La Universidad Pontificia de Salamanca celebra hoy, en el Real Monasterio de Yuste la primera edición de los Diálogos de Yuste, una jornada de reflexión dirigida a profesores, personalidades del mundo cultural, social y religioso. Durante la presentación de esta jornada, el Rector de la UPSA, Ángel Galindo,  dio la bienvenida a los asistentes y agradeció a los decanos de las tres facultades eclesiásticas (Teología, Filosofía y Derecho Canónico) la organización de la jornada académica, además de reconocer la presencia del obispo de Plasencia, mons. Amadeo Rodríguez, y su apoyo al monasterio de Yuste, que cuenta ahora con una nueva comunidad religiosa, los Paulinos, cuyo prior asistió a los Diálogos.

El rector enmarcó los Diálogos de Yuste en las diversas actividades formativas de la UPSA en verano, de acuerdo con las señas de identidad del centro, sobre todo con la formación de los profesores de Enseñanza Religiosa Escolar a través de los cursos para la obtención de la Declaración Eclesiástica de Competencia Académica (DECA).

Junto a esto, destacó el tema del diálogo entre la Iglesia y la sociedad en la España actual. “En el acontecimiento de la Encarnación Dios se abajó y se puso a la altura del hombre, y éste ha sido el mayor acto de diálogo en la historia”. No hay que centrarse en las relaciones Iglesia-Estado, y por eso “es hora de que la Iglesia dialogue con toda la sociedad, más allá de la relación con el Estado”. Y añadió: “no podremos construir un futuro si no superamos los complejos liberales”. En este diálogo hay dos niveles: las personas y las estructuras, y ambas necesitan conversión.

Mons. Amadeo Rodríguez, obispo de Plasencia tuvo unas palabras de bienvenida y presentó tanto el monasterio de Yuste, habitado durante siglos por los monjes Jerónimos, como la comarca cacereña de La Vera, un enclave natural muy especial. Lugar que fue el escenario de un acontecimiento que cambió su historia, ya que fue escogido por Carlos V “para prepararse a bien morir después de una vida azarosa, llena de aciertos y de errores, como uno de los hombres más importantes de su tiempo”.

A continuación tomó la palabra Enrique Barrasa Sánchez, director general de la Fundación Academia Europea de Yuste, una institución pionera en Extremadura en la preparación de cursos de verano. Además de presentar las actividades de la Fundación que dirige, destacó el papel de la Iglesia católica en la sociedad española.

El primer diálogo versó sobre el contexto cultural, y se inició con la intervención de Francisco Javier Herrero Hernández, sacerdote diocesano de Salamanca y decano de la Facultad de Filosofía de la UPSA.

Herrero recordó cómo murió en Yuste, con el emperador español, el sueño de una Europa unida bajo un mismo gobierno, ya que no se podía gobernar a súbditos de diversa confesión religiosa. “La historia no se puede repetir, pero tampoco desaparece, y nuestra identidad como personas y como pueblo depende de un ejercicio sano, respetuoso y comedido de memoria histórica”, señaló.

La relación entre Iglesia y sociedad es anterior y más amplia que la que se puede dar con el Estado, explicó, enmarcando su discurso en la racionalidad, en las raíces del pensamiento, las ideas pre-políticas. En primer lugar, enunció los tres presupuestos básicos de su ponencia, y después pasó a desarrollarlos.

“El primer presupuesto consiste en que la relación entre sociedad e Iglesia sólo puede ser comprendida a partir de la relación entre Dios y la realidad. El carácter de una época se reconoce en la índole de dicha relación”. Por eso, afirmó, “es central la cuestión de Dios, el mejor modo para plantear la situación eclesial actual. ¿Es posible seguir siendo creyentes con toda probidad intelectual?”.

“La fe está puesta en peligro, y la mayor amenaza para la religión en España radica en la vulnerabilidad de la misma fe, en el hecho trágico del poder de la incredulidad en el corazón del creyente”, dijo. Además, “comprobamos una nueva situación cultural en la que la fe corre el peligro de ex-culturación, en la que incluso se llega a la cristianofobia, hostilidad, resentimiento y odio contra la fe”.

Se pone en tela de juicio la existencia de la fe, el concepto de Dios, que “se ha vuelto un extraño en nuestra casa europea, en una apuesta clara por una democracia sin Dios o al margen de Dios”. Tenemos que volver a lo que ha dicho Benedicto XVI: “no actuar conforme a la razón no está de acuerdo con la naturaleza de Dios”.

La metamorfosis de lo religioso supone una vuelta del politeísmo, algo que impide reconocer el rostro más originario de la religión y del mismo Dios. “El riesgo es que, ante este tipo de religiosidad difusa, politeísta, sin dioses… es reaccionar profanizándose, mundanizándose en exceso, recogiendo los ecos del viejo ateísmo cristiano, haciendo del cristianismo un humanismo”.

