15.06.14

La Iglesia y una “paz posible” para Colombia

A las 5:56 PM, por Andrés Beltramo
Categorías : Sin categorías, Iglesia en América

Del Vatican Insider

La “paz del acuerdo”. A ella se refirió el Papa hace unos días, durante una de sus misas cotidianas en la residencia vaticana de Santa Marta. Francisco reconoció que ese estado de cosas “no es el ideal” en medio de un conflicto, porque no se trata de una solución definitiva. Pero lo consideró un acto de “sano realismo”, un paso capaz de evitar más violencia. El pontífice no indicó a qué se refería con esas palabras, que bien pueden aplicarse a la situación de Colombia.

Este domingo el país sudamericano vive una jornada electoral. Los colombianos elegirán, en segunda vuelta, al próximo presidente. La contienda se dirimirá entre Juan Manuel Santos, actual mandatario, y Óscar Iván Zuluaga, candidato del Centro Democrático. En entrevista con el Vatican Insider el arzobispo de Villavicencio, Óscar Urbina Ortega (quien el viernes pasado se reunió con el Papa junto a otros pastores) habló de la jornada electoral y las perspectivas para el proceso de paz.

Esta semana el Papa habló de la “paz del acuerdo”, ¿es un mensaje que podría aplicarse al conflicto colombiano?

“Es cierto, en la reunión le agradecí todo lo que él ha dicho y hecho por la paz en Medio Oriente, porque a nosotros también nos llega ese mensaje. Personalmente he estado explotando en mis parroquias la frase del Papa: la paz no es fácil, requiere valentía y se construye artesanalmente, con pequeños gestos, palabras, acciones, como se hace una artesanía”.

¿Cómo se encuentra el proceso de paz en Colombia?

“Ahora estamos a la expectativa de los resultados de las elecciones, que es la segunda vuelta entre los últimos dos candidatos. De ahí veremos qué sigue. Se debe tomar en cuenta qué ocurrirá en el “post Habana”, no podemos hablar de “post conflicto” porque no sabemos en qué terminarán las negociaciones de Cuba después de las elecciones. A ese diálogo se le debe añadir una mesa abierta con el otro grupo guerrillero (el ELN). Nos preguntamos, ¿qué va a pasar con el candidato que gane? Uno sabemos que continuará por el camino emprendido, mientras el otro le haría modificaciones. El diálogo nunca es una imposición, es parte de un respeto profundo al otro. No sabemos cómo reaccionará la contraparte y esa es la inquietud que llevamos en el corazón. Uno tiene esperanza porque el costo económico, psicológico, de vidas humanas y social ha sido muy grande. Uno se alegra cuando ve que se abre una ventana que da luz y aire para poder recorrer ese camino largo al cual se refiere el Papa”.

El presidente Santos anunció, pocos días antes de la segunda vuelta electoral, que se abrirá una mesa de negociación con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), luego de meses de diálogo en Cuba con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). ¿Cómo tomaron los obispos esta noticia?

“Es positivo, nosotros siempre hemos apuntado a que se busque una salida negociada y política, más que por las armas. Han pasado muchos años y por el camino de las armas no se ha podido reducir el conflicto. Debe haber otro camino, que debe ser racional y a través de un diálogo transparente, comprometido, basado sobre la verdad y que conduzca también a la reparación”.

¿Qué rol jugaría la Iglesia en este escenario de “paz posible”?

“Nosotros tenemos un papel muy importante en la reconciliación porque tenemos un mensaje muy antiguo y muy nuevo, como el que está promoviendo el Papa Francisco sobre la paz. Podemos impulsar rituales de reconciliación, porque las víctimas deben reconstruirse espiritualmente y aprender, poco a poco, a perdonar. Lo cual no significa olvido, ni tampoco impunidad. Es ver con nuevos ojos lo que ha pasado, promover una reparación comunitaria porque reparar a cada víctima, después de que han sido tantas, va a ser muy difícil. Pero si a quienes han quedado vivos se les da mejor calidad de vida es una forma de reparación”.

¿Después de estas elecciones, el diálogo con la guerrilla puede interrumpirse?

“Depende de hacia donde inclinen los colombianos la balanza, está en manos de los que van a votar. Deseamos que sea la gran mayoría porque en las últimas elecciones de 30 millones habilitados para emitir su sufragio, votamos 10. Unos 20 millones se mostraron indiferentes. Si no estaban de acuerdo, deberían expresarlo. No podemos dejar que siempre en nuestras democracias sean las minorías las que decidan en los países”.