«¡Ya es madre!»

El Obispo de San Sebastián replica a un artículo proabortista de la adjunta al Defensor del Pueblo en Vascongadas

 

Mons. José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián, ha escrito un artículo en defensa al derecho a la vida que es respuesta a uno previo firmado por Julia Hernánez, adjunta al Ararteko (Defensor del Pueblo en la comunidad autónoma vasca), por el que la funcionaria pública defendía el derecho de la mujer a matar al hijo antes de nacer. El obispo advierte que el aborto libre no consiste en elegir si se es o no madre, sino si se es madre de un hijo vivo o un hijo muerto.

24/06/14 10:53 AM


(Luis F. Pérez/InfoCatólica) Ante la tesis defendida por Hernández de que no se puede obligar a las mujeres a ser madres, Mons. Munilla replica:

Pero, ¿es posible que se le escape a alguien la falacia que se esconde tras la tesis de que «a nadie se le puede obligar a ser madre»?... Obviamente, en el caso que nos ocupa, la mujer embarazada ya es madre. Ahora, de lo que se trata, es de si cabe invocar un supuesto derecho a acabar con la vida de su hijo. Dice el refrán que «la realidad es muy tozuda», hasta el punto de que es imposible realizar un correcto discernimiento, sin partir de ella: ¡El niño ya está ahí! ¡La mujer ya es madre!

El obispo añade:

El aborto libre no permite elegir entre ser o no ser madre, sino entre ser madre de un hijo vivo o de un hijo muerto. Y la única forma de ocultar esta realidad, es seguir la estrategia del avestruz, escondiendo la cabeza debajo de la tierra.

Para el prelado, el problema de fondo  «estriba en que nuestra cultura ha endiosado el deseo subjetivo del individuo, hasta el punto de convertirlo en ideología. Nuestra relación con la realidad, en no pocos casos, es semejante a la manipulación del barro o de la plastilina. La realidad no es aceptada, sino que es subordinada al propio deseo»

El Defensor del Pueblo debe defender también al no nacido

Mons. Munilla recuerda que «la finalidad de la institución del Ararteko, es la de defender el conjunto de los derechos de todos los individuos en el País Vasco, tal y como son reconocidos en nuestro marco jurídico. Por ello, pienso que esta Institución no puede dejar en el olvido la sentencia del Tribunal Constitucional de 1985, en la que se reconocía el deber de tutelar el derecho a la vida del ‘nasciturus’».

El obispo asegura que «se equivocan de forma radical quienes acusan a la Iglesia de querer imponer unos valores católicos a toda la sociedad. El reconocimiento de la dignidad de la vida humana no es un valor exclusivamente religioso, sino que debería ser el suelo ético común de una sociedad plural en la que hay sitio para todos».

¡Ya es madre! (artículo completo)