Miranda de Ebro es su tierra natal. Allí nació Óscar Moriana López de Silanes, un sacerdote que ha ejercido gran parte de su ministerio en Lerma, primero como vicario parroquial y más tarde como párroco. Antes trabajó también en la parroquia de San Esteban de Burgos…

Este cura mirandés no para. El poco tiempo libre que tiene lo dedica a pasear por el campo, estar con sus padres, y sus hobbies: las plantas y contemplar obras de arte. También saca algo de tiempo para leer. Desde 2012, en que fue nombrado delegado episcopal de Cáritas Diocesana, no ha dejado de viajar de aquí para allá intentando adecuar programas y estructuras para atender las necesidades básicas de los empobrecidos de la sociedad burgalesa. Este año, le ha tocado estar al frente de esta institución, mientras cumplía cincuenta años desde su creación. Ahora, cerca de acabar este aniversario, nos cuenta qué ha supuesto para esta institución este cumpleaños…

P.: ¿Está Cáritas más desbordada ahora que hace 50 años?

R.: No, creo que Cáritas siempre está preocupada por responder a las situaciones de pobreza de las personas, y eso puede conllevar momentos de sobrecarga.  Pero no desbordamiento, o no más que en 1955, cuando en la Cocina de Caridad se dieron 550 comidas y tenía un presupuesto de 600.000 pesetas, equivalentes a más de 28 millones de pesetas del año 2000.

P.: ¿Cómo ha cambiado la atención y el modo de trabajar de Cáritas en este medio siglo?

R.: Ha sido un cambio muy grande, las personas voluntarias lo expresan muy bien en el vídeo de la exposición. Antes Cáritas estaba más centrada en la beneficencia y la asistencia, y ahora trabajamos desde la justicia, desde los derechos, y desde la autonomía de las personas.

Junto a estos aspectos generales, hay nuevos matices de nuestra identidad que ahora están más presentes, como el trabajo desde el barrio, parroquia, pueblo, arciprestazgo; intentando conseguir el desarrollo integral de las personas y los colectivos, promoviendo la acogida y la integración en y desde la comunidad cristiana, o la dimensión evangelizadora, anunciando la Buena Noticia de Jesús, con acciones significativas, como las primeras comunidades cristianas.

P.: ¿Los problemas han cambiado o son básicamente los mismos? ¿Cuáles son los nuevos retos?

R.: Las situaciones de exclusión van cambiando en función de la evolución social, los contextos económicos y las relaciones interpersonales. Y aunque nuestra atención está centrada en la persona, siempre tiene matices que van cambiando. En este momento, estamos preocupados por la situación de las personas afectadas por el paro y su vínculo con la exclusión. El 77% de las personas atendidas en Cáritas de Burgos está en paro. Hay un grave riesgo de caer en exclusión cuando se está en situación de paro prolongado y se agotan las prestaciones sociales. Por otro lado, han aumentado exponencialmente las personas que están en pobreza severa, pasando a un 7% del total, que en Burgos se expresa en ese 40% de las personas atendidas que no tienen ningún ingreso. Por último, estamos preocupados por las consecuencias de la situación de exclusión en el deterioro de las relaciones personales, familiares y sociales. Hay que evitar una fractura social, promoviendo el desarrollo en los territorios y apoyando a colectivos que defienden los derechos de las personas en exclusión.

P.: ¿Qué balance se puede hacer de estos cincuenta años?

R.: El balance es muy satisfactorio, en especial por ser instrumento de la predilección de Dios por los pobres que se expresa en la historia concreta de estos 50 años. Cáritas ha sido y es la expresión de un modo de encarnar la fe que pasa por descubrir el rostro de Dios en el pobre. Y por eso Cáritas está en permanente renovación, porque la clave es atender a las necesidades concretas, sin perder la mirada más amplia que promueve la lucha por la justicia. Y esta dinámica entre atención concreta y lucha por la justicia marca nuestra historia.

P.: Estáis celebrando estos 50 años con numerosas iniciativas y proyectos. ¿Crees que la sociedad burgalesa conoce y reconoce vuestra labor? ¿Qué habéis pretendido hacer con estas actividades?

R.: Estoy convencido de que la sociedad burgalesa percibe que Cáritas está al servicio de los que menos tienen. Otra cosa es que conozca en concreto todo lo que hacemos, que casi siempre genera sorpresa, por la gran extensión de nuestros proyectos. Pero en todo caso, el objetivo de  las actividades desarrolladas en este aniversario es dar las gracias por todo lo recibido y construido en estos años.

La sociedad burgalesa, las comunidades cristianas, las instituciones, las empresas, son muy generosas con Cáritas, y gracias a todos ellos Cáritas puede hacer la labor de integración y apoyo a los últimos de nuestra sociedad.

P.: Cáritas nace como institución hace 50 años, pero la Iglesia ayuda a los pobres desde siempre. ¿Qué ha aportado Cáritas a la Iglesia en su atención a los pobres?

