ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 16 de junio de 2014

La frase del día lunes 16 de junio

El lujo es un artificio de la vanidad para ocultar la miseria del alma. 
Tomás de Kempis (1380 - 1471).

 


El papa Francisco

El Papa invita a ser parte de una Iglesia que sea madre y que sepa dar ternura
El Obispo de Roma abrió un congreso con el que se concluye el año pastoral de su diócesis

En Sta. Marta: servir a los otros redime de la corrupción
En la homilí­a de este lunes, el Santo Padre reflexiona sobre el pecado de la corrupción política, económica y eclesiástica y pide oraciones por los que sufren sus consecuencias

Francisco al primado anglicano: nuestra división obstaculiza la evangelización
El arzobispo de Canterbury, Justin Welby, se reúne con el Santo Padre en el Vaticano

El Santo Padre: hay que darle ética a la finanza
El Pontífice recibió a los participantes del Congreso "Invertir en los pobres" (Investing for the Poor)

Santa Sede

Cardenal O'Brien: "El Papa afronta algo único en Tierra Santa"
El Gran Maestro de la Orden Ecuestre considera que no hay persona más capaz que Francisco para obtener resultados de paz en Tierra Santa y en el mundo

Homenaje a los dos Papas santos y para no olvidar a los náufragos del Mediterráneo
En Roma cantó el coro de la 'Capilla Sixtina', en colaboración con el Centro Astaldi que prepara otro evento en agosto

Rome Reports

Francisco elogia el trabajo de voluntarios: "¡Las palabras no resuelven nada!" (Video)
La Plaza de San Pedro se tiñó de azul y amarillo el sábado por la mañana, cuando más de 30.000 miembros de las llamadas "misericordias italianas tuvieron un encuentro con el Papa Francisco

Francisco pide oraciones por Irak y anuncia viaje a Albania (Video)
Francisco rezó el ángelus ante miles de peregrinos que pese al mal tiempo acudieron a la plaza de San Pedro

Francisco se reúne con los sin techo de Roma: "Algunos quieren eliminar la palabra 'solidaridad'" (Video)
Francisco visitó la basílica de Santa María en Trastévere para reunirse con las personas necesitadas que ayuda la Comunidad de Sant'Egidio

Espiritualidad

Comentario a la liturgia, Corpus Christi
Ciclo A - Textos: Dt 8, 2-3.14-16; 1 Co 10, 16-17; Jn 6, 51-59

Beata María Teresa Scherer
«Convicción hecha vida: la mano en el trabajo y el corazón en Dios. Esta integrante de las Hermanas de la Caridad de la Santa Cruz, fidelísima a su fundador, tras su muerte se ocupó de la Orden debiendo asumir muchos sufrimientos»


El papa Francisco


El Papa invita a ser parte de una Iglesia que sea madre y que sepa dar ternura
El Obispo de Roma abrió un congreso con el que se concluye el año pastoral de su diócesis

Por H. Sergio Mora

CIUDAD DEL VATICANO, 16 de junio de 2014 (Zenit.org) - El santo padre Francisco, obispo de Roma, abrió este lunes por la tarde en el Vaticano, un congreso con el que se concluye el año pastoral de la diócesis, y que tiene por tema 'Un pueblo que genera a sus hijos. Comunidad y familia en las grandes etapas de la iniciación cristiana'.

En el aula Pablo VI repleta de fieles que le recibieron y siguieron con tanto entusiasmo, el papa Francisco escuchó algunos planteamientos sobre de la Iglesia de hoy. En particular la dificultad de llegar a los adolescentes respecto a la facilidad de catequizar a los niños.

“Nuestros niños sufren de orfandad. Necesitan ideales que les calienten el corazón -dijo el Santo Padre- porque esta es la sociedad de los huérfanos, sin memoria de familia, porque los abuelos son alejados a las casas de reposo. Sin el afecto diario, o con un afecto rápido, porque papá está cansado, y la mamá va a dormir, y ellos se quedan huérfanos de gratuidad, huéfanos de un papá y una mamá que sepan perder el tiempo para jugar con los hijos”.

Invitó por lo tanto a reavivar “el sentido de gratuidad, en la familia, en la parroquia, en el colegio”, porque “si no tenemos ese sentido de la gratuidad nos será muy difícil entender lo que es la gracia de Dios, esa gracia que no se vende ni se compra”.

Y el Santo Padre recordó que “Jesús nos dio una gran promesa: No les dejaré huérfanos”. E invitó a decirle a los jóvenes “tú no estás huérfano porque tenemos a Jesús”. El Papa lamentó que la sociedad considere a los jóvenes como descarte. “Piensen qué significa que 75 millones de jóvenes europeos de menos de 25 años no tengan trabajo” dijo.

“Somos un pueblo -dijo Francisco- que quiere hacer crecer a sus hijos con la certeza de tener una familia, un padre y una madre”. Recordó que Pablo VI indicaba que la sociedad tecnológica entretiene a la persona, con tantas comodidades y cosas lindas, ¿pero la alegría donde está? Y precisó que esas cosas “después se vuelven ídolos”.

