17.05.14

¿Se está produciendo un calentamiento global antropogénico catastrófico? –y 6

A las 12:33 PM, por Daniel Iglesias
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Reseña del libro: Steve Goreham, The Mad, Mad, Mad World of Climatism –Mankind and Climate Change Mania, New Lenox Books, New Lenox IL USA, 2012.

1. Climatismo –encaminado hacia una quiebra

En el Capítulo 13 (el último del libro) Goreham sostiene que el climatismo se encamina hacia una caída estrepitosa. Las temperaturas globales reales del período 1990-2012 muestran claramente que todos los modelos de computadora del IPCC están equivocados. También las mediciones del cambio del calor contenido en los océanos en 2004-2012 divergen absolutamente de las proyecciones de los modelos (cf. pp. 238-240). Después de 20 años de alarmismo, es claro que la catástrofe climática no está ocurriendo. “La ciencia climática saltó a una conclusión equivocada hace más de 20 años, y ahora el climatismo está impulsado por dinero” (p. 240).

Después de 20 años de negociaciones políticas y de muchas cumbres mundiales sobre el clima, no ha habido logros significativos. La emisión global de gases de efecto invernadero de 2010 fue un 45% mayor que la de 1990. La tasa de crecimiento de las emisiones del período 1990-2010 fue igual a la del período 1970-1990. Está cada vez más claro que los remedios del climatismo han fracasado. Recientemente muchas naciones recortaron sus subsidios a la energía renovable. “¿Cuántos subsidios permanecerán después de que la gente se dé cuenta de que los humanos no están destruyendo el clima de la Tierra?” (p. 244). La Unión Europea sigue auspiciando una reducción del 80% de las emisiones de CO2 para el año 2050. Aunque las emisiones europeas se redujeron un 7% de 1990 a 2009, gran parte de ello se debió a un desplazamiento de la producción por importaciones. Por ejemplo, las emisiones de las industrias británicas bajaron un 22%, pero las emisiones asociadas al consumo en el Reino Unido subieron un 12%. En los hechos, el concepto de desarrollo sustentable está íntimamente asociado a la creencia en el calentamiento global antropogénico. “Pero dado que la naturaleza, no el hombre, controla el clima, la filosofía del desarrollo sustentable está edificada sobre una falsedad” (p. 246).

Reproduzco los párrafos finales del libro: “Cada día, 25.000 personas mueren por causas relacionadas con el hambre en las naciones en desarrollo. Más de 1.000 millones de personas tratan de sobrevivir con menos de $ 1,25 por día. 2.500 millones de personas no tienen saneamiento adecuado. 1.400 millones no tienen electricidad, y casi 1.000 millones no tienen acceso a agua potable. Cada año, 2 millones mueren de SIDA. Casi 2 millones mueren de tuberculosis. La malaria, la neumonía y las enfermedades diarreicas matan millones más (cada una).

La tragedia del climatismo es el mal uso de recursos en una escala vasta. Como discutimos en el Capítulo 1, el mundo gastó 243.000 millones de dólares en 2010 en energía renovable para tratar de “descarbonizar” los sistemas energéticos. Más de un billón [= un millón de millones] de dólares fue gastado en los últimos diez años, y los gobiernos e industrias están en camino de desperdiciar otro billón en los próximos cuatro años en programas climáticos tontos. Cada año, el gasto en el fútil intento de parar el calentamiento global es el doble del gasto en […] ayuda internacional. Imagine los beneficios para los pobres del mundo si los gastos en descarbonización pudieran ser redirigidos a resolver los problemas del hambre, la enfermedad y la pobreza.

Hoy, miles de millones de personas creen en la teoría del calentamiento global antropogénico. Pero, año tras año, las temperaturas no siguen las predicciones de los modelos, los niveles del mar no suben anormalmente, los osos polares prosperan y los desastres predichos no ocurren. Los ciudadanos del mundo lo resolverán. Los cambios en la opinión pública ya muestran que los ciudadanos están empezando a aprender la historia verdadera. La quiebra del climatismo será estruendosa.

