16.04.14

 

Alguna vez he hablado de esta ocurrencia. Vuelvo sobre el asunto porque cada vez nos parece más interesante y útil para la vida de la comunidad parroquial.

Hace años recuerdo, llevaba un servidor poco tiempo en la parroquia actual, hablar con una familia que me decían que eran creyentes y practicantes, pero que no participaban apenas de la vida de la parroquia. La razón estaba en que la mayor parte de los fines de semana marchaban a su casita del pueblo y cuando se quedaban en Madrid aprovechaban para conocer cosas y escuchar misa en alguna iglesia singular del centro.

La conclusión era sencilla: lo único que sabían de la parroquia era si en alguna ocasión habíamos buzoneado algo o comentarios de vecinos. Nada más. El caso es que al contarles cosas me decían que les interesaría pero claro, al ir a misa normalmente a otro sitio pues no se enteraban de nada. En ese momento me dieron su dirección de correo electrónico con el ruego de que si había algo especial se lo hiciese saber.

El problema de esta familia lo tiene mucha gente. Parroquianos por geografía, en la práctica apenas pisan la parroquia. Ya sabemos: el chalecito en la sierra, que los domingos comen con los abuelos y ya van a misa en la parroquia de ellos, que participan del movimiento A o la comunidad B y así pasa que no pisan el centro parroquial en semanas o meses salvo algún momento singular.

Pero es que aunque se venga a misa los domingos. Lo más que podemos saber es si hay algún aviso, que necesariamente han de ser pocos, o algún cartel que llame la atención, y ya les digo desde ahora que apenas se miran. Por eso creo que los feligreses “del común” apenas se enteran de la misa la media. Hagamos la prueba de preguntar a los habituales de misa dominical: ¿hay muchos niños en catequesis? ¿y catequistas? ¿qué hace Cáritas? ¿tenemos grupos de oración? ¿hay alguna necesidad puntual? ¿de qué se habla en el consejo? ¿salen las cuentas?

Para todo esto está el correo semanal de la parroquia. A los habituales les muestra cosas de la vida cotidiana de la comunidad que de otra forma posiblemente ni intuyeran. A los que apenas pueden venir, les mantiene al día de la vida de la comunidad. Y a los alejados no deja de mostrarles una parroquia que vive, se esfuerza, trabaja y hace lo que buenamente puede para sr fiel a su misión. Sí, alejados también, que los hay que están interesados y otros lo reciben por reenvío de familiares, amigos y vecinos.

Desde que comenzamos el envío de este correo de los miércoles han pasado más de siete años y con una tenacidad digna de todo encomio. Creo que en los siete años no hayan sido más de tres o cuatro veces las que ha faltado el correo. Y muy poquitas más las que en lugar de en miércoles ha ido en otro día de la semana. Da igual curso que vacaciones, es lo mismo que un servidor esté en la parroquia que paseando junto al mar. El correo de los miércoles siempre llega aunque solo sea para decir que desde tal sitio me acuerdo de la comunidad parroquial. Tan asumido lo tiene los fieles, que si un miércoles fallo me lo reclaman: ¿y el correo de esta semana, qué?

Hoy son más de seiscientas las direcciones que manejamos y nos consta que el correo lo abren en torno a un 70 % de sus destinatarios. También sabemos que muchos, muchísimos de sus receptores, lo reenvían a su vez. Creo que es de las cosas acertadas que tenemos en la parroquia.

Lo cuento como ocurrencia pastoral que está sirviendo y que otros pueden intentar. El resultado, excelente. Y si alguno de los lectores qiere recibirlo, se puede anotar en esta misma página.

Hoy es miércoles y son las nueve de la mañana. Acaba de salir el correo semanal.