El papa Francisco también invitó a la conversión pastoral misionera. “Un camino que es necesario hacer y tenemos la gracia para poder hacerlo”, aunque reconoció que “la conversión no es fácil, signifca cambiar de vida, de método, es cambiar el alma”. Si bien ese “camino de conversión” será el que “nos dará la identidad de un pueblo que sabe general hijos, no un pueblo estéril” porque “si como Iglesia no sabemos generar hijos hay algo que no funciona”. Y reiteró que necesitamos la maternalidad de la Iglesia, porque si la Iglesia no es fecunda se vuelve una solterona. La identidad es evangelizar, o sea hacer hijos”.

Advirtió entretanto, que no es cuestión de ir a tocar timbres, de ir a hacer prosélitos, a llenar una ficha y decir: 'un socio más'. Y citando a Benedicto XVI recordó que “la Iglesia no crece por proselitismo, sino por atracción”.

El Santo Padre reconoció entretanto que “la Madre Iglesia ha envejecido un poco, tenemos que rejuvenecerla, pero no llevándola al médico que pone cosméticos. La Iglesia se vuelve más joven cuando es capaz de dar más hijos. La Iglesia tiene nuestro amor de hijos, estar en la Iglesia es estar en casa, en la casa de mamá”

Pidió por ello “recuperar la memoria de la iglesia que es pueblo de Dios. Hoy nos falta el sentido de la historia, tenemos miedo del tiempo, ningún recorrido, vivimos en el reino del presente”. Esto también en la comunicación, con un leguaje más reducido y veloz “porque somos esclavos de la coyuntura” dijo.

Invitó a los presentes a ser acogedores en las iglesias y a tener ternura porque “una madre es tierna, saber acariciar” y recordó en cambio que existen quienes cierran las puertas, “y esa gente no se siente en casa de mamá”, porque las secretarias de las parroquias deben “abrir la puerta a la casa de la Madre”.

Reconoció que “los sacerdotes, párrocos y vice párrocos tienen mucho trabajo, lo entiendo pero un párroco impaciente no hace bien”. Como uno que pedía que pagaran para dar los sacramentos. “Esto no es acoger, es cerrar la puerta” dijo.

De manera que “cuando la gente llega a la parroquia, sea recibida con corazón grande”. O sea “Tener el corazón de Jesús que viendo la multitud sintió compasión. Me gusta soñar con una Iglesia que viva la compasión de Jesús”.

Otra cosa que el Santo Padre le ha pedido a los presentes es la capacidad “de anunciar el Evangelio con nuevas modalidades. Donde la puerta esté siempre abierta”. Donde se dé el testimonio de fe, “que se respire un aire de fe, porque se cree en el Señor Jesús”.

Y añadió que “es más fácil ejercer de obispo que de párroco, porque nosotros obispos tenemos siempre la posibilidad de tomar distancia y defendernos detrás del 'su excelencia'. En cambio el párroco tiene que escuchar los problemas de la familia, o cuando vienen a conversar.. etc.”

Y concluyó recordando que si la Iglesia italiana es tan fuerte, es gracias a los párrocos. Gracias a ustedes, a estos párrocos que dormían con el teléfono en la mesa de luz y se levantaban a cualquier hora para ir a visitar a un enfermo. Para que nadie se muriera sin los sacramentos”.

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En Sta. Marta: servir a los otros redime de la corrupción
En la homilí­a de este lunes, el Santo Padre reflexiona sobre el pecado de la corrupción política, económica y eclesiástica y pide oraciones por los que sufren sus consecuencias

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 16 de junio de 2014 (Zenit.org) - La corrupción de los poderosos termina siendo "pagada por los pobres", que por la avaricia de  otros terminan sin lo que necesitan y a lo que tienen derecho. Así lo ha afirmado el papa Francisco en la homilía de esta mañana en la Casa Santa Marta.

El único camino para vencer el pecado de la corrupción es el servicio a los otros, que purifica el corazón, ha indicado el Papa. La historia de Nabot, propuesta en la liturgia hoy, ha servido al Pontífice como punto reflexión sobre la corrupción.

Cuando el rey Ajab pretende hacer más grande su terreno le pide a Nabot que le venda el suyo pero éste rechaza la propuesta porque no quiere deshacerse de la "herencia de sus padres". El rey toma muy mal este rechazo. Por eso, su mujer, Jezabel, organiza una trampa: con la complicidad de falsos testigos, manda a Nabot al tribunal, y termina condenado y lapidado a muerte. Finalmente, ella entrega a su marido el terreno que deseaba, mientras que él la toma "tranquilo, como si nada hubiera sucedido", ha explicado el Papa. Así, Francisco ha afirmado que "esta historia se repite continuamente" entre quien tiene "poder material o poder político o poder espiritual". 

El Santo Padre ha observado que "en los periódicos lo leemos muchas veces: ¡ah!, han llevado al tribunal a ese político que se ha enriquecido mágicamente, como el jefe de esa empresa que se ha enriquecido mágicamente, es decir, explotando a sus trabajadores. Se habla mucho de un prelado que se ha enriquecido demasiado y ha dejado su deber pastoral para cuidar de su poder. Así los corruptos políticos, los corruptos de los negocios y los corruptos eclesiásticos. Los hay por todas partes. Y debemos decir la verdad: la corrupción es precisamente un pecado que está a mano, que tiene esa persona que tiene autoridad sobres los otros, sea económica, política, o eclesiástica. Todos estamos tentados por la corrupción. Es un pecado que está a mano. Porque cuando uno tiene autoridad se siente poderoso, se siente casi Dios".

