14.07.14

Justin Welby, con las sacerdotisas en San Pablo. Foto: ©Telegraph, John Stillwell/Pool

El Sínodo General de la Iglesia de Inglaterra que se celebra en York acaba de aprobar la ordenación de «obispesas», tal como se prevía. Los resultados por cámaras fueron:
  • Obispos: Sí 37 No 2 abstenciones 1
  • Clero: Sí 162 No 25 Abstenciones 4
  • Laicos: Sí 152 No 45 Abstenciones 5

El arzobispo de Canterbury, Justin Welby, se mostraba por un lado satisfecho:

Hoy es la culminación de un proceso que comenzó hace 20 años con la ordenación de mujeres como sacerdotes. Estoy muy contento con el resultado

Aunque por otro es consciente de la decisión traerá más división:

El desafío al que nos enfrentamos para las iglesias será conseguir un buen modelo de acuerdo y seguir demostrando amor por aquellos que están en desacuerdo por razones teológicas. Muy pocas instituciones lo logra, pero si lo hacemos, viviremos más plenamente el llamamiento de Jesucristo de amarnos los unos a los otros.

Los próximos días serán cruciales. Los 20 años de los que se siente orgulloso Welby, constituyen el mayor desplome del anglicanismo en el Reino Unido. Hace dos años la propuesta fue bloqueada por los miembros laicos del Sínodo, que impidieron que se alcanzasen los dos tercios requeridos.

Ahora no queda más que burocracia para consumar el error. El Primer Ministro, Cameron, se ha manifestado encantado «creo que el arzobispo Welby ha mostrado grandes dotes de liderazgo en este asunto y le deseo lo mejor»

Tras la votación de hoy la medida se traslada a la Comisión Legislativa del Sínodo General y después a la Comisión Eclesiástica de las Cámaras del Parlamento en la que se considera la legislación. En cuanto tenga la aprobación parlamentaria la medida volverá al Sínodo General en noviembre de este año en el que entrará en vigor tras su promulgación. El año 2014 terminará con obispesas en el Reino Unido, algunas comunidades anglicanas ya las tenían en Estados Unidos, Australia, Canadá o Nueva Zelanda.

Esta aprobación, aparte de las consecuencias internas inmediatas, entre las que pronostico un cisma formal de la comunión anglicana en torno a la Declaración de Jerusalén, tendrá un cambio muy profundo en las relaciones con la Iglesia y la Ortodoxia.

En 2006, el Card. Kasper, entonces Presidente del P.C. para la Unidad de los Cristianos alertaba que la ordenación como sacerdotisas iba a «poner en cuestión todo lo que había reconocido el Vaticano II (UR, 13)». Y es que la «Unitatis redintegratio» establece una diferencia entre los ortodoxos y los anglicanos –«entre las que conservan, en parte, las tradiciones y las estructuras católicas, ocupa lugar especial la comunión anglicana»– y el resto de confesiones cristianas. Hoy, toda esa división que establece el decreto del Vaticano II, deja de tener sentido. No hay ninguna posibilidad de verdadero ecumenismo con ellos.

Ya sólo me resta esperar un milagro, que esta medida ayude a muchos anglicanos a tomar el gran paso de volver a la plena comunión y que, ¡¡por favor!!, la nueva iglesia anglicana establezca un «ordinariato para católicos», seguro que muchos autodenominados católicos se irían encantados, ¿a que sí?

La historia, y la sociología reciente, han demostrado que esto no sólo es un error teológico y no soluciona nada, no es más que un paso más al abismo.