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El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 20 de abril de 2014

LA FRASE DEL DOMINGO 20 DE ABRIL

"¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado" (Lc 24, 5-6)

 


El papa Francisco

Miles de fieles acuden a San Pedro para la Pascua de Resurrección
Desde Holanda han llegado 35.000 plantas y flores para dar color a la plaza

Francisco: la Buena Nueva no es sólo una palabra, sino testimonio de amor gratuito y fiel
Texto completo de la bendición Urbi et Orbi del Papa Francisco en el Domingo de Pascua

Santa Sede

La ciudad de Roma preparada para las canonizaciones
Se espera que unos 800.000 peregrinos acudan para ver proclamar santos a Juan XXIII y Juan Pablo II

Mirada al mundo

El patriarca Kirill reza por la paz en Rusia y Ucrania
En su mensaje de Pascua, Su Santidad Kirill, patriarca de Moscú y de Rusia recuerda que la Resurrección cambia la vida de quien acoge en anuncio

Cardenal Maradiaga: hemos de luchar contra la indiferencia
Mensaje de Pascua del cardenal Óscar Cardenal Rodrí­guez Maradiaga, presidente de Caritas Internationalis

Rome Reports

Vaticano pide una justa distribución de la energía en el mundo (Video)
Pontificio Consejo Justicia y Paz publica documento sobre energía y desarrollo

Más de 4.000 universitarios en Roma para pasar Semana Santa cerca del Papa (Video)
Participan en el congreso UNIV

Espiritualidad

Santa Inés de Montepulciano
«Modelo para Catalina de Siena, Inés fue inusualmente precoz en la elección de la vida consagrada. Era una niña de 9 años cuando ingresó en el convento. A los 12 administraba los bienes, y a los 15 se convirtió en abadesa»


El papa Francisco


Miles de fieles acuden a San Pedro para la Pascua de Resurrección
Desde Holanda han llegado 35.000 plantas y flores para dar color a la plaza

Por Rocío Lancho García

CIUDAD DEL VATICANO, 20 de abril de 2014 (Zenit.org) - El Santo Padre ha presidido en el sagrado de la Basílica Vaticana la solemne celebración de la misa del Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor.

En la celebración han participado fieles y peregrinos procedentes de todo el mundo venidos a Roma en ocasión de las fiestas pascuales. Se calcula que unos 150.000 fieles han llenado la plaza de San Pedro y parte de la Vía de la Conciliación para seguir la liturgia de este Domingo de Pascua con el Pontífice. Hoy Francisco no ha dado homilía, ya que al finalizar la misa impartirá desde la Loggia la bendición "Urbi et Orbi".

Desde primeras horas de la mañana, los fieles se fueron dirigiendo a la Plaza de San Pedro para poder participar de la celebración con el Santo Padre. Francisco ha llegado pasadas las 10.00 de la mañana y la misa dio inicio a las 10.15. El Pontífice, vestido con los paramentos blancos ha sido el único celebrante de la misa de Pascua. Tal y como está previsto en el ritual, los cardenales y los obispos presentes han asistido a la liturgia pero sin concelebrar.

La celebración ha comenzado con el rito del "Resurrexis". Dos diáconos fueron los encargados de abrir ante el Papa una imagen de Cristo resucitado y, tras la veneración, el Papa lo ha besado y echado el incienso. Es un icono que fue realizado siguiendo el modelo medieval. El nuevo ícono, igual que el antiguo, representa la figura del Salvador sentado en el trono.


Este año, Oriente y Occidente celebran en la misma fecha la Resurrección del Señor y por eso hoy, al finalizar la lectura del Evangelio, se ha rezado la oración Stichi y Stichirá, canto de la liturgia bizantina que antiguamente se cantaba ante el Papa el día de Pascua.

La Oración de los fieles ha reunido a representantes de diversas lenguas, quienes elevaron plegarias a Dios en chino, hindi, alemán, francés y coreano. Así como en el Ofertorio, que se ha podido ver a personas de distintas razas y culturas.