Por otra parte, ha proseguido el papa Francisco, el corrupto se vuelve tal a lo largo del "camino de la propia seguridad." Con "el bienestar, el dinero, el poder, la vanidad, el orgullo ... Y a partir de ahí, todo. Incluso matar". Pero, se ha preguntado el Papa, "¿quién paga la corrupción?" en realidad, "la paga el pobre".

Francisco ha señalado que "si hablamos de los corruptos políticos o de los corruptos económicos, ¿quién paga esto? Pagan los hospitales sin medicinas, los enfermos que no reciben atención, los niños sin educación. Ellos son los Nabot modernos, que pagan la corrupción de los grandes. Y ¿quién paga la corrupción de un prelado? La pagan los niños, que no saben hacerse la señal de la cruz, que no saben la catequesis, que no son cuidados. La pagan los enfermos que nos son visitados, la pagan los presos que no tienen atención espiritual. Los pobres pagan. La corrupción es pagada por los pobres: pobres materiales, pobres espirituales".

Sin embargo, el Obispo de Roma ha remarcado que "el único camino para salir de la corrupción, el único camino para vencer la tentación, el pecado de la corrupción, es el servicio". Al respecto, Francisco ha explicado que "la corrupción viene del orgullo, de la soberbia", en cambio "el servicio te humilla": "es la caridad humilde para ayudar a otros".

Para concluir, el Papa ha querido ofrecer la misa por todos los que "pagan la corrupción, que pagan la vida de los corruptos. Estos mártires de la corrupción política, de la corrupción económica y de la corrupción eclesiástica. Recemos por ellos. Que el Señor se acerque a ellos. Seguramente estaba muy cerca de Nabot, en el momento de la lapidación, como estaba cerca de Esteban. Que el Señor esté cerca de ellos y les dé la fuerza para ir adelante en su testimonio, en el propio testimonio".

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Francisco al primado anglicano: nuestra división obstaculiza la evangelización
El arzobispo de Canterbury, Justin Welby, se reúne con el Santo Padre en el Vaticano

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 16 de junio de 2014 (Zenit.org) - El santo padre Francisco y el arzobispo de Canterbury y primado anglicano, Justin Welby se han reunido esta mañana en el Vaticano "como compañeros de viaje que siguen al Señor, colaboradores de su viña, peregrinos sobre el camino hacia su Reino", según ha indicado el Papa en su intervención. Durante el encuentro, después del coloquio privado, ambos han pronunciado un discurso y se han intercambiado los regalos. Para finalizar, han tenido un momento de oración común en la capilla Urbano VIII.

Francisco en su discurso ha manifestado que pide al Señor para que "el encentro de hoy contribuya a fortalecer nuestros lazos de amistad y a reforzar nuestro compromiso para la gran causa de la reconciliación y de la comunión entre los creyentes en Cristo".

Haciendo referencia a las palabras de Jesús: "¿De qué discutíais por el camino?", el Papa ha señalado que "también a nosotros el Señor parece hacernos esa pregunta". Porque cuando Jesús hizo esta pregunta a sus discípulos ellos se quedaron en silencio porque tenían vergüenza, ya que discutían sobre quién era el más grande. "También nosotros nos sentimos confundidos por la distancia que existe entre la llamada del Señor y nuestra pobre respuesta", ha observado.

Además, ha añadido que "delante de su mirada misericordiosa no podemos fingir que nuestra división no es un escándalo, un obstáculo al anuncio del Evangelio, a la salvación al mundo".

Por otro lado, el Pontífice ha indicado que "el objetivo de la plena unidad puede parecer lejano, pero permanece siempre la meta hacia la que debemos orientar cada paso del camino ecuménico que estamos recorriendo juntos".

Asimismo, Francisco ha afirmado que "nuestro progreso hacia la plena comunión no será simplemente el resultado de nuestras acciones humanas, sino don libre de Dios. El Espíritu Santo nos da la fuerza de no desanimarnos y nos invita a fiarnos con plena confianza de su acción poderosa".

A continuación, ha recordado que como discípulos, "sabemos que la fe ha llegado a nosotros a través de muchos testimonios", por lo que "estamos en deuda con grandes santos, maestros y comunidades que nos han transmitido la fe a lo largo de los siglos y que dan fe de nuestras raíces comunes".

La Comisión internacional anglicano-católica y la Comisión internacional anglicano-católica por la unidad y la misión, constituyen ámbitos particularmente significativos para examinar, en espíritu constructivo, los viejos y los nuevos desafíos del compromiso ecuménico; ha observado el Papa en su discurso.

Francisco ha querido recordar que cuando él y Welby se encontraron por primera vez hablaron de las preocupaciones comunes y del dolor mutuo frente a los males que afligen a la familia humana. "En particular, hemos expresado el mismo horror frente a la plaga de la trata de personas y las distintas formas de esclavitud moderna", ha afirmado.

Y el Santo Padre ha dado las gracias al arzobispo de Canterbury "por el compromiso que demuestra al oponerse a tal crimen intolerable contra la dignidad humana". A propósito, el Pontífice ha hecho mención de las actividades de cooperación tanto en campo ecuménico, como con autoridades civiles y organizaciones internacionales. "Nos comprometemos a perseverar en la lucha contra las nuevas formas de esclavitud confiando poder contribuir a dar alivio a las víctimas y a contrastar este trágico comercio".

