13.08.14

Chile: fracasa mediación con víctimas de abusos

A las 4:53 PM, por Andrés Beltramo
Categorías : Pederastia en el clero católico

Del Vatican Insider

La conciliación entre las víctimas de los abusos sexuales del sacerdote Fernando Karadima y el Arzobispado de Santiago de Chile fracasó. Las conversaciones buscaban lograr un acuerdo definitivo en un contencioso que lleva años en la esfera judicial y permanece como una herida abierta para la Iglesia del país sudamericano. El arzobispo Ricardo Ezzati Andrello pidió una vez más perdón a los afectados, pero sus palabras no fueron suficientes.

La audiencia de conciliación, que tuvo lugar este lunes 11, no tuvo resultados positivos. Según declaró a la prensa chilena el abogado de los demandantes, Juan Pablo Hermosilla, existen “diferencias” en la reconstrucción de los hechos, especialmente en cuanto a la responsabilidad de los últimos dos arzobispos de Santiago, los cardenales Francisco Javier Errázuriz Ossa y el propio Ezzati, en la gestión del caso.

Mientras para las víctimas (Juan Carlos Cruz, James Hamilton y José Andrés Murillo) la jerarquía eclesiástica habría brindado protección a Karadima pese a conocer sus delitos, la versión del arzobispado es que la Iglesia tuvo conocimiento de los hechos sólo hasta la presentación de las denuncias de parte de los afectados.

A la salida de la audiencia, Cruz utilizó duros términos para referirse a Errázuriz y Ezzati ante los periodistas: “Siempre han estado preocupados de lavar su imagen. No están dispuestos a reconocer que en un momento largo esta Iglesia miró para a un lado y que no hicieron nada cuando sabían lo que estaba pasando”, alegó.

El cardenal Ezzati hizo su descargo en una declaración en la cual “lamentó sinceramente” el fracaso de las conversaciones “en buena fe”. Reconoció el aporte realizado por las víctimas con sus denuncias, las cuales “permitieron que el tema fuera conocido por la Iglesia y la sociedad chilena”.

“Desde que asumí el gobierno de la arquidiócesis, yo mismo les he pedido perdón de corazón y comprensión por la frustración que les provocó el tiempo que requirió la investigación para comprobar los delitos y el haber sentido que su Iglesia no les acompañó como ellos esperaban. Y en ese sentido, reiteramos durante este proceso ese perdón”, indicó.

Reconoció que existen “visiones distintas sobre algunos hechos” y advirtió que -en la conciliación- se “intentó acercar esas visiones para construir un relato común que, siendo verídico, pudiera dejar a ambas partes en paz”.

Y más adelante se refirió al motivo central del desacuerdo. El Arzobispado de Santiago quería dejar en claro que los abusos de Karadima sólo fueron conocidos por las autoridades eclesiásticas gracias a las denuncias de los demandantes, las cuales fueron investigadas y el sacerdote sancionado.

“No existe ningún antecedente de que el Arzobispado de Santiago haya tenido conocimiento de los abusos sexuales de Karadima antes de que se efectuaran las denuncias por los demandantes. En ese sentido nos parece que atribuir complicidad y encubrimiento de los abusos al Arzobispado es injusto y contrario a la verdad”, añadió.

He ahí el núcleo del problema: El atraso en las investigaciones contra el sacerdote imputado que, al momento de las denuncias, gozaba de una gran fama pública como párroco del templo del Sagrado Corazón de Jesús de Santiago conocido como “El Bosque”. Existen diversas versiones sobre cuándo recibió Errázuriz los primeros datos sobre el caso.

Aunque algunas fuentes refieren que esto ocurrió ya en el año 2003, un documento demuestra que en 2006 el cardenal ya había instruido una investigación confiada al promotor de justicia (fiscal eclesiástico), Eliseo Escudero. No obstante, debieron pasar otros cuatro años antes que remitiese los resultados de sus pesquisas al Vaticano (en el escrito “Sobre hechos extraños del P. Fernando Karadima” del 5 de mayo de 2010).

En 2011, ya fuera de su puesto, Errázuriz reconoció esa tardanza en una entrevista al diario “La Tercera” y pidió perdón a las víctimas. “Lo malo fue que yo no la consideré fidedigna (la acusación). Después me arrepentí porque me di cuenta que sí era fidedigna”.

La posición de Ezzati es diversa, porque él no tuvo competencia jurídica sobre el caso sino hasta el 15 de diciembre de 2010, cuando fue designado arzobispo de Santiago. Según la normativa jurídica de la Iglesia, los responsables de indagar sobre las denuncias de abuso de los sacerdotes son sus respectivos obispos. Esta responsabilidad no es transferible en ningún presupuesto, ni siquiera con el presidente de la Conferencia Episcopal del respectivo país.

Poco menos de un mes antes de ser transferido como arzobispo de la capital, Ezzati había sido elegido como guía del episcopado chileno. Unos meses después de tomar posesión en Santiago, a él mismo le tocó anunciar públicamente la sentencia condenatoria contra Karadima dictada por la Congregación para la Doctrina de la Fe del Vaticano en un proceso que, en Roma, es considerado como “modelo” en materia de justicia eclesiástica.

Por lo pronto tocará a un tribunal civil la resolución de la controversia entre las víctimas y el arzobispado, el cual expresó su “compromiso fundamental” con los afectados y su “disposición al diálogo, siempre sobre la base de la verdad y el respeto mutuo”.