5.06.14

 

Servidor tiene sus devociones por lo eclesiástico, San José por ejemplo, y tiene sus devociones por lo civil. Si se trata de devociones farmacológicas, la aspirina, y si comerciales, El Corte Inglés y las tiendas de chinos.

Cada día me admiran más las tiendas de los chinos. Hace unos días me acerco a la del barrio a preguntar si por casualidad tendrían un cargador para mi teléfono móvil. Impresionante: ¿lo quiere en blanco, negro o verde? Definitivo. Todavía no me he recuperado de la impresión.

Me decía un amigo que el éxito de los chinos como comerciantes estriba en varios factores, especialmente tres: tener prácticamente de todo en su forma básica, horario continuado y el chino siempre al pie del cañón ayudando y sirviendo. Este mismo amigo me decía que por qué no aplicábamos la fórmula china a las parroquias.

Creo que tiene más razón que un santo. Primeramente en lo de tener en la parroquia prácticamente todo en su forma básica. Las dos cosas: de todo y en su forma básica. La parroquia no puede pretender, salvo excepciones, contar con una coral de categoría, ni unos cursos de formación de primera, o una liturgia monacal o catedralicia. Pero sí ofrecer un servicio básico donde el católico de a pie pueda encontrar de todo: un buen horario de misas y confesiones, sacramentos, formación, catequesis, acogida a los pobres, oración. Como los chinos. Que alguien pregunte si hay misa y podamos decir que sí, a las 8, a las 10 y a las 12. Ole.

Importante lo del horario continuado. Cuando uno va ala tiendecita del barrio sabe que da igual mañana que tarde, lunes, jueves o domingo, verano o invierno. No es necesario preguntar por el horario. Igual en la parroquia. Vaya uno cuando vaya, siempre abierta. Lunes o viernes, mañana o tarde. Que no sea necesario preguntar por el horario. Nunca se cierra. Quizá sea esa una de las razones del éxito de la capilla de adoración perpetua. Siempre abierta.

Y genial lo del chino siempre al pie del cañón. Vayas cuando vayas siempre el chinito, la chinita explicando, ayudando en la búsqueda, siempre. Pues otra cosa que hay que plantearse en la parroquia. Yo creo que no basta con un horario de apertura de despacho, en muchos casos, atendido por laicos, que para cosas meramente formales o administrativas puede ser más que suficiente. Pero creo que no basta.

Una de las cosas de las que más se quejan los feligreses es lo complicado que resulta hablar con un sacerdote. No sé qué nos pasa que siempre andamos con mil ocupaciones. O toca reunión de Cáritas, o curso en algún sitio, encuentro de tal, o ver libros en cual. Llega el feligrés y hay que darle hora casi por favor.

Definitivamente, el chino. Horas de estar en la parroquia, horas para mantener el contacto con los fieles. No puede pasar os que alguien nos envíe un correo preguntando algo y la respuesta se demore días, semanas o que ni siquiera llegue.

Mucho ganaríamos en las parroquias si estuvieran atendidas, especialmente por los sacerdotes, con los criterios de servicialidad de una tienda de chinos. Ya saben: lo básico de todo, horario continuado y el chino, digo el señor cura, siempre a disposición.