ZENIT

El mundo visto desde Roma

Servicio diario - 17 de agosto de 2014

La frase del domingo 17 de agosto

Al Señor le agrada que le sirvan con gusto, porque haciéndolo con alegría y de corazón, se ama más a Dios. San Juan Bosco

 


Primera Plana

Día 4 del viaje a Corea: el Papa bautizó al coreano Francisco
Lee Ho Jin, es el papá de un joven muerto en el Ferry. A continuación viajó al Santuario de Haemi, donde encontró a los obispos

4 día en Corea: Francisco en el Santuario de Haemi
A los obispos de Asia les indica la verdadera identidad cristiana, las tentaciones y el verdadero diálogo humano

La VI JJ Asiática concluyó con la misa de Francisco
Cuarto día del viaje apostólico: en el castillo de Haemi con más de 6 mil jóvenes de 22 países y varios mi les de coreanos que se sumaron a la eucaristía

Homilía del Papa en la misa con los jóvenes de la JJ asiática
En el cuarto día del viaje apostólico de Francisco a Corea, concluyó la Jornada de la Juventud asiática en el castillo de Haemi


Primera Plana


Día 4 del viaje a Corea: el Papa bautizó al coreano Francisco
Lee Ho Jin, es el papá de un joven muerto en el Ferry. A continuación viajó al Santuario de Haemi, donde encontró a los obispos

Por H. Sergio Mora

ROMA, 17 de agosto de 2014 (Zenit.org) - Este domingo 17 de agosto es el cuarto y penúltimo día del víaje apostólico del papa Francisco en Corea.

Por la mañana temprano, a las 7 horas locales, el Santo Padre bautizó en la capilla de la nunciatura al coreano Lee Ho Jin, el papá de uno de los jóvenes muertos en el naufragio del ferri Sewol. Lee Ho Jin había pedido al Santo Padre el bautismo, con motivo del encuentro entre el Papa y los sobrevivientes y familiares de la tragedia.

Lo informó poco después de la ceremonia, la Oficina de Prensa de la Santa Sede, en un comunicado en el cual añadió que el bautizado fue acompañado por un hijo, una hija, y por el sacerdote que lo había presentado al Papa cuando estuvo en el estadio de Daejon.

"Una celebración realizada en forma simple y guiada en coreano por el sacerdote jesuita John Chong Che-chon, que asiste al Papa como interprete de idioma coreano", indica el texto. 

“El Santo Padre intervino personalmente en el bautismo con la infusión del agua y la unción con el sacro crisma”, indica el comunicado. Y añade que al bautizado ha elegido el nombre Francisco. “El Papa estaba contento -concluye el comunicado- de participar así, en un modo no planeado con anterioridad, al gran ministerio de administración del bautismo de adultos en la Iglesia de Corea”.

Después el Santo Padre viajó a Haemi, en donde tuvo un encuentro con los obispos en el Santuario, y después comió con los obispos en el refectorio allí ubicado.

A las 16 horas locales, las 9 de la mañana en Roma, termina la jornada pública del Pontífice con la Santa misa conclusiva de la 6ª Jornada de la Juventud Asiática. La misa se celebra en el Castillo de Haemi. Desde allí el Santo Padre regresa a Seúl para pasar la última noche de su viaje a Corea.

Hablando con Asia News, Lee Ho Jin que frecuentaba la Iglesia católica desde hace dos años, llevó la cruz durante la última peregrinación en honor de las victimas, la cual recorrió 900 kilómetros a pié.  

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4 día en Corea: Francisco en el Santuario de Haemi
A los obispos de Asia les indica la verdadera identidad cristiana, las tentaciones y el verdadero diálogo humano

Por Rocío Lancho García

CIUDAD DEL VATICANO, 17 de agosto de 2014 (Zenit.org) - Los obispos de Asia, se han podido reunir este domingo 17 con el santo padre Francisco en su cuarta jornada del viaje a Corea. Esta mañana el Papa ha dejado la nunciatura apostólica de Seúl y desde el helipuerto se ha dirigido al Santuario de Haemi. El Santuario es llamado también "Santuario del mártir desconocido", porque la identidad de la mayor parte de los 132 mártires asesinados en ese lugar no es conocida.  