La misa ha concluido con el canto del Regina Coeli mientras el Santo Padre rezaba frente a una estatua de la Virgen María. Al son de trompetas, Francisco se ha subido al jeep descubierto para realizar un pequeña vuelta por los pasillos de la plaza y así saludar a los fieles.

Una florida Plaza de San Pedro ha dado el color a la mañana de la Resurrección. 12.000 tulipanes rosas, amarillos, naranjas, blancos, rosas y violetas junto a 6.000 narcisos de varios colores y 2.500 perfumados jacintos enmarcados por arbustos y árboles jóvenes, es lo que el grupo de 30 floristas holandeses ha creado con flores traídas desde su  país, para dar brillo y color a la Plaza en este soleado Domingo de Pascua.

Más de 2.500 rosas blancas han sido colocadas en torno al altar. La subida hacia el altar ha estado marcada por 8.000 pequeños narcisos. Asimismo la Loggia de la bendición ha estado adornada por flores blancas y verdes.

Las flores y las plantas en la Plaza de San Pedro ofrecidas por floricultores holandeses ya se ha convertido en una tradición. La idea nació en 1985, cuando se pidió al florista holandés Nic van der Voort acudir a Roma para preparar la decoración floral durante la ceremonia de beatificación del sacerdote holandés Titus Brandsma. Fue entonces cuando nació la idea de hacer en Pascua un homenaje floral y se pusieron de acuerdo para las celebraciones de 1986.

En total, 35.000 plantas y flores se han usado para la decoración de la Plaza. Todos los bulbos se cultivan a propósito para este evento, así como arbustos y árboles en flor. Sólo de esta manera se puede estar seguro que todos estén en floración en el momento adecuado.

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Francisco: la Buena Nueva no es sólo una palabra, sino testimonio de amor gratuito y fiel
Texto completo de la bendición Urbi et Orbi del Papa Francisco en el Domingo de Pascua

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 20 de abril de 2014 (Zenit.org) - A las 12.00 de este domigo, 20 de abril, desde la Loggia central de la Basílica Vaticana, el Santo Padre Francisco ha dirigido a los fieles presentes en la Plaza de San Pedro y a cuantos lo escuchen por radio y televisión y las nuevas tecnologías de comunicación, el Mensaje y la felicitación pascual que publicamos a continuación.

Queridos hermanos y hermanas, Feliz y santa Pascua.

El anuncio del ángel a las mujeres resuena en la Iglesia esparcida por todo el mundo: «Vosotras no temáis, ya sé que buscáis a Jesús el crucificado. No está aquí. Ha resucitado... Venid a ver el sitio donde lo pusieron».

Esta es la culminación del Evangelio, es la Buena Noticia por excelencia: Jesús, el crucificado, ha resucitado. Este acontecimiento es la base de nuestra fe y de nuestra esperanza: si Cristo no hubiera resucitado, el cristianismo perdería su valor; toda la misión de la Iglesia se quedaría sin brío, pues desde aquí ha comenzado y desde aquí reemprende siempre de nuevo. El mensaje que los cristianos llevan al mundo es este: Jesús, el Amor encarnado, murió en la cruz por nuestros pecados, pero Dios Padre lo resucitó y lo ha constituido Señor de la vida y de la muerte. En Jesús, el Amor ha vencido al odio, la misericordia al pecado, el bien al mal, la verdad a la mentira, la vida a la muerte.

Por esto decimos a todos: «Venid y veréis». En toda situación humana, marcada por la fragilidad, el pecado y la muerte, la Buena Nueva no es sólo una palabra, sino un testimonio de amor gratuito y fiel: es un salir de sí mismo para ir al encuentro del otro, estar al lado de los heridos por la vida, compartir con quien carece de lo necesario, permanecer junto al enfermo, al anciano, al excluido... «Venid y veréis»: El amor es más fuerte, el amor da vida, el amor hace florecer la esperanza en el desierto.

Con esta gozosa certeza, nos dirigimos hoy a ti, Señor resucitado.