Apresuremos la caída del climatismo y el despertar de la humanidad a la realidad del clima. El cambio climático es natural y los autos son inocentes. Reasignemos los vastos fondos gastados en tontos esfuerzos para combatir el calentamiento global, para a cambio resolver los verdaderos problemas acuciantes de la humanidad” (ídem).

2. Mi opinión sobre el libro

En mi opinión, se trata de un libro magnífico, sumamente interesante: muy bien escrito y argumentado, muy claro y ordenado, lleno de información relevante, bien documentada, con muchas ilustraciones y gráficos excelentes. Además, es un libro muy entretenido. Al principio de cada capítulo, una buena caricatura y una cita (con frecuencia humorística) presentan el tema central del capítulo. El texto tiene muchos recuadros notables, en los que el humor suele estar presente. Algunas de las series de recuadros se titulan así: “¡Castiguen a los negacionistas!”, “Titulares chiflados sobre el cambio climático”, “¿Hipocresía climática?”, “Predicciones fallidas”, “El Efecto Gore”, “Plata grande para el cambio climático”, etc. El prólogo, escrito por Harrison Schmitt, ex Senador de los Estados Unidos y ex astronauta del Apolo 17, resume en ocho puntos breves y contundentes el fuerte alegato del libro (cf. pp. v-vi).

En mi opinión, las principales limitaciones de este libro son las tres siguientes.

A) Goreham asume, sin cuestionamientos, la existencia del efecto invernadero atmosférico. Pienso que habría sido oportuno por lo menos mencionar que los físicos alemanes Gerhard y Tscheuschner han publicado un paper de 115 páginas titulado Falsification of the Atmospheric CO2 Greenhouse Effects within the Frame of Physics, para demostrar que el efecto invernadero atmosférico es contrario a las leyes de la física. La versión 4 del paper (de 2009) se encuentra aquí: http://arxiv.org/pdf/0707.1161.pdf. Aún mejor habría sido evaluar la corrección o incorrección de ese paper, cosa que yo no haré aquí.

B) Goreham no analiza en detalle si o en qué medida las actuales políticas ambientales y energéticas orientadas principalmente a combatir el calentamiento global podrían estar justificadas por otras razones, independientemente de su motivación principal. Pienso que al respecto se puede decir lo siguiente. Si se llegara a la conclusión (muy plausible) de que el Calentamiento Global Antropogénico Catastrófico (CGAC) no existe, cada una de esas políticas debería ser reexaminada en profundidad y sin prejuicios. En esa hipótesis, subsistirían dos problemas principales: la contaminación del aire y el futuro agotamiento de las reservas de petróleo y gas natural.

A diferencia del supuesto CGAC, el problema de la contaminación del aire no es una tragedia global, sino un problema local mucho más manejable, restringido básicamente a las grandes ciudades. Muchas ciudades lo han resuelto con base en simples medidas urbanísticas. Los créditos de carbono, los impuestos al carbono y otras medidas semejantes están totalmente fuera de lugar en este escenario. El CO2 no contamina el aire; y la contaminación causada por los caños de escape de los autos a nafta se puede reducir mucho mediante la construcción de sistemas de transporte colectivo eléctricos (como los trenes subterráneos), la promoción del uso de bicicletas, la prohibición de circulación de automóviles con números de placa par o impar en días alternados y muchas otras medidas semejantes. No sería necesario en absoluto trastornar toda la economía mundial prosiguiendo la actual cruzada fervorosa contra el CO2.