Al concluir, el Papa le ha pedido a Welby que no se olvide de las tres 'p'. "¿Tres 'p'?" ha preguntado el arzobispo. Francisco le ha explicado: "Prayer, peace and poverty" (oración, paz y pobreza), añadiendo "tenemos que caminar juntos". Y Welby ha repetido "tenemos que caminar juntos".

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El Santo Padre: hay que darle ética a la finanza
El Pontífice recibió a los participantes del Congreso "Invertir en los pobres" (Investing for the Poor)

Por Redacción

CIUDAD DEL VATICANO, 16 de junio de 2014 (Zenit.org) - Es importante que la ética reencuentre su espacio en las finanzas y que los mercados se pongan al servicio de los intereses de los pueblos y del bien común de la humanidad. Así lo ha señalado el santo padre Francisco al recibir hoy a los participantes del Congreso "Invertir en los pobres", promovido por el Consejo Pontificio de la Justicia y de la Paz en colaboración con el Catholic Relief Services y el Mendoza College of Business.

En el evento al que participan también representantes de la Curia Romana se quieren estudiar formas innovadoras de investigación, que puedan dar beneficios a las comunidades locales y al ambiente circundante, así como una remuneración justa. 

El Papa ha afirmado que este Congreso ofrece una "contribución importante en la búsqueda de vías actuales y practicables para obtener una mayor equidad social".

El Impact Investing es una forma de inversión que se propone beneficiar a las comunidades locales y respetando el medio ambiente y conseguir además un rendimiento equitativo. El inversor que sigue este método, como ha explicado el Pontífice, es "consciente de la existencia de graves situaciones de inequidad, de profundas desigualdades sociales y de las penosas condiciones de desventaja que afectan a poblaciones enteras". Por eso, ha proseguido, "se dirige a instituciones financieras que utilicen recursos para promover el desarrollo económico y social de las poblaciones pobres, que otorguen fondos de inversión destinados a satisfacer sus necesidades básicas ligadas a la agricultura, al acceso al agua, a la posibilidad de contar con viviendas decentes a precios asequibles, así como a servicios primarios para la salud y la educación".

Francisco ha explicado que estas inversiones quieren tener una repercusión social positiva en las poblaciones locales, lo que se traduce en la creación de puestos de trabajo, en el acceso a la energía, a la instrucción y al incremento de la producción agropecuaria mientras el inversor recibe beneficios más limitados respecto a otras formas de inversión. "La lógica de estas formas innovadoras de intervención es la que reconoce el lazo original entre beneficio y solidaridad y la existencia de un círculo fecundo entre ganancia y don. La tarea de los cristianos es volver a descubrir, vivir y anunciar a todos esa unidad, inapreciable y original entre beneficio y solidaridad", ha afirmado.

Por otro lado, el Santo Padre ha destacado que es "importante que la ética reencuentre su espacio en las finanzas y que los mercados se pongan al servicio de los intereses de los pueblos y del bien común de la humanidad". Asimismo ha exclamado que "no podemos tolerar más que los mercados financieros gobiernen la suerte de los pueblos en vez de satisfacer sus necesidades o que unos pocos prosperen recurriendo a la especulación financiera mientras muchos padecen las consecuencias".

 La innovación tecnológica -ha indicado- ha aumentado la rapidez de las transacciones financieras, pero ese aumento tiene sentido si se demuestra capaz de mejorar la capacidad de servir al bien común. En particular, "la especulación sobre los precios de los alimentos es un escándalo que acarrea graves consecuencias en el acceso a la comida de los más pobres. Es urgente que los gobiernos del mundo entero se comprometan a poner a punto un marco internacional capaz de fomentar el mercado de la inversión con alta repercusión social, para poder contrarrestar así la economía de la exclusión y del descarte", ha observado el Papa.

Para finalizar su mensaje a los participantes del Congreso, el Obispo de Roma ha recordado que hoy la Iglesia festeja a "santos Quirico y Julita, hijo y madre, mártires bajo Diocleciano después de haber dejado sus bienes a los pobres".  Por eso, Francisco ha pedido al Señor que nos ayude a "no olvidar jamás la fugacidad de los bienes terrenales y a comprometernos en el bien común, con un amor preferente por los más pobres y débiles".

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Santa Sede


Cardenal O'Brien: "El Papa afronta algo único en Tierra Santa"
El Gran Maestro de la Orden Ecuestre considera que no hay persona más capaz que Francisco para obtener resultados de paz en Tierra Santa y en el mundo

Por Deborah Castellano Lubov

CIUDAD DEL VATICANO, 16 de junio de 2014 (Zenit.org) - El cardenal Edwin O'Brien, cuya Orden trabaja para preservar los lugares históricos en donde Jesús vivió, cree  que el papa Francisco está afrontando una situación que ningún otro pontífice ha afrontado nunca hasta ahora. En esta entrevista, el purpurado nacido en Nueva York habla de su estima por el rey de Jordania que considera "un héroe" y explica por qué hay necesidad de defender mejor los monumentos sagrados, aunque esto implique que los turistas tengan menos posibilidades para visitarlos.