Ayúdanos a buscarte para que todos podamos encontrarte, saber que tenemos un Padre y no nos sentimos huérfanos; que podemos amarte y adorarte.

Ayúdanos a derrotar el flagelo del hambre, agravada por los conflictos y los inmensos derroches de los que a menudo somos cómplices.

Haz nos disponibles para proteger a los indefensos, especialmente a los niños, a las mujeres y a los ancianos, a veces sometidos a la explotación y al abandono.

Haz que podamos curar a los hermanos afectados por la epidemia de Ébola en Guinea Conakry, Sierra Leona y Liberia, y a aquellos que padecen tantas otras enfermedades, que también se difunden a causa de la incuria y de la extrema pobreza.

Consuela a todos los que hoy no pueden celebrar la Pascua con sus seres queridos, por haber sido injustamente arrancados de su afecto, como tantas personas, sacerdotes y laicos, secuestradas en diferentes partes del mundo.

Conforta a quienes han dejado su propia tierra para emigrar a lugares donde poder esperar en un futuro mejor, vivir su vida con dignidad y, muchas veces, profesar libremente su fe.

Te rogamos, Jesús glorioso, que cesen todas las guerras, toda hostilidad pequeña o grande, antigua o reciente.

Te pedimos por Siria: la amada Siria, que cuantos sufren las consecuencias del conflicto puedan recibir la ayuda humanitaria necesaria; que las partes en causa dejen de usar la fuerza para sembrar muerte, sobre todo entre la población inerme, y tengan la audacia de negociar la paz, tan anhelada desde hace tanto tiempo.

Jesús glorioso, te rogamos que consueles a las víctimas de la violencia fratricida en Irak y sostengas las esperanzas que suscitan la reanudación de las negociaciones entre israelíes y palestinos.

Te invocamos para que se ponga fin a los enfrentamientos en la República Centroafricana, se detengan los atroces ataques terroristas en algunas partes de Nigeria y la violencia en Sudán del Sur.

Y te pedimos por Venezuela, para que los ánimos se encaminen hacia la reconciliación y la concordia fraterna.

Que port u resurrección, que este año celebramos junto con las iglesias que siguen el calendario juliano, te pedimos que ilumines e inspires iniciativas de paz los esfuerzos en Ucrania, para que todas las partes implicadas, apoyadas por la Comunidad internacional, lleven a cabo todo esfuerzo para impedir la violencia y construir, con un espíritu de unidad y diálogo, el futuro del País. Que como hermanos puedan hoy cantar Xphctoc Boc9pec.

Te rogamos, Señor, por todos los pueblos de la Tierra: Tú, que has vencido a la muerte, concédenos tu vida, danos tu paz. "Christus surrexit, venite et videte!" Queridos hermanos y hermanas, feliz Pascua.

Tras la bendición, el Santo Padre ha añadido:

Renuevo mi felicitación pascual a todos los que, llegados desde todas las partes del mundo, os habéis reunido en esta Plaza. Hago extensiva esta felicitación pascual a cuantos se unen a nosotros a través de los medios de comunicación social. Llevad a vuestras familias y a vuestras comunidades la alegre noticia de que Cristo nuestra paz y nuestra esperanza ha resucitado.

Gracias por vuestra presencia, por vuestra oración y por vuestro testimonio de fe. Un recuerdo particular y agradecido por el regalo de las bellísimas flores, que vienen de Holanda. Buena Pascua a todos.

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Santa Sede


La ciudad de Roma preparada para las canonizaciones
Se espera que unos 800.000 peregrinos acudan para ver proclamar santos a Juan XXIII y Juan Pablo II

Por Redacción

ROMA, 20 de abril de 2014 (Zenit.org) - El alcalde de Roma, Ignazio Marino, ha afirmado esta semana que todo está "preparado, muy preparado" para dar la bienvenida a unos 800 mil perergrinos que se esperan se den cita el 27 de abril para las canonizaciones de los papas Juan XXIII y Juan Pablo II.

