18.06.14

 

La demagogia a costa del pobre me parece de lo más vil y rastrero. Me resulta patético tirarle los pobres a alguien a la cara y mucho más a un obispo o a un sacerdote. Cada vez que escucho eso de que D. Fulano o monseñor Mengano no quieren nada con los pobres y que lo que tienen que hacer es estar con los débiles, me vienen un montón de preguntas y reflexiones a la cabeza.

Hace un rato he podido leer la carta pastoral del cardenal arzobispo de Madrid, monseñor Rouco Varela, con motivo del Corpus. En ella entre otras cosas, pide que “la Eucaristía nos lleve a salir al encuentro de los pobres, de los enfermos, de los marginados, viendo en ellos el rostro de Dios". Me parece perfecto. Esas palabras en boca del padre Ángel o del papa Francisco serían cuasi palabra de Dios. Pero… son de Rouco, y eso para muchos significa que son carentes de validez, demagogia, palabrería y eso que se dice en estos casos. Rouco es carca, malo y amigo de los ricos por definición y punto final.

Apostar hoy por el cardenal Rouco es hacerlo a caballo perdedor ya que está a punto de dejar la diócesis. Así que hablar bien del cardenal no es en espera de prebenda personal, que ni quiero ni daría tiempo a ofrecerme. Es de justicia.

Qué quieren que les diga. A un servidor le impresiona poco ver a un sacerdote, un obispo o al mismísimo sucesor de Pedro dando besos a los niños o cenando un día con los mendigos de A. Eso lo hace cualquier político y cualquier persona que sepa cómo funcionan los medios de comunicación. Está bien que lo hagan, es un gesto bonito y saldrá en todos los medios.

El cardenal de Madrid también lo hace ¿y qué? Pues eso, que está bien. ¿Qué quieren, que en señal de pobreza se vaya a vivir a una chabola de la Cañada Real? Pues me parecería directamente una memez. ¿Cuál sería el ideal? Que esté con los pobres… ya…

Yo a un obispo le pido mucho más. Le pido que sea profeta, es decir, que trabaje para que en toda la diócesis se anuncie con fidelidad y a todos los hombres (y mujeres, no se me enfaden) la Palabra de Dios. Le pido que en toda la diócesis no nos falten los medios de santificación especialmente la vida sacramental, que sea sacerdote. Y como rey que sepa estar al lado de todos los hombres, especialmente de los que sufren, y que lo haga eficazmente.

Volviendo a lo de los pobres. Ya digo lo que le exijo a mi obispo no es que bese niños ni desayune con menesterosos, ni que salga por las noches a repartir bocadillos. Le exijo mucho más: que en la diócesis de Madrid sea atendida cada persona en necesidad, que no haya una familia que no tenga dónde acudir, que seamos capaces de acoger a cada hermano que lo pasa mal. Le pido una red de Cáritas capaz de estar siempre con los débiles, proyectos para cualquier persona en precario, garantizar medios para todo esto. Le pido que GARANTICE en la diócesis que no haya un pobre al que nadie acoja. Y eso no tiene que hacerlo él personalmente como no necesita celebrar todas las misas de la diócesis. A ver si pedimos menos clericalismo y más “cancha” a los laicos y luego nos cabreamos porque el arzobispo en persona no sirve el café en un comedor social un día a la semana.

Si quieren saber si el cardenal se preocupa por los débiles, echen un vistazo a la memoria de Cáritas Madrid del 2013. O dediquen un tiempo a navegar por la web de Cáritas Madrid. Eso es estar con los pobres.

Ya me sé la respuesta de los colmillos retorcidos: que eso es Cáritas, no la Iglesia ni el obispo. Pues no: Cáritas es la iglesia entregada a los pobres, es el obispo como padre preocupado por todos.

A mí menos frases de que si los pobres para arriba o para abajo y que si hay que estar con los pobres. ¿En Madrid funciona Cáritas? Sí y muy bien. ¿Se tiende en cada parroquia a los pobres? Sí. ¿Cáritas se sigue desarrollando, trabaja cada día más? Sí. Pues el obispo está con los pobres. Y si además algún día se toma un café con ellos, mejor.