14.05.14

Esta señora no es monja, dejadla, la única monja soy yo


Dos mártires de la guerra civil española nacieron un 14 de mayo: un lasaliano burgalés y un dominico zamorano.

Bonifacio Rodríguez González (hermano José Cecilio de las Escuelas Cristianas), de 51 años y natural de La Molina de Ubierna (Burgos), fue asesinado el 13 de septiembre de 1936 en Tahal (Almería) y beatificado en 1993 (ver artículo del 22 de marzo).

Compañero de los mártires de Bajo un Manto de Estrellas

José Prieto Fuentes, dominico del noviciado de Almagro, de 23 años y oriundo de Valleluengo (Zamora), fue asesinado en Paracuellos de Jarama (Madrid) el 28 de noviembre de 1936 y beatificado en 2007. Murió, por tanto, más tarde que sus compañeros de convento de Almagro a los que se dedica la película Bajo un Manto de Estrellas, y que aún no han sido beatificados. Pertenece al grupo de los más jóvenes, supuestamente separados del resto para no matarlos, pero que al ser enviados para encarcelar a Madrid, también fueron asesinados.

La monja que salvó a la mujer que la acogia

Para completar la breve historia de los mártires del 14 de mayo, traigo a colación esta imagen que vi recientemente en la capilla del Corpus Christi, sita en la madrileña calle de Blanca de Navarra, y la mártir a la que representa (no se dice si está enterrada en la capilla, la web de la Conferencia Episcopal dice que lo está en el “Convento Celadoras del Culto Eucarístico"). Ángela Benita Sebastiana Margarita Ginard Martí (sor María de los Ángeles), nacida el 3 de abril en Llucmayor (Mallorca, el pueblo de Ramon Llull), fue asesinada el 26 de agosto de 1936 en la madrileña Dehesa de la Villa (contaba 42 años) y beatificada en 2005 (con ella fueron beatificados siete sacerdotes diocesanos de Urgell.

Tras haber ayudado durante años a sus padres con su trabajo, ingresó en el postulantado de las Hermanas Celadoras del Culto Eucarístico de Palma de Mallorca en 1921, pasando después de los cuatro años de profesión temporal a Madrid, Barcelona y de nuevo Madrid como administradora del convento. Ya antes de la guerra, según la biografía publicada por el Vaticano, ofrecía, si esa era la voluntad de Dios, su vida en martirio por el triunfo de Cristo. El 20 de julio, cuando las religiosas tuvieron que salir del convento vestidas de seglares, sor María de los Ángeles con serenidad las tranquilizaba a la vez que les decía: “Todo lo que nos pueden hacer a nosotras es matarnos, pero esto”, indicando que lamentaba más la persecución y destrucción de lo religioso que el que la matasen. Sor María de los Ángeles se refugió con una familia en la calle Monte Esquinza número 24. Desde allí vio el saqueo de la iglesia y del convento, y la destrucción de imágenes y objetos de culto. El 25 de agosto por la tarde, milicianos anarquistas, por acusación del portero, que era de ellos, fueron a detenerla. Apresaron a doña Amparo, hermana de la dueña de la casa, y sor María de los Ángeles dijo a los milicianos: “esta señora no es monja, dejadla, la única monja soy yo”. Así salvó la vida a esta señora. La llevaron a la checa de Bellas Artes y el 26 al anochecer le dieron el “paseo” a la Dehesa de la Villa donde la asesinaron.

Más sobre los 1.523 mártires beatificados, en “Holocausto católico”.