27.05.14

El Papa Francisco alaba el celibato sacerdotal

A las 9:43 AM, por Luis Fernando
Categorías : Actualidad, Papa Francisco

 

Algunos medios de comunicación están manipulando, cosa habitual, las declaraciones del Papa en el avión que le llevaba de vuelta a Roma procedente de Israel. En relación al celibato, Francisco no ha hecho otra cosa que repetir lo que han dicho los papas que le precedieron. A saber, que el celibato sacerdotal no es un dogma de fe pero que él lo aprecia mucho y que es un regalo para la Iglesia. Pero es más, ha añadido que la discusión sobre el mismo no está encima de la mesa.

Y sin embargo, ya he leído varios titulares que indican que el Santo Padre abre la puerta al fin del celibato. Todo ello es fruto de dos realidades que a veces van juntas, pero también pueden ir separadas:

- La ignorancia supina de los medios generalistas en temas que tienen que ver con la doctrina de la Iglesia.

- El interés por hacer que el Papa diga lo que al periodista de turno le gustaría que ocurriera, aunque no haya manera de deducir tal cosa de las palabras del Santo Padre.

Asegurar que el Papa abre la puerta al fin del celibato es tan estúpido como decir que el Catecismo hace lo mismo:

1580 En las Iglesias orientales, desde hace siglos está en vigor una disciplina distinta: mientras los obispos son elegidos únicamente entre los célibes, hombres casados pueden ser ordenados diáconos y presbíteros. Esta práctica es considerada como legítima desde tiempos remotos; estos presbíteros ejercen un ministerio fructuoso en el seno de sus comunidades (cf PO 16). Por otra parte, el celibato de los presbíteros goza de gran honor en las Iglesias orientales, y son numerosos los presbíteros que lo escogen libremente por el Reino de Dios. En Oriente como en Occidente, quien recibe el sacramento del Orden no puede contraer matrimonio.

Cualquier católico mínimamente formado sabe que no estamos ante un dogma de fe y sí ante una disciplina eclesial. Que además, ha dado grandes frutos y los seguirá dando. El “consejo” de San Pablo sigue teniendo hoy plena vigencia:

Yo os querría libres de cuidados. El célibe se cuida de las cosas del Señor, de cómo agradar al Señor. El casado ha de cuidarse de las cosas del mundo, de cómo agradar a su mujer.
(1ª Cor 7,32-33)

Por más que quieran muchos, ese consejo no va a cambiar. Está en la Biblia. Y aunque la Iglesia tiene potestad para ordenar hombres casados como presbíteros -ya lo hace con los diáconos permanentes-, el Papa Francisco ha dejado las cosas claras: Eso, ahora, no toca ni debatirlo.

Luis Fernando Pérez Bustamante