29.04.14

 

La noticia, en síntesis, es que el cardenal Bertone se está arreglando un parece que muy buen ático dentro del Vaticano para su vivienda habitual. Tanto ha corrido la noticia que el propio cardenal, el salesiano Tarsicio Bertone, ha tenido que salir al paso de la historia con una carta que no solo no aclara el asunto sino que a mi modo de ver lo pone aún peor.

El hecho, según reconoce él mismo, es que vivirá en un apartamento dentro del Vaticano, que el apartamento es “espacioso” y que la reforma se hace bajo sus gastos.

Ayer un lector de Infocatólica me pedía una opinión sobre el asunto, y aunque ya he respondido en forma de comentario, aquí va para que no haya dudas de lo que pienso y para que no haya dudas de que no tengo ningún problema en escribir de lo que sea.

Servidor no es periodista de investigación. Tampoco conozco los entresijos de la vida íntima de cardenales en ejercicio y eméritos. Pero sí tengo mi opinión sobre este asunto.

Bertone es religioso salesiano para empezar. Se comprende que cuando un religioso es llamado al episcopado o a algún servicio singular en la Iglesia por el santo padre, pues evidentemente que eso es lo primero. La consecuencia es que el religioso deja su convento y va allá donde sea menester. La Iglesia manda y el religioso obedece. Nada más que objetar.

¿Y cuando cesa en el ministerio que le había sido encomendado, bien porque le fue aceptada por ejemplo su renuncia como obispo, bien porque ya no es necesaria esa encomienda especial? Pues entiendo que sencillamente se vuelve al convento y aquí no ha pasado nada. Conozco, conocemos todos supongo, casos de religiosos obispos que al cesar en su ministerio se volvieron al convento y siguieron viviendo como un religioso más, o bien obispos provenientes del clero secular que simplemente se retiraron a una residencia sacerdotal.

En principio no veo problema en que el cardenal Bertone, acabado su oficio, se retire a una de las residencias que los salesianos tienen en Roma. Y si el santo padre lo siguiera queriendo cerca por cuestiones las que sean, tampoco es tan complicado desplazarse al Vaticano aunque tenga que llevarle alguien. Digo yo.

Supongamos incluso que parece mejor que viva dentro del Vaticano. Pues a alguien que ha sido religioso y por consiguiente tiene costumbre de vivir en comunidad no creo le supusiera ninguna dificultad especial vivir por ejemplo en santa Marta.

Por lo que sea el cardenal Bertone ha decidido reformar un ático dentro del Vaticano. Ha decidido se supone que con el beneplácito de los demás, porque entiendo que uno por muy cardenal que sea no va a un edificio vaticano y dice: este para mí. Es decir, que si lo ocupa será con el beneplácito de su jefe, que lo tenía tan claro como decirle que de eso nada y que hay que predicar con el ejemplo y la austeridad. Si el papa no ha puesto pegas no las voy a poner yo.

Queda otra cuestión nada baladí: que sea el propio cardenal quien pague los gastos de la reforma de su bolsillo, porque las reformas ya se sabe lo que cuestan y uno se pregunta cómo es posible que monseñor tenga un bolsillo tan abultado. ¿Tanto cobran los cardenales? ¿Ha recibido algún donativo muy extraordinario? ¿Se lo paga algún amigo de esos con los que hay que tener cuidado? ¿De dónde saca pa tanto como destaca?

Monseñor Tarsicio Bertone, por muy secretario de estado que haya sido, podía estar ahora estupendamente en una residencia de salesianos, y estoy seguro de que bien tratado, o simplemente en Santa Marta. Ha decidido mejor un apartamento espacioso y bien reformado, pues reclamaciones a quien se lo consienta.

Y desde luego aquí estamos esperando que nos cuente de dónde ha sacado ese pastón que le va a costar la reforma. Mayormente por si nos da por pensar lo que no debemos.