Al llegar al Santuario, Francisco ha sido acogido por el rector en la entrada principal de la iglesia donde dentro se encontraban los obispos 68 obispos de 35 países de Asia. Todos juntos han hecho la oración de la Hora Media.

El cardenal Oswald Gracias, arzobispo de Bombay y presidente de la Confederación de Obispos de Asia, ha sido el encargado de darle la bienvenida al Papa. Durante su breve intervención, ha recordado que Asia "es un continente que está experimentando las esperanzas y las alegrías de un renacimiento constante en el Espíritu. El 60 por ciento de la población mundial vive en Asia". Asimismo ha explicado que es un "continente joven, en el que la mayoría de la población es joven". Y como consecuencia, "de muchas formas Asia es realmente fundamental para el futuro del mundo y el futuro de la Iglesia." Por otro lado, ha indicado que "la globalización ha tenido un fuerte impacto y ha llevado nuevos desafíos a la Iglesia". La población asiática es religiosa por naturaleza - ha observado- y sin embargo se está insinuando un espíritu secular y materialista. El tejido familia, un tiempo considerado  tan importante y profundamente arraigado en la sociedad asiática, se está desintegrando poco a poco.

Sobre el discurso del Santo Padre, presentamos el texto que usó, aunque hubieron improvisaciones. En el mismo el Papa  ha indicado que en este vasto continente, en el que conviven una gran variedad de culturas, "la Iglesia está llamada a ser versátil y creativa en su testimonio del Evangelio, mediante el diálogo y la apertura a todos".

De hecho, el diálogo es una parte esencial de la misión de la Iglesia en Asia. Pero al emprender el camino del diálogo con personas y culturas, Francisco se ha preguntado "¿cuál debe ser nuestro punto de partida y el punto de referencia fundamental para llegar a nuestra meta?" A lo que ha respondido que  ciertamente, "ha de ser el de nuestra propia identidad, nuestra identidad de cristianos". Por otra parte, también ha asegurado que "no puede haber diálogo auténtico si no somos capaces de tener la mente y el corazón abiertos a aquellos con quienes hablamos, con empatía y sincera acogida". Si nuestra comunicación no quiere ser un monólogo, -ha aclarado- hemos de tener apertura de mente y de corazón para aceptar a las personas y a las culturas.

Asumir la propia identidad y expresarla no es fácil, puesto que "siempre estamos tentados por el espíritu del mundo, que se manifiesta de diversos modos". Y así, Francisco ha querido señalar tres.

El primero es "el deslumbramiento engañoso del relativismo, que oculta el esplendor de la verdad y, removiendo la tierra bajo nuestros pies, nos lleva a las arenas movedizas de la confusión y la desesperación". Una tentanción que también afecta a las comunidades cristianas. Y aquí habla --ha indicaco el Santo Padre-- de ese relativismo práctico de cada día que, de manera casi imperceptible, debilita nuestro sentido de identidad.

Un segundo modo mediante el cual el mundo amenaza la solidez de nuestra identidad cristiana es "la superficialidad".  Francisco ha advertido sobre la tendencia a "entretenernos con las últimas modas, artilugios y distracciones, en lugar de dedicarnos a las cosas que realmente son importantes". Para los ministros de la Iglesia --ha añadido-- esta superficialidad puede manifestarse en quedar fascinados por los programas pastorales y las teorías, en detrimento del encuentro directo y fructífero con nuestros fieles, especialmente con los jóvenes, que tienen necesidad de una sólida catequesis y de una buena dirección espiritual.

Y finalmente, la tercera tentación de la que ha hablado es "la aparente seguridad que se esconde tras las respuestas fáciles, frases hechas, normas y reglamentos". La fe, por su naturaleza, no está centrada en sí misma, la fe tiende a “salir fuera”, ha recordado el Papa. Y en este sentido, "la fe nos hace al mismo tiempo audaces y humildes en nuestro testimonio de esperanza y de amor".  

A continuación, el Santo Padre ha añadido un aspecto más de la identidad como cristianos:  su fecundidad. Por eso, Francisco ha preguntado a los obispos presentes "¿La identidad cristiana de sus Iglesias particulares queda claramente reflejada en sus programas de catequesis y de pastoral juvenil, en su solicitud por los pobres y los que se consumen al margen de nuestras ricas sociedades y en sus desvelos por fomentar las vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa?"