                                                                     



***

Para aquellos que no están familiarizados con la Orden Ecuestre ¿podría explicar de qué se trata?
-- Cardenal O'Brien: La Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén tiene sus raíces en las cruzadas, pero fue formalmente organizada y creada a mediados del siglo XIX. En vez de tener grupos esparcidos por aquí y allá, nos convertimos en una orden papal. Desde las cruzadas hasta el día de hoy, la misión en Tierra Santa siempre ha sido: preservar la fe, apoyar a los que están sosteniendo la fe y mantener vivos esos monumentos de la fe como el Santo Sepulcro, el Cenáculo y los lugares sagrados que corren el riesgo de convertirse en museos, a menos que el mundo católico y cristiano no decida tomar un papel activo en la gestión.

¿Cuál cree usted que es la mayor amenaza en relación con los santos lugares?
-- Cardenal O'Brien: La mayor amenaza sería el vandalismo tanto del lado israelí como del musulmán. Hay extremistas en ambos lados, son muy pocos en número, pero pueden crear el caos.
Creo que todos los que persiguen nuestros objetivos --que no son sólo objetivos católicos, sino también cristianos y de otras creencias-- se dan cuenta de que deben involucrarse más profundamente en el apoyo a las personas, los lugares y las causas que son tan vitales para la preservación de 2000 años de historia.

¿Cuál es el papel de la Orden Ecuestre en la ayuda a los peregrinos?
-- Cardenal O’Brien: La Orden cuenta con 30 mil miembros en 35 países diferentes. Nuestro propósito principal como orden papal es crecer en el amor de Cristo y por las cosas de Cristo, y hacer lo que podamos para alentar la fe y para que  los fieles en la Tierra Santa se mantengan fuertes y creciendo.

Ha habido un gran éxodo desde la Tierra Santa en los últimos 20, 25 años. Nuestra esperanza es que nuestras obras de caridad y ayuda financiera --nuestra orden da cada año 13 millones de dólares al patriarca de Jerusalén-- ayude a mantener abiertas nuestras escuelas, parroquias, centros de salud y seminarios. Esperamos que no sólo los católicos, sino también todos los cristianos, permanezcan allí en vez de huir.

¿Qué se podría hacer respecto a este éxodo?
-- Cardenal O’Brien: Espero que el gobierno israelí se de cuenta de que hay una alternativa al cierre casi total del pueblo palestino en lo que ellos llaman, Cisjordania o en Palestina. Tenemos solo el 5 por ciento de cristianos en Palestina, por lo tanto no es un problema personal o egoísta por parte de los cristianos, sino que es una cuestión de derechos humanos. Hablo de un encierro debido a un muro de más de 130 Kilómetros de largo y 9 metros de alto para mantener alejados a los palestinos y no permitirles entrar en Jerusalén. En muchos casos las autoridades israelíes no permiten a los palestinos ver a sus familiares o atravesar sus campos sin inconvenientes. Puedo entender la necesidad de seguridad, pero no de poner 'bajo llave' a buenas personas para tener una seguridad del 100 por ciento. Eso es lo que está sucediendo.

¿Cóme valora el estado actual de Tierra Santa sobre el respeto y la libertad religiosa?
--Card. O’Brien: Hay libertad de culto y estamos contentos por esto. Pero la libertad está todavía limitada cuando se trata de llegar a algunos lugares santos o atravesar las fronteras para visitas de tipo laboral o familiar. Entiendo las razones para los límites y por el miedo del gobierno israelí, pero creo que hay espacio para más flexibilidad. En lo que se refiere a las relaciones entre cristianos y musulmanes, me han sorprendido mucho y estoy contento de mis breves experiencias porque he podido ver que la gran mayoría de los musulmanes están en paz y están ansiosos por resolver todos los problemas que están afrontando sus hermanos cristianos. Pero, una vez más, hay extremos que a veces buscan detener estas relaciones cordiales de esperanza. 

Como Gran Maestro, ¿cuál ha sido la mayor dificultad con la que se ha tenido que enfrentar?
-- Card. O’Brien: Nuestra orden se fundó como una orden papal para apoyar allí a las obras caritativas y pastorales del Santo Padre. Estamos haciendo eso, nuestros 30 mil miembros lo están haciendo heroicamente a través de la cantidad de ayuda que dan --que no es sólo material-- para mantener nuestras 45 escuelas, parroquias y el seminario a pesar de los números limitados. Muchos de nuestros afiliados organizan peregrinaciones cada año, no solamente para orar, sino para mostrar su solidaridad con los que luchan, cristianos o no, y eso es un gran estímulo para ellos. Y ese es nuestro papel. Dejamos en cambio que la Santa Sede y todos los poderes de la parte laica sean quienes deban resolver las diferencias políticas.

¿Hay otras reflexiones que quiere compartir?
-- Card. O’Brien: Estoy muy contento de la relación del Santo Padre con el rey de Jordania. Para mí, el rey de Jordania es un verdadero héroe, él está luchando dentro y fuera de su país contra quienes quieren desastres continuos en Oriente Medio. Él ha dado la bienvenida y acoge a miles de refugiados de Palestina y Siria. Él ha buscado de todas las maneras ser un mediador para la paz, construir puentes en lugar de muros en esa parte del mundo donde ya hay demasiados muros. Ha trabajado con los líderes religiosos de otras religiones para llevar a una mayor comprensión y desarrollo en la sociedad de Jordania, que se encuentra bajo presión.