R.: Cáritas es heredera de un estilo de ser persona y de ser creyente que tiene muy en cuenta a los demás, en especial, a los pobres. Es la organización del siglo XXI que hace realidad la parábola del buen samaritano del evangelio de Jesús, y forma parte de la Iglesia, a la que el papa Francisco invita a ser como un hospital de campaña que cura las heridas y da calor a los corazones.

Cáritas recibe más de la fuente común del evangelio y de la Doctrina Social de la Iglesia que lo que aporta, que no es sino su capacidad organizativa y su vertebración coherente para nuestra época, así como la constancia del trabajo bien realizado.

P.: ¿Crees que la Iglesia –obispos, sacerdotes, religiosos, laicos- está realmente comprometida con los más pobres?

R.: Yo creo que sí. La experiencia de la fe vivida con hondura te lleva a estar al lado de los pobres, como Jesús, denunciando la injusticia y promoviendo la dignidad de las personas. Y creo que este es el ideal de la Iglesia, lo cual no elimina las incoherencias y las traiciones al ideal, pero en bastante menor medida que en otras instituciones sociales.

P.: Algunos aseguran que la Iglesia bien puede “presumir” de Cáritas. ¿Lo crees así? ¿Por qué Cáritas tiene tan buena imagen?

R.: La Iglesia puede presumir de Cáritas porque somos un organismo oficial, es decir, somos parte de la Iglesia. Ahora, quien percibe cierta utilización de Cáritas, es porque no conoce la Iglesia, porque en la Iglesia hay muchas personas haciendo una labor inmensa de apoyo y acompañamiento a otras personas con problemas, las parroquias son un lugar de acogida donde la gente acude a buscar ayuda, los sacerdotes escuchan y apoyan a muchas personas, las congregaciones religiosas tienen proyectos o realizan servicios muy importantes, los monasterios de vida contemplativa son inmensamente generosos, hay muchas experiencias de economía solidaria realizadas por laicos en empresas o cooperativas… y así podríamos seguir. Lo que ocurre es que la gente, muchas de estas cosas las proyecta sobre Cáritas porque no conoce adecuadamente el interno de la Iglesia.

Por último, en Cáritas estamos orgullosos de sentirnos y ser parte de la Iglesia. Es nuestra identidad y es la fuerza interna que nos permite afrontar cada reto. Al cumplir estos 50 años nos damos cuenta de que gran parte de nuestra historia la ha escrito el Señor con los renglones torcidos de nuestros fallos.

P.: ¿Qué es lo más significativo de la memoria de 2013 que acabáis de presentar?

R.: En la memoria del año 2013 constatamos la cronificación de la pobreza, aumentan el número de demandas atendidas, y también llama la atención que el 77% de las personas atendidas está en paro. Por otro lado, se constata la generosidad de la gente, que Cáritas devuelve a las personas necesitadas. Además creo que es muy significativa la apuesta de Cáritas por el mundo rural de la diócesis, pasando a atender a 845 destinatarios y se han creado o apoyado cuatro equipos parroquiales rurales.

También hay que destacar todo el trabajo ordinario que manifiesta el esfuerzo y dedicación de las personas voluntarios, los técnicos y colaboradores de Cáritas durante este año.

P.: Hay muchas instituciones que colaboran en hacer una sociedad más justa. ¿Qué opinas de ellas? ¿Qué diferencia a Cáritas?

R.: Cuanto más nos asociemos los ciudadanos y más organizaciones estén dispuestas a apoyar a los débiles, mejor. Con muchas entidades sociales compartimos ese deseo de poder hacer algo sencillo y coherente que mejore y cambie nuestro mundo. La particularidad de Cáritas es hacerlo desde la comunidad cristiana, es decir, facilitar a las comunidades cristianas y a los agentes pastorales los instrumentos y el acompañamiento necesario para realizar la acción socio-caritativa al estilo de Jesús. Y aunque muchas de las opciones que nacen de nuestra identidad son compartidas con otros, en el fondo, lo que nos hace ser Cáritas es confiar en la acción de Dios en medio de la historia y en los procesos de cambio de las personas que acompañamos.

P.: ¿Cómo te gustaría encontrar a Cáritas dentro de otros 50 años? ¿Te gustaría que existiese? ¿Cómo te gustaría que fuera?

R.: Cáritas en cuanto organización podría desaparecer, aunque no parece que vaya a ser así. Pero lo que no podría desaparecer es la lucha por la justicia en el seno de la comunidad cristiana que se puede expresar de múltiples formas organizativas. Y Cáritas seguirá existiendo en la medida en que seamos coherentes con nuestra identidad y seamos capaces de responder a los nuevos retos desde el evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia. Estamos en la permanente revolución del amor, y sólo el amor cambia a las personas y es la mejor defensa del hombre y de Dios.

 (Archidiócesis de Burgos)