Finalmente, el Pontífice ha dedicado unas palabras a la capacidad de empatía: "Se trata de escuchar no sólo las palabras que pronuncia el otro, sino también la comunicación no verbal de sus experiencias, esperanzas y aspiraciones, de sus dificultades y de lo que realmente le importa".  Y esta empatía --ha explicado--  debe ser fruto de nuestro discernimiento espiritual y de nuestra experiencia personal, que nos hacen ver a los otros como hermanos y hermanas, y 'escuchar', en sus palabras y sus obras, y más allá de ellas, lo que sus corazones quieren decir.

El verdadero diálogo humano, en el que las palabras, "nos hace capaces de un auténtico encuentro, en que se habla de corazón a corazón, "nos enriquece con la sabiduría del otro y nos dispone a recorrer juntos el camino de un mayor conocimiento, amistad y solidaridad".  Y en este espíritu de apertura a los otros, Francisco ha manifestado que tiene "la total confianza de que los países de este continente con los que la Santa Sede no tiene aún una relación plena avancen sin vacilaciones en un diálogo que beneficiara a todos"́.

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La VI JJ Asiática concluyó con la misa de Francisco
Cuarto día del viaje apostólico: en el castillo de Haemi con más de 6 mil jóvenes de 22 países y varios mi les de coreanos que se sumaron a la eucaristía

Por H. Sergio Mora

ROMA, 17 de agosto de 2014 (Zenit.org) - La VI Jornada de la Juventud Asiática (JJA) concluyó este domingo 17 de agosto con una misa celebrada por el papa Francisco en el castillo de Haemi, en el cuarto día del viaje apostólico del papa Francisco a Corea.

Un día que inició temprano con el bautismo del coreanoLee Ho Jin,en la capilla de la nunciatura. Se trata delpapá de uno de los jóvenes muertos en el naufragio del ferri Sewol. A continuación ha sido el viaje en helicóptero hacia la localidad de Haemi, a unos cien kilómetros de distancia de Seúl. En Haemi visitó el"Santuario del mártir desconocido", porque se ignora la identidad de la mayor parte de los 132 mártires asesinados en ese lugar.  

Después el Santo Padre, siempre en Haemi encontró a los obispos y más tarde comió con ellos en el refectorio allí ubicado.

Algunos minutos después de las 16 horas locales, el Santo Padre llegó al castillo de Haemi en una camioneta blanca con un sobrio dosel, en medio de los vivas y alegría de los presentes. El vehículo se detuvo varias veces para permitir que el Santo Padre diera su bendición y besara a varios niños. Entre el numeroso público coreano se encontraban unos 6 mil jóvenes que participaron a la Jornada de la Juventud Asiática, provenientes de 22 países.

El altar para la santa misa, que inició a las 16,30 locales estaba en un estrado con techos tipo pagoda de líneas convexas y tejas azules, con un aire muy oriental. Tenía además dos fajas de color rojo y azul, que en el logo de la JJA signifícan las dos partes, norte y sur, de un mismo país, Corea.

Mientras los celebrantes ingresaban, el coro entonaba el himno de la JMJ. El Santo Padre vestía paramentos blancos, con la mitra crema y dorada y el palio con sus cruces negras. 

El Papa celebró la misa en latín e hizo su homilía en idioma inglés. Las lecturas han sido en diversos idiomas asiáticos: la primera lectura en tagalog o filipino, la segunda lectura en otro idioma asiático, mientras que el evangelio ha sido leído en idioma coreano.

En la homilía el papa Francisco le comentó a los jóvenes el lema de la JJ Asiática: «La gloria de los mártires brilla sobre ti». Y "con la certeza del amor de Dios" les invitó: "Vayan al mundo, de modo que 'con ocasión de la misericordia obtenida', sus amigos, sus compañeros de trabajo, sus vecinos, sus conciudadanos y todas las personas de este gran continente 'alcancen misericordia', Esta misericordia es la que nos salva. Y concluyó: "Queridos jóvenes de Asia, confío que, unidos a Cristo y a la Iglesia, sigan este camino que sin duda les llenará de alegría".  