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Homenaje a los dos Papas santos y para no olvidar a los náufragos del Mediterráneo
En Roma cantó el coro de la 'Capilla Sixtina', en colaboración con el Centro Astaldi que prepara otro evento en agosto

Por H. Sergio Mora

CZESTOCHOWA, 16 de junio de 2014 (Zenit.org) - El coro de la Capilla Musical Pontificia Sixtina, realizó este domingo 15 de junio por la noche en Roma, un concierto con motivo de la canonización de san Juan XXIII y san Juan Pablo II, en la céntrica iglesia de 'San Lorenzo in Lucina'.

El evento titulado 'Cantate Domino canticum novum' contó con una variedad de piezas musicales, partiendo del gregoriano, pasando por diversos polifónicos, como el 'Gloria' de Lorenzo Perosi, o el 'Angelus Domini' de Giovanni da Palestrina, para concluir con un motete del siglo XVI de Christopher Tye.

Este último canto, ha sido añadido tras las actuaciones conjuntas en Londres y Roma, con el coro católico de Catedral Abby y con el anglicano de Westminster Abby, uno de los encuentros que ha facilitado en diálogo ecuménico, así como otros dos realizados en nombre de la música: con el del coro luterano de Lipzia o el sinodal de Moscú.

El Coro de la Capilla 'Sixtina', es para las celebraciones litúrgicas del sumo pontífice, presente desde los primeros siglos de la Iglesia y reorganizado en el siglo VI por Gregorio Magno, sucesivamente por Bonifacio VIII y finalmente por Sixto IV. Entre los organizadores del momento de espiritualidad figuraba el Centro Astaldi, que acoge a los inmigrante y su presidente el sacerdote jesuita Giovanni La Manna.

Interrogado por ZENIT, el padre La Manna indicó que “El concierto es un momento para subrayar la canonización de dos papas, que fueron testimonios y nos ayudan a tener alta la esperanza y la mirada”.

Añadió que el centro Astaldi está preparando un meeting para el mes de agosto: “Será para ayudarnos a estar despiertos y a reconocer en los refugiados --como nos indica el papa Francisco-- la carne de Cristo”. Añadió que es “una oportunidad para dar vida al sentido de comunidad, porque es la comunidad la que acoge y no las personas individualmente”.

“Vivimos en un momento --prosiguió el padre La Manna-- en el cual los desembarques continúan uno detrás del otro, y sigue muriendo gente en el Mar Mediterraneo a pesar de la operación de rescate 'Mare Nostrum', y esto nos confirma que dicha operación es un medio paso”. O sea que “Europa de la cual somos parte debería reaccionar rápidamente, con dignidad y con justicia, para crear canales humanitarios seguros y que permitan distribuir en el territorio europeo a los prófugos, que contrariamente corren el riesgo de ser abandonados a morir en el mar, o ser explotados por los traficantes”.

Recordó que el papa Francisco, esa misma tarde en la visita que realizó a Santa María en Trastevere, invitado por la Comunidad de San Egidio, indicó la necesidad de “volver a las raíces cristianas, que Europa no es anciana pero está cansada porque perdió de vista a sus raíces y tiene que ser ayudada a recuperarlas”.

Y concluyó recordando que “el Papa como testimonio creíble y auténtico despierta e invita a su Iglesia a ser capaz de maravillar, de sorprender, nos invita a ser inquietos. Nos está donando tanta energía y tanta esperanza, porque nos ayuda a creer que al transformar nuestra vida podemos transformar este mundo, que así como está funcionando no nos puede gustar”.

Por su parte el director del coro del Teatro de Roma, Roberto Gabbiani, sobre el motete renacimental británico de Christopher Tye, interpretado por el coro de la 'Sixtina', le indicó a ZENIT: “Lo he apreciado muy bien, fue ejecutado con una gran delicadeza, y un estilo claramente muy diverso de lo que es el espíritu palestriniano. Y el maestro Palombella logró muy bien a poner en relieve este delicadeza muy refinada del renacimiento inglés.

Por su parte el director del coro de la Capilla Sixtina, Mons. Massimo Palombella elogió al allí presente maestro decano de los coros pontificios de Roma: Paolo Colino, “que con sus 80 años acaba de hacer un esplendido concierto donde ha demostrado tener profundo conocimiento de los estudios semiológicos y de todo aquello que la polifonía ha ganado con esfuerzo desde el 1900 hasta hoy”.

Participaron al evento otras iniciativas de solidaridad, como Orares, Centro Astalli, Maison Sociale, Primer municipio de Roma Capital, Asociación Romana Estudios y Solidaridad (ARSS), y los fondos recogidos son dados a iniciativas como el comedor del centro Astalli para refugiados. 

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Rome Reports


Francisco elogia el trabajo de voluntarios: "¡Las palabras no resuelven nada!" (Video)
La Plaza de San Pedro se tiñó de azul y amarillo el sábado por la mañana, cuando más de 30.000 miembros de las llamadas "misericordias italianas tuvieron un encuentro con el Papa Francisco

Por Rome Reports

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Francisco pide oraciones por Irak y anuncia viaje a Albania (Video)
Francisco rezó el ángelus ante miles de peregrinos que pese al mal tiempo acudieron a la plaza de San Pedro

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Francisco se reúne con los sin techo de Roma: "Algunos quieren eliminar la palabra 'solidaridad'" (Video)
Francisco visitó la basílica de Santa María en Trastévere para reunirse con las personas necesitadas que ayuda la Comunidad de Sant'Egidio

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ROMA, 16 de junio de 2014 (Zenit.org) - Para ver el vídeo hacer click aquí.