"El único punto crítico que queda es que estamos esperando que lleguen 2.000 autobuses, pero sólo 500 se han registrado hasta ahora", ha declarado el alcalde de la ciudad de Roma. "Hemos pedido a los agentes del orden público que se desplieguen en los puntos de acceso a la carretera de la circunvalación Grande Raccordo Anulare de la ciudad para que los autobuses que llegan sin un permiso puedan ser dirigidos a aparcamientos gratuitos."

El coste de alojamiento en el centro de la ciudad se ha disparado, con algunos apartamentos que se alquilan para el fin de semana hasta por 2.500 euros.  

De acuerdo con el Ministerio del Interior, el evento atraerá a 19 jefes de Estado y 24 primeros ministros de 61 delegaciones oficiales que representan a 54 países.

Marino descartó utilizar el aparcamiento del Gianicolo, cerca del Vaticano, construido para albergar a los peregrinos que llegaron a Roma para el Año Santo de 2000, explicando que el Lungotevere (la carretera a los lados del río Tíber) debe mantenerse libre para las delegaciones internacionales y vehículos de emergencia.

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Mirada al mundo


El patriarca Kirill reza por la paz en Rusia y Ucrania
En su mensaje de Pascua, Su Santidad Kirill, patriarca de Moscú y de Rusia recuerda que la Resurrección cambia la vida de quien acoge en anuncio

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 20 de abril de 2014 (Zenit.org) - En su mensaje de Pascua, el patriarca de Moscú, Su Santidad Kirill, rezó "particularmente por los pueblos de Rusia y Ucrania, para que la paz triunfe en la mente y en los corazones de cuantos son hermanos y hermanas según la sangre y la fe, para que se reconstituyan los lazos perdidos y renazca la colaboración necesaria".

Por otro lado, recordó que "la Pascua no es una bonita leyenda, ni un axioma teológico, ni la obligación de cumplir una tradición antigua", sino "el núcleo y la sustancia del cristianismo, es la victoria que Dios nos ha donado".

Asimismo, la Resurrección "es un acontecimiento que cambia la vida de quienes acogen el anuncio de la Pascua", ha señalado el patriarca. Además, ha indicado que la Salvación del mundo realizada por el Señor "es la alegría más grande que una persona puede sentir", explicando que "por difícil que pueda ser nuestra existencia, por mucho que las pruebas de la vida nos puedan abrumar, por mucho que debamos soportar ofensas de las personas y males del mundo que nos rodea, todo esto no es nada frente a esa alegría espiritual y esa esperanza en la salvación eterna que nos dona Dios".

El patriarca Kirill también ha señalado que "celebrando la Pascua, cada año abrimos un nuevo periodo de nuestra vida, porque el Señor renueva la naturaleza humana, refuerza en las pruebas, da fuerza para cumplir buenas obras".

Finalmente, pidió "que el Señor Resucitado nos conceda continuar en nuestra peregrinación terrena con ventaja para nuestra alma, sin olvidar nunca nuestra alta responsabilidad cristiana y nuestra vocación a suscitar en nosotros y alrededor nuestro una fe fuerte, un amor sincero y una esperanza que no defrauda". Y añadió "que la alegría de esta fiesta nos refuerce y nos inspire a cumplir las buenas obras, no dé fuerza y valentía para conservar la perseverancia y la seguridad, aún en medio de las olas del mar de la vida, para resistir a las pruebas y a las tentaciones y superar, como dijo san Sergio de Radonezh, los inestables contrastes de este mundo".

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Cardenal Maradiaga: hemos de luchar contra la indiferencia
Mensaje de Pascua del cardenal Óscar Cardenal Rodrí­guez Maradiaga, presidente de Caritas Internationalis

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 20 de abril de 2014 (Zenit.org) - El cardenal Óscar Rodríguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa y presidente de Cáritas Internationalis, en su mensaje para esta Pascua recuerda que "hay ocasiones en la vida en las que nos encontramos perdidos en el desierto y lejos de casa". Pero, "si miramos a nuestro alrededor, vemos a gente que está cruzando el desierto, literalmente: como los refugiados de Siria; los desplazados o amenazados por grupos y milicias armadas, en la República Centroafricana; los migrantes desesperados que intentan cruzar las tierras yermas entre México y Estados Unidos, etc".

