16.05.14

 

Estoy completamente de acuerdo con eso de la sencillez, la bonhomía, la discreción y lo de no imponer nuestras creencias a nadie. Pero señores, que una cosa es no imponer y otra muy diferente que aquí todo el mundo tenga derechos menos la Iglesia.

No sé qué tendrá que ver una procesión con la Virgen María con estar en campaña electoral. En plena campaña para las europeas estamos y el jueves salieron procesiones en honor de San Isidro labrador por toda España y a nadie le pareció que vulneraran derecho alguno. Pues ya ven, llega la señora alcaldesa de Hospitalet de Llobregat y por sus santas razones ha decidido que este año no puede salir la tradicional procesión de la Virgen de Gracia de Carmona porque estamos en campaña electoral. Así nos lo hace saber Hazteoir.

Una cacicada más. Pero lo peor no es la prohibición, sino el cachondeo. Porque la señora alcaldesa, que tan clarito tiene lo de la separación Iglesia – estado, se permite decidir cuántas procesiones son convenientes en el municipio. Más aún, en un arrebato de simpatía inigualable, se despacha sugiriendo que si desean salir a la calle transcurran por la acera, con la Virgen de la mano, sin música y sin incienso con el sacerdote sin sus vestimentas litúrgicas, es decir, vestido de paisano. Maja la chica.

La señora alcaldesa con esta gesto lo único que hace es alarde de prepotencia y chulería, cosa de la que es capaz simplemente porque sabe que nunca pasará nada. Nunca pasa nada porque nuestros obispos nos han salido tan en extremo prudentes que las autoridades civiles, los ayuntamientos, comunidades autónomas y hasta la cofradía más simple saben que se pueden permitir todo, ya que por la cosa de la caridad y el no liarla, jamás tendrán un obispo enfrente. Lo más, lo más, alguna nota de esas que no lee nadie y que van redactadas de forma que digan sin decir mucho.

Recuerdo por ejemplo hace unos meses los problemas que hubo con una exposición sobre la beata Teresa de Calcuta en Vigo porque decían que era “demasiado confesional”. Ya saben cómo terminó la cosa: quitando no sé cuántos signos inequívocamente católicos para evitar que nadie se ofendiera.

Tela la que se está montando en Málaga con los pregones de las cofradías. Pues eso, solventado con alguna notita… Ahora lo de prohibir una procesión en Hospitalet. Verán como no pasa nada.

Necesitamos obispos con la mitra bien “atornillá”. Es decir, un obispo que cuando le dicen que la exposición sobre la Beata Teresa de Calcuta es “demasiado religiosa”, la levante, se la lleva a la mismísima catedral y la inaugure con el nuncio si es posible y los obispos de la provincia eclesiástica. Un obispo que ante el cachondeo de los pregones de sus cofradías, se presente a hacerlo él personalmente y de paso cite a las cofradías al día siguiente y aclare cosas firmando papeles.

Necesitamos obispos, arzobispos y cardenales que ante la prohibición de una procesión por parte de una alcaldesa, decidan presidirla personalmente, acompañados por el obispo auxiliar, los vicarios, el arcipreste y los curas de la zona. Es muy facilito ¿Qué la alcaldesa le dice que no hay procesión? No diga nada. Ni caso. Informe que la presidiré yo personalmente. Ya está bien.

Estoy hablando de ciencia ficción. ¡A Don Camilo le podía prohibir Peppone la procesión del Cristo! Ya lo hizo. Y cuando la gente no acudió por puro temor, don Camilo agarró el Cristo él solito, arreó por medio de la calle y fue la procesión de dos. De dos, y un perrillo. Eso sí, a la vuelta tenía con él a todo el pueblo. Pero es que don Camilo tenía el bonete muy bien “atornillao”. (Si desean leer esa historia de don Camilo y la procesión, la pueden encontrar aquí).

Malamente podemos pedir al pueblo de Dios que viva su fe y la confiese en medio de las dificultades si los pastores no van a la cabeza poniendo las cosas en su sitio.

Señor cardenal de Barcelona: ¡a presidir la procesión de Hospitalet!