Segundo presupuesto presentado por el decano de Filosofía de la UPSA: somos hijos de la modernidad, pero a la vez estamos engendrando un nuevo tiempo, aún por determinar. “Hay un malestar en la cultura actual, porque ya no se espera nada ni siquiera de la inmanencia… No sólo ha fracasado el ideal de cristiandad, sino que asistimos como testigos privilegiados a otro colapso: el de la modernidad occidental”. El pronóstico de la secularización de las sociedades se ve como fallido, y se admite la pervivencia de las religiones en una situación post-secular. “Se reactiva la creencia religiosa en su pluralidad”, tal como ha constatado Habermas.

“La laicidad está en crisis, aunque no se discute el principio su principio innegable y enriquecedor, explicó, “pero esto no implica aceptar sin más la separación entre religión y política, ni la privatización de la fe. Ni lo religioso se puede reducir a lo intimista y a lo subjetivo, ni lo público se puede identificar con lo estatal”.

Tercer presupuesto: convergencia fundamental entre las razones de la fe y la racionalidad secular. “El diálogo sólo será posible si ambas instancias comienzan reconociendo ese suelo común, con una argumentación comprensible para todos”.

Además, en la España actual “estamos en un momento de tránsito, y las religiones no dan problemas, porque la fe se presenta como una opción entre otras. La Iglesia sabe que tiene límites y se autolimita, por la legítima autonomía de las realidades temporales. La religión debe ser convocada en el marco de una plural libertad religiosa”.

“En una España cada vez más compleja, la religión está llamada a desempeñar un papel cada vez más decisivo, por su esencia civilizadora y de resolución de conflictos. Por eso llamó a una laicidad abierta, que proteja el ejercicio plural de la libertad religiosa”.

El segundo en intervenir en el diálogo sobre el contexto cultural fue Antonio Ventura Díaz, profesor de la Universidad de Extremadura y ex-vicepresidente de la Junta de Extremadura. Recordó el trabajo compartido en una parroquia de Vallecas con mons. Alberto Iniesta, por aquel entonces obispo auxiliar de Madrid.

En un momento crítico para la Unión Europea “es necesario reflexionar sobre su origen como un proyecto de paz para el continente, buscando una Europa unida y próspera, que hoy es una realidad aunque con incertidumbres”. Los padres del proyecto europeo se basaron en el humanismo cristiano y en unos valores trascendentes, y fueron ellos “los que establecieron las bases de la construcción europea. Todos ellos apoyaron su proyecto en el destino de Europa, que hunde sus raíces en el cristianismo”.

Hoy, “el debate sigue abierto, acompañado de la crisis económica y europea”, en un momento en el que el proyecto de paz y solidaridad se tambalea. “Venimos de dos sangrientas guerras mundiales que dejaron millones de muertos”, recordó. “El cristianismo ha sido el elemento objetivo unificador de los pueblos europeos, y algunos países del Este le deben su conversión al cristianismo la razón de su incorporación a Europa”, y aludió también a la coronación de Carlomagno como hecho fundacional. Después “los monjes benedictinos se encargaron de difundir el concepto de ‘europeidad cristiana’ en la Edad Media”. Así, el ponente repasó todas las aportaciones de la Iglesia a la cultura europea.

Ventura reconoció que “si eliminamos lo cristiano de la base ideológica de nuestra sociedad, estamos eliminando la misma base, porque la raíz cristiana ha sido y sigue siendo el motor espiritual de empresas y valores de Europa”, y esto se ha trasladado al continente americano, permeando la geografía, la literatura, el arte, la música, etc.

“La Iglesia, si está viva, debe tener capacidad de sorprender; si no, estará enferma. Debe salir al encuentro de la gente para proclamar el mensaje, aunque esto nos traiga problemas. Como dice el Papa Francisco, la Iglesia abraza al mundo pero lo deja libre”, dijo el profesor. “Dios será siempre el gran tema de la cultura”, afirmó.

El segundo diálogo, que se inicia a las 12:45 contará con la ponencia de D. José Mª Gil Tamayo, Secretario General de la Conferencia Episcopal Española sobre la Acción evangelizadora junto al que estará  Rafael Díaz-Salazar M. de Almagro, Profesor de la Universidad Complutense.

El día concluirá con el  Tercer diálogo sobre las Relaciones Iglesia-Estado en el que intervendrán D. Eugeni Gay Montalvo, Vicepresidente Emérito del Tribunal Constitucional y  Óscar López Águeda, Secretario de Organización del PSOE

Luis Santamaría