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Espiritualidad


Comentario a la liturgia, Corpus Christi
Ciclo A - Textos: Dt 8, 2-3.14-16; 1 Co 10, 16-17; Jn 6, 51-59

Por Antonio Rivero

BRASILIA, 16 de junio de 2014 (Zenit.org) - P. Antonio Rivero, L.C. Doctor en Teología Espiritual, profesor y director espiritual en el seminario diocesano Maria Mater Ecclesiae de são Paulo (Brasil).

Idea principal: Cristo es el Pan vivo con sabor de vida eterna.

Resumen del mensaje: El hombre, durante su peregrinar en la tierra, es un ser radical y espiritualmente hambriento (primera lectura). Y Dios en la Eucaristía vino a satisfacer esa hambre interior humana (evangelio). Al comer la Eucaristía, no sólo alimentamos nuestra alma, sino que formamos un solo cuerpo con Cristo (segunda lectura).

Puntos de la idea principal:

En primer lugar, muchos kilómetros tenemos que recorrer en esta tierra hasta llegar a la eternidad. Tenemos que llevar suficientes provisiones en nuestra alforja, si no, desfallecemos irremediablemente en el camino. Si hay algo que no debe faltar es el Pan de la Eucaristía, sin el cual no tendríamos fuerza para avanzar y cantar, y moriríamos de hambre. Durante nuestra travesía somos seducidos por tantos restaurantes que vemos a izquierda e a derecha, tentándonos y ofreciéndonos un menú suculento que satisface nuestro vientre y nuestros sentidos.

En segundo lugar, Dios sabiendo de nuestra hambre radical, nos prepara un banquete para nuestra alma con el Cuerpo y la Sangre de su Hijo. Este Pan es remedio de inmortalidad, como dice san Ignacio de Antioquía, es decir, es el Pan que nos garantiza la resurrección, incluso de nuestro cuerpo. Pero también este Pan en este día del Corpus Christi es pan no sólo para ser comido en el banquete de la misa, sino también para ser contemplado y adorado. Por eso, paseamos por las calles de los pueblos y ciudades, asentado en la custodia, ese Pan consagrado que es Cristo. Lo vemos, contemplamos, adoramos y cantamos con gozo. Es la presencia de Cristo ofrecida para aliento en nuestras tristezas, y para que también nosotros nos convirtamos en pan fresco para nuestros hermanos; pan que se parte, se reparte y se comparte; y así nuestros hermanos tengan vida y nadie muera de hambre.

Finalmente, en la secuencia, compuesta por santo Tomás de Aquino, cantamos hoy: Este Pan “lo comen buenos y malos, con provecho diferente; para unos es vida; para otros, muerte”. Para comer este Pan con dignidad y respeto, nuestra alma tiene que estar limpia, nuestro corazón adecentado. No podemos tirar este Pan de los ángeles a los perros de nuestras pasiones. Es para los hijos que se acercan al banquete con el traje de gala de la gracia y amistad con Dios. Para san Agustín de Hipona, la Eucaristía tiene como finalidad última la unión de los cristianos con Cristo y entre sí. Es lo que san Pablo en la segunda lectura de hoy nos dice: “formamos un solo cuerpo, porque todos comemos del mismo pan”. La Eucaristía es el medio privilegiado para edificar la Iglesia. Por eso podemos decir con san Agustín que la Eucaristía es “sacramento de piedad, signo de unidad, vínculo de caridad”.

Para reflexionar: ¿Tengo hambre del Pan de vida eterna, o tengo el estómago ya hecho a los manjares mundanos? ¿Noto que la Eucaristía me transforma en Jesús, y me hace pensar, sentir y amar como Cristo? ¿Comulgo en estado de amistad con el Señor? ¿Me doy tiempo para contemplar y adorar a Cristo Eucaristía en la Iglesia una vez por semana?

Cualquier sugerencia o duda pueden comunicarse con el padre Antonio a este email: arivero@legionaries.org

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Beata María Teresa Scherer
«Convicción hecha vida: la mano en el trabajo y el corazón en Dios. Esta integrante de las Hermanas de la Caridad de la Santa Cruz, fidelísima a su fundador, tras su muerte se ocupó de la Orden debiendo asumir muchos sufrimientos»

Por Isabel Orellana Vilches

MADRID, 16 de junio de 2014 (Zenit.org) - Sus largas horas de oración ante el Santísimo fueron el motor de la vida de esta beata que tuvo que afrontar numerosas tribulaciones. Nació el 31 de octubre de 1825 en Meggen, Suiza. Era la cuarta de siete hermanos y en la primera etapa de su vida nada hacía presagiar el rumbo que tomaría su existencia, aunque la mayoría de los rasgos que ella confesó tener entonces se asemejan a los de muchas personas: «Era parlanchina, irreflexiva, distraída. Era irritable y propensa a las rabietas. Me gustaba la ropa bonita y disfrutaba si me halagaban. A menudo, replicaba y desobedecía a la sirvienta». Pero tenía cualidades que le ayudarían a superar muchos problemas: inteligencia, sentido de la responsabilidad, dotes para el estudio, y estaba agraciada por una memoria formidable. A ello añadía un hilito de luz interior, refugio del amor divino, crucial para que fraguase la vocación: «Me gustaban los sermones, y solía frecuentar los sacramentos cuando se presentaba la ocasión».