Por eso, indica el purpurado "la esperanza es lo que mayormente nos empuja a nuestro viaje. Es la que nos asegura que saldremos del desierto para ver la luz de otro día".

Asimismo señala que "se nos ha hecho una gran promesa de una vida nueva, pero necesitamos coraje, para abrazar a Jesús y seguir sus huellas". Y añade que "cuando oímos hablar de la muerte y el sufrimiento que afligen a nuestros hermanos y hermanas, hemos de luchar contra la indiferencia. Cuando abrimos nuestro corazones a otras personas que sufren, nos exponemos a la gracia transformadora".

Finalmente, el cardenal Maradiaga pregunta "¿nos atrevemos a abrir nuestros corazones a la humanidad, con todo su dolor, sufrimiento e imperfección? ¿Nos atrevemos a ser un ejemplo vivo de caritas?"

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Rome Reports


Vaticano pide una justa distribución de la energía en el mundo (Video)
Pontificio Consejo Justicia y Paz publica documento sobre energía y desarrollo

Por Rome Reports

ROMA, 20 de abril de 2014 (Zenit.org) - Para ver el vídeo hacer click aquí.

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Más de 4.000 universitarios en Roma para pasar Semana Santa cerca del Papa (Video)
Participan en el congreso UNIV

Por Rome Reports

ROMA, 20 de abril de 2014 (Zenit.org) - Para ver el vídeo hacer click aquí.

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Espiritualidad


Santa Inés de Montepulciano
«Modelo para Catalina de Siena, Inés fue inusualmente precoz en la elección de la vida consagrada. Era una niña de 9 años cuando ingresó en el convento. A los 12 administraba los bienes, y a los 15 se convirtió en abadesa»

Por Isabel Orellana Vilches

MADRID, 20 de abril de 2014 (Zenit.org) - San Raimundo de Capua, biógrafo de Catalina de Siena, es una de las fuentes principales para conocer a esta santa. Ella no ocultó su impresión al conocer los hechos extraordinarios que Dios hizo por medio de Inés, y la profundísima vida de piedad y penitencia que jalonó su existencia. En su Diálogo escribió Catalina: «La dulce virgen santa Inés, que desde la niñez hasta el fin de su vida me sirvió con humildad y firme esperanza sin preocuparse de sí misma». En Inés fueron palpables los signos de la sencillez e inocencia evangélica, muestra de que un niño no tiene doblez y de que su apertura a los más altos ideales obedece a un patrimonio legado por el Padre celestial, al que jamás se cierra; siempre está presto a manifestarse a poco que se estimule y acompañe en el camino de la fe. Si todavía hay alguien que piense que el rigor y la comprensión de una alta vida espiritual es impropia de esa edad, debería desterrar la idea.

Nació Inés Segni el 28 de enero de 1268 en Gracciano Vecchio, pequeña localidad cercana a Montepulciano, Italia. Su familia, poseedora de excelentes recursos económicos, abrazaba el credo que ella heredó, complaciéndose en el rezo de las oraciones que le enseñaron, especialmente el Padrenuestro y el Avemaría. Los recitaba en distintos momentos del día priorizando este fervoroso gesto sobre los juegos infantiles que retomaba después de haber orado devotamente. Muy niña se fijó en el tosco hábito, un «sacco», que llevaban las religiosas de su ciudad natal. Le sedujeron, porque a su corta edad ya experimentaba particular tendencia a lo espiritual. Y a los 9 años ingresó en la comunidad. Tuvo la fortuna de que sus padres se lo permitieran al ver la madurez con la que expuso su anhelo, y de ser acogida y formada por ellas.

