3.04.14

Cardenal Sebastián

Nuevo revés para la gaystapo. Una asociación homosexualista había denunciado al recién creado cardenal por el Papa Francisco, Mons. Sebastián, por mantener y manifestar públicamente las enseñanzas de la Iglesia Católica respecto a la homosexualidad y a los homosexuales (todavía hay quien confunde ambas cosas). La fiscalía de Málaga abrió investigación que ahora cierra con una justificación que levantarás ampolla entre los más fanatizados:
  • no suponen una infracción penal,
  • están amparadas en el derecho a la libertad de expresión y a la libertad religiosa, y
  • manifiestan públicamente lo que la Iglesia dice.

En la entrevista del 19 de enero que desató cacería de medios de comunicación, periodistas y acomplejados, Mons. Sebastián respondía:

Vamos a desobedecer un poco al Santo Padre que ha dicho que los curas no deberían estar todo el tiempo hablando de los homosexuales, el aborto y el preservativo. Ya es famosa su frase sobre los gays en la que afirmó él no era nadie para criticarlos. ¿La comparte?

–El Papa extrema los gestos de respeto y estima a todas las personas, pero no traiciona ni modifica el magisterio tradicional de la Iglesia. Una cosa es manifestar acogida y afecto a una persona homosexual y otra, justificar moralmente el ejercicio de la homosexualidad. A una persona le puedo decir que tiene una deficiencia que es lo que es, pero eso no justifica que deje de estimarla y ayudarla. Creo que esa es la postura del Papa, lo mismo respecto del matrimonio homosexual o los divorcios. Vamos a estar a su lado, pero la Iglesia no puede cambiar las exigencias de la moral. El amor siempre pide fidelidad y ser irrevocable. El amor humano es lo que es y la Iglesia tiene que defender la verdad y la autenticidad profunda del hombre, ayudando a todos, a los que lo realizan bien y a los que se equivocan o fallan.

Ha mencionado la palabra deficiencia. ¿Entiende como tal la homosexualidad desde el punto de vista de la moralidad?

–Sí. Muchos se quejan y no lo toleran, pero con todos los respetos digo que la homosexualidad es una manera deficiente de manifestar la sexualidad, porque ésta tiene una estructura y un fin, que es el de la procreación. Una homosexualidad que no puede alcanzar ese fin está fallando. Eso no es un ultraje para nadie. En nuestro cuerpo tenemos muchas deficiencias. Yo tengo hipertensión, ¿me voy a enfadar porque me lo digan? Es una deficiencia que tengo que corregir como pueda. El señalar a un homosexual una deficiencia no es una ofensa, es una ayuda porque muchos casos de homosexualidad se pueden recuperar y normalizar con un tratamiento adecuado. No es ofensa, es estima. Cuando una persona tiene un defecto, el buen amigo es el que se lo dice.

El decreto de archivo de diligencias no puede ser más clarito ya que considera que «cuando el entrevistado contesta a las preguntas sobre la homosexualidad lo hace explícitamente dentro del magisterio de la Iglesia», aludiendo la fiscal en este punto al catecismo y a expresiones como que los actos homosexuales son «contrarios a la ley natural», que «no pueden recibir aprobación en ningún caso» y a una «inclinación objetivamente desordenada». Los entrecomillados de la fiscal, ojo.

Y continúa: «Desde el momento en que el catecismo de la Iglesia Católica, aunque lógicamente no tenga que ser compartido por nadie, es un libro protegido por la legislación española que permite su publicación y difusión por cualquier medio a pesar de que hable de los actos homosexuales como ‘contrarios a la ley natural e intrínsecamente desordenados’, deberá como legítima consecuencia permitirse que quien profese dichas creencias las refiera o enuncie públicamente». ¿Hace falta repetirlo? A algunos oírlo ‘desde fuera’ quizá les haga abrir los ojos: «desde el momento en que el catecismo de la Iglesia Católica…» No son opiniones personales del cardenal.

Y termina apuntillando a esos ‘amantes de la libertad’ que quieren cercenar el derecho de los católicos: «estaríamos menoscabando gravemente su derecho a la libertad religiosa. Mientras el Estado proteja y ampare la difusión de los preceptos de las religiones reconocidas tendría que respetarse también a quien se limite a enunciarlas en alta voz, sea cual sea la difusión que tengan sus palabras».

Y para que nadie dude de que Mons. Sebastián también se remitía a las enseñanzas de la Iglesia, la fiscal recuerda que el cardenal utiliza palabras como «respeto, acogida y afecto» y expresiones como «con todos los respetos» o «esto no puede ser ultraje para nadie».

A los fanáticos del uso de la «homofobia» se les acaba el chollo, hasta los medios de comunicación serios abominan del término. Y a muchos de nuestros pastores se les acabaron las excusas.