Su camino hacia la madurez seguramente se inició a los 7 años con la inesperada muerte de su padre. Poco sabía hacer a esa edad cuando se trasladó a casa de dos tíos solteros, uno de ellos su padrino, que también residían en Meggen, pero pudo ayudarles porque estaba habituada a realizar tareas domésticas. Ambos le enseñaron a amar a Cristo. Al cumplir los 16 años su madre consideró que le vendría bien para formarse en todos los sentidos pasar una etapa en el hospital de Lucerna junto a las hermanas hospitalarias de Besançon. El influjo de las religiosas la alejaría de tendencias, como la vanidad, que habían aflorado en su vida y quizá de un desorbitado amor por la música –aunque este adjetivo no está consignado por la beata–, junto a rasgos de espontaneidad que igual no le convenían. Se sobreentiende que su madre buscaba para ella una mayor disciplina. La cuestión es que asintió porque no le quedó más remedio. Y allí se dio de bruces con el sufrimiento. Lo que peor llevaba era el régimen interno porque era estricto, y le desagradaba profundamente el trato dispensado a enfermos impedidos. Recurriendo a la oración, venció las dificultades y recelos, y superó la crisis que todo ello le provocaba. Tres años después abandonó el hospital fortalecida y llena de gratitud por haber podido asistir a los enfermos.

Tras una peregrinación a la abadía benedictina de Einsiedein, percibió la llamada de la vocación; antes había militado como Hija de María. En 1845 ingresó con las Hermanas de la Caridad de la Santa Cruz, obra debida a la fe del padre Teodosio Florentini, capuchino del convento de Altdorf. Hizo el noviciado en Mezingen, profesó en otoño junto a otras cuatro religiosas y la destinaron a Galgenen. Acompañada de una hermana iba con la misión de poner en marcha una escuela. Se estrenó como educadora cristiana esperando contrarrestar el ambiente anticlerical. Pero seguramente una exigencia excesiva, mal encaminada, mermó su salud. El esfuerzo que supuso para ella el trabajo y sus obligaciones cotidianas, a lo que se unían sus numerosos escrúpulos que le restaban paz, la dejaron malparada y tuvo que regresar a Mezingen.

Obtuvo el título de maestra y siguió ocupada en la enseñanza. En 1850, el padre Teodosio la envió a Näfels para dirigir el hospicio y dos años más tarde le encomendó el hospital de Coire, otra fundación suya. La fidelidad de María Teresa dio grandes frutos. En 1856 se produjo una escisión entre las religiosas. Las que no habían compartido plenamente el carisma fundador siguieron su camino, pero la beata no lo abandonó. Reiteró su lealtad como había hecho en otra ocasión anterior cuando el capuchino precisó inequívoco respaldo para construir un hospital de mayores dimensiones. En aquel momento, le dio su palabra con un simple apretón de manos; no hizo falta más. En 1857, tras la ruptura interna, fue elegida superiora general de la congregación, con sede en Ingenbohl, Suiza; se había ganado sobradamente la confianza de todos.

Al morir el padre Teodosio en 1865, quedó al frente de la Orden. Él le había dejado en herencia, entre tantas riquezas, la mayor: la adoración perpetua del Santísimo Sacramento. Fue sostén para ella en los momentos difíciles que sobrevinieron, y que se prolongaron durante años. Hizo lo imposible por mantener el rigor de las constituciones. Se opuso a los sucesores del fundador cuando quisieron imponer sus criterios, se hizo cargo de las deudas, y litigó defendiendo los derechos de la obra. Fue criticada por su modo de encarnar el gobierno y se puso en entredicho su severidad con la pobreza. Acusada y calumniada por un capellán, fue depuesta de su oficio por el obispo. Entonces confió a una de las suyas: «Tengamos presente a nuestro Salvador y a las innumerables ofensas que recibe cada día. A mí no se me trata mejor, como usted ya debe saber. No importa, pues no se puede contentar a todo el mundo. ¡Con tal de que Dios esté contento de nosotros!».

Le preocupaba el vínculo de la comunidad por encima de cualquier otra cosa, y así lo hizo notar: «Me siento atormentada, y me resulta penoso dirigirme a la casa madre; quiera Dios que todo sea para bien. Lo esencial es que nos mantengamos unidas y que nos amemos, que llevemos juntas la cruz y el sufrimiento». Soportó heroicamente las adversidades, orando sin desfallecer. Al resplandecer la verdad, volvió a ser repuesta en su cargo. Fue creadora de escuelas y hospitales para minusválidos. La salud no le acompañó, y en 1887 se le diagnosticó un cáncer de estómago. Murió el 16 de junio de 1888 en el convento de Ingenbohl, mientras exclamaba: «¡Cielo, cielo!». Había testificado con su vida lo que ella misma dijo: «la mano en el trabajo y el corazón en Dios». Juan Pablo II la beatificó el 29 de octubre de 1995.

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