A los 12 años Inés eran tan capaz y tan virtuosa que pusieron en sus manos la administración de los bienes del monasterio. Y a los 15 fue enviada a Procena en respuesta a una demanda efectuada por las personas que tenían a su cargo el castillo de Montepulciano que solicitaban la presencia de las monjas allí. Para asumir el oficio de abadesa tuvo que ser dispensada por el papa Martín IV. El hecho de ser elegida para esta misión siendo tan joven da idea de su talla humana y espiritual. La clave de su vida era la oración continua. El trato familiar con las Personas Divinas y su devoción por la Virgen María cincelaban su espíritu con los signos indelebles de un amor que iba transfigurándola en Cristo. Era amable, humilde, sencilla, bondadosa, abnegada, con gran visión de gobierno, y mostraba en toda circunstancia paz y alegría. Al encarnar las virtudes evangélicas todo lo que decía era creíble.

Junto a Margarita, que fue su formadora, fundó otro monasterio en Montepulciano a petición de un grupo de caballeros. Con 18 años, el obispo la designó superiora del mismo. Permaneció en ese cargo veintidós años. En este nuevo convento, con su ilimitada entrega, llena de confianza en Dios, el rigor en el cumplimiento de la regla, su oración y pasión por la Eucaristía, siguió arrebatando la gracia de muchísimas vocaciones. Tuvo también preocupaciones y disgustos. En dos ocasiones viajó a Roma. Una de ellas con objeto de cercenar de raíz la ambición y afanes de poder internos. Por si fuera poco, su úlcera de estómago y habituales infecciones intestinales no le dieron excesiva tregua desde 1304, aunque ella mostraba extraordinaria fortaleza de manera incesante soportándolas con paciencia.

Las noticias de su excelsa forma de vida y de la bondad que regía el monasterio que se hallaba bajo su responsabilidad fue origen de una tercera fundación que requirieron pusiese en marcha en Montepulciano, erigida con la aprobación del pontífice. Años atrás, la Virgen le había encomendado esta obra sellada con el signo de tres piedras que entregó a la religiosa. Vio en la oración que debía ser destinada a la juventud y, con la contribución económica de amigos, familiares y vecinos, abrió el convento en 1306 en ese monte en cuyas laderas moraban mujeres de vida descarriada. Eligió la regla a seguir después de tener una visión en la que se le presentaron tres santos: Agustín, Domingo y Francisco. Iban navegando en un barco y la invitaron a subir. En medio de la sobrenatural conversación, Domingo vaticinó: «Subirá a mi nave, pues así lo ha dispuesto Dios». Y el espíritu dominicano fue adoptado por ella y sus hermanas.

Adornada con diversos carismas, entre otros, el de milagros y éxtasis, que comenzaron a manifestarse en su infancia, recibía también mensajes extraordinarios. En una de estas visiones, narrada por san Raimundo, la Virgen depositó al Niño Jesús en sus brazos, y parece ser que antes de entregárselo de nuevo a María, le quitó la cruz que portaba en el cuello y la conservó. En otra ocasión, tras haber contemplado el gozo del paraíso con la Virgen y los santos que entonaban Vernans Rosa (floreciendo la rosa), apareció una rosa en el lugar donde había estado hincada de rodillas.

En 1316 por sugerencia de las religiosas aceptó recibir tratamiento para sus enfermedades en las termas de Chianciano. Allí siguieron obrándose prodigios. Empeoró y regresó a Montepulciano. Los últimos meses de vida los pasó animando y confortando espiritualmente a sus hermanas. Quienes la acompañaban en los postreros instantes no podían evitar la emoción. Pero Inés las consoló, diciéndoles: «Si en verdad me aman, alégrense de que voy al Padre Dios a recibir su herencia eterna. No se afanen, que desde la eternidad las encomendaré siempre». Falleció el 20 de abril de 1317.Catalina de Siena, que la denominó «madre gloriosa»,acudió a venerar sus restos treinta años más tarde. El cuerpo se hallaba (y se encuentra) incorrupto. Según narra san Raimundo, cuando Catalina hizo ademán de arrodillarse, uno de los pies de Inés cobró vida y se puso a su alcance, hecho milagroso que fue contemplado por los que se encontraban allí. Clemente VIII beatificó a Inés en 1608. Benedicto XIII la canonizó el 10 de diciembre de 1726.

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