9.06.14

Mirar a Dios cara a cara

A las 11:17 AM, por Jorge
Categorías : Sin categorías

 

Cada vez con más frecuencia impongo a la gente que acude a confesarse conmigo la penitencia de hacer un rato de oración en la capilla de la adoración perpetua que, por cierto, para los incrédulos, sigue abierta después de año y medio.

No suelo poner límite de tiempo para ese rato de oración ni otras exigencias. Sólo una cosa pido expresamente: que la oración se haga mirando al Señor cara a cara.

Me he dado cuenta de que demasiadas veces hacemos la oración con la cabeza baja, bien porque estamos haciendo lectura espiritual o meditación con la ayuda de algún libro, bien por un sentimiento de humildad ante Dios que nos lleva a bajar la cabeza ante Él.

Personalmente me he dado cuenta de que mi oración es muy distinta cuando la hago con la cabeza baja –liturgia de las horas, lectura, meditación, que cuando miro directamente al Señor en la custodia. Se me cambia la oración, se me hace más escucha al Señor, más receptiva ante Él, más contemplativa. Es mirar la Hostia consagrada y sentir en mi interior una paz especial y un descansar todo en Él.

Más aún. Si mantengo la cabeza baja hasta me olvido casi de mi propio pecado. Pero cuando le miro me veo tan pobre que lo primero que sale de mí es pedir perdón y misericordia. Por eso, cada vez más, le miro… tiempo… sin palabras, sin decir nada… simplemente contemplo su grandeza y le amo.

A veces veo a gente después de que han cumplido la penitencia y me lo cuentan. Me dicen que vienen de la capilla, que han estado un rato largo y que durante ese rato le han estado mirando. Me decía un chavalote hace algunas semanas: “muy fuerte, padre, muy fuerte…”

Pues eso. Por si sirve. Para rezar, el mejor lugar, ante el Santísimo, y si está en exposición ante los fieles mejor. Y ya, la repera, poder orar tiempo mirándole a la cara. Como decía ese chico: “muy fuerte…”