misa”? ¿Es mejor ir rotando y que cada misa sea una sorpresa?

Realmente no tengo respuesta. Estuve en una parroquia donde estábamos cuatro compañeros y repartíamos las misas por trimestres. Posteriormente en otra donde celebrábamos dos. Mi compañero solía celebrar la misa con niños y familias y servidor la misa llamada antes “mayor” o “parroquial”. Las otras dos, según venía la cosa.

Hasta ahora en la parroquia actual hemos estado dos sacerdotes. Generalmente nos hemos venido turnando casi semanalmente. Últimamente estoy celebrando de manera habitual la misa de las 13 h., y mi compañero la de 11:30, con abundancia de niños, catequistas y padres. La verdad es que él es el encargado de la catequesis de infancia y mejor se entiende con ellos. También es cierto que el hecho de que la celebre el párroco de vez en cuando también tiene su interés.

Todo tiene sus ventajas e inconvenientes, como debe ser. La ventaja de que sea normalmente el mismo celebrante es que uno ya sabe a lo que va y lo que se va a encontrar. Si la misa de 12 la celebra siempre D. Fulano, pues sin problemas. Ya sabemos cómo celebra, su forma de predicar y su paciencia o escasez de ella. Otros preferirán ir por la tarde a la misa de D. Mengano, más cortita. Los habrá que se sientan cómodos por la mañana, que D. Zutano canta y suelta unas homilías que hacen época, largas pero enjundiosas. No me parece mal. Es verdad que la misa siempre es la misa, pero uno, desde sus humanas limitaciones, se siente mejor si celebra un sacerdote determinado. Y ojo, que no hablo de cosas raras, sino que siendo misas todas normalitas, cada cual tiene sus preferencias, insisto legítimas.

También tiene sus puntos positivos ir cambiando. Destaca más que la misa es la misa la celebre quien la celebre. Como digo, para gustos los colores.

Me gustaría conocer su experiencia. Si piensan que es mejor encontrarse cada día con un sacerdote distinto, si prefieren saber quién celebra. Son cosas que a los curas les aseguro que nos viene bien conocer.