En cuanto a la finitud de las reservas de hidrocarburos, si el CO2 no está destruyendo el clima y el problema de la contaminación del aire de las ciudades se puede resolver sin mayores dramas, entonces no hay por qué considerar el uso de petróleo o gas como una nueva especie de pecado capital. Sin dejar de lado la investigación y el desarrollo de formas alternativas de energía, podremos seguir usando sin remordimientos petróleo o gas, mientras estén disponibles en abundancia. Los precios del mercado de combustibles nos indicarán en qué momento convendrá iniciar una transición fuerte hacia otras formas de energía. La promoción a ultranza (sin sentido económico) de las formas de energía renovable está fuera de lugar en este escenario.

C) Goreham no analiza en profundidad cuáles son las causas subyacentes de la ideología climatista. Pienso que se trata de un fenómeno complejo, pero que entre sus factores más determinantes cabría señalar al neomaltusianismo, que sustenta hoy a una suerte de imperialismo demográfico. A continuación reproduzco dos citas del libro de Goreham que apuntan en esa dirección, que ameritaría una mayor investigación:

“"En la búsqueda de un nuevo enemigo para unirnos, se nos ocurrió la idea de que la polución, la amenaza del calentamiento global, la escasez de agua, el hambre y similares encajarían en ese rol. Todos estos peligros son causados por la intervención humana, y es sólo a través de actitudes y conducta cambiadas que ellos pueden ser vencidos. El verdadero enemigo, entonces, es la humanidad misma” –Alexander King, fundador del Club de Roma, think tank ambientalista (1991)” (p. 21).

“"Somos demasiadas personas; por eso tenemos calentamiento global… sobre una base voluntaria, todo el mundo debería comprometerse a que uno o dos hijos es todo” –Ted Turner, magnate de los medios y padre de cinco hijos (2008)” (p. 33).

3. ¿Por qué escribí esta reseña?

Probablemente a varios lectores les parezca raro o inadecuado que yo haya publicado esta reseña de un libro sobre el calentamiento global en este blog, dedicado a temas religiosos. Mis motivos principales son dos.

El primero es que la religión está íntimamente conectada con la moral y que las actuales políticas ambientales y energéticas, orientadas principalmente a combatir el supuesto Calentamiento Global Antropogénico Catastrófico (CGAC), plantean un problema moral social de primerísima magnitud, como surge de los elocuentes párrafos finales del libro, citados por mí más arriba.

El segundo es que ya han aparecido referencias al supuesto CGAC en muchas declaraciones y documentos eclesiásticos, y que muchas de ellas parecen dar por buena la teoría del CGAC, al menos en cierta medida. Cito los siguientes ejemplos, elegidos de entre muchos otros semejantes:

Ante el cambio climático, la Santa Sede exige medidas serias
Ante las elecciones al Parlamento Europeo. Véase el punto 5: “Somos custodios de la creación y debemos profundizar en nuestra decisión de respetar y alcanzar los objetivos de emisión de CO2, promover el entendimiento internacional sobre el cambio climático, comprometernos a adoptar un enfoque más ecológico e insistir en que la sostenibilidad es un elemento fundamental de cualquier política de crecimiento o desarrollo.”
Las campanas suenan por el clima
¿La respuesta de los católicos ante el cambio climático? Organizaciones católicas de EE.UU piden que se respete la creación Véase que la declaración de esas organizaciones católicas asume plenamente la teoría del CGAC.

Como contraejemplo, cito también a una voz profética que clama en el desierto contra los peligros del ideologizado catastrofismo climático:

Cambio climático y la reingeniería de las religiones, por el Pbro. Dr. Juan Claudio Sanahuja.

Habiendo leído y reflexionado bastante sobre este tema, mis consejos para los ministros de la Iglesia, por si acaso a alguno de ellos le interesa conocerlos, son dos: escuchen “las dos campanas” en el actual debate científico y político sobre el “cambio climático” y extremen los esfuerzos para evitar que las aguas puras de la doctrina moral social católica se mezclen (en medida grande o aun pequeña) con las aguas turbias del catastrofismo climático. (Fin).

Daniel Iglesias Grèzes

Nota: Las traducciones del inglés son mías.