Leer el texto completo de la homilía del papa Francisco

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Homilía del Papa en la misa con los jóvenes de la JJ asiática
En el cuarto día del viaje apostólico de Francisco a Corea, concluyó la Jornada de la Juventud asiática en el castillo de Haemi

Por Redacción

SEúL, 17 de agosto de 2014 (Zenit.org) - A las 16 horas locales de este domingo, el santo padre Francisco ha presidido la Santa misa conclusiva de la 6ª Jornada de la Juventud Asiática. La misa se ha celebrado en el Castillo de Haemi. A continuación las palabras de la homilía del Pontífice

"Queridos amigos:

«La gloria de los mártires brilla sobre ti». Estas palabras, que forman parte del lema de la VI Jornada de la Juventud Asiática, nos dan consuelo y fortaleza. Jóvenes de Asia, ustedes son los herederos de un gran testimonio, de una preciosa confesión de fe en Cristo. Él es la luz del mundo, la luz de nuestras vidas. Los mártires de Corea, y tantos otros incontables mártires de toda Asia, entregaron su cuerpo a sus perseguidores; a nosotros, en cambio, nos han entregado un testimonio perenne de que la luz de la verdad de Cristo disipa las tinieblas y el amor de Cristo triunfa glorioso. Con la certeza de su victoria sobre la muerte y de nuestra participación en ella, podemos asumir el reto de ser sus discípulos hoy, en nuestras circunstancias y en nuestro tiempo.

Esas palabras son una consolación. La otra parte del lema de la Jornada –«Juventud de Asia, despierta»– nos habla de una tarea, de una responsabilidad. Meditemos brevemente cada una de estas palabras.

En primer lugar, "Asia". Ustedes se han reunido aquí en Corea llegados de todas las partes de Asia. Cada uno tiene un lugar y un contexto singular en el que está llamado a reflejar el amor de Dios. El continente asiático, rico en tradiciones filosóficas y religiosas, constituye un gran horizonte para su testimonio de Cristo, «camino, verdad y vida» (Jn 14,6). Como jóvenes que no sólo viven en Asia, sino que son hijos e hijas de este gran continente, tienen el derecho y el deber de participar plenamente en la vida de su sociedad. No tengan miedo de llevar la sabiduría de la fe a todos los ámbitos de la vida social.

Además, como jóvenes asiáticos, ustedes ven y aman desde dentro todo lo bello, noble y verdadero que hay en sus culturas y tradiciones. Y, como cristianos, saben que el Evangelio tiene la capacidad de purificar, elevar y perfeccionar ese patrimonio. Mediante la presencia del Espíritu Santo que se les comunicó en el bautismo y con el que fueron sellados en la confirmación, en unión con sus Pastores, pueden percibir los muchos valores positivos de las diversas culturas asiáticas. Y son además capaces de discernir lo que es incompatible con la fe católica, lo que es contrario a la vida de la gracia en la que han sido injertados por el bautismo, y qué aspectos de la cultura contemporánea son pecaminosos, corruptos y conducen a la muerte.

Volviendo al lema de la Jornada, pensemos ahora en la palabra "juventud". Ustedes y sus amigos están llenos del optimismo, de la energía y de la buena voluntad que caracteriza esta etapa de su vida. Dejen que Cristo transforme su natural optimismo en esperanza cristiana, su energía en virtud moral, su buena voluntad en auténtico amor, que sabe sacrificarse. Éste es el camino que están llamados a emprender. Éste es el camino para vencer todo lo que amenaza la esperanza, la virtud y el amor en su vida y en su cultura. Así su juventud será un don para Jesús y para el mundo.

Como jóvenes cristianos, ya sean trabajadores o estudiantes, hayan elegido una carrera o hayan respondido a la llamada al matrimonio, a la vida religiosa o al sacerdocio, no sólo forman parte del futuro de la Iglesia: son también una parte necesaria y apreciada del presente de la Iglesia. Permanezcan unidos unos a otros, cada vez más cerca de Dios, y junto a sus obispos y sacerdotes dediquen estos años a edificar una Iglesia más santa, más misionera y humilde, una Iglesia que ama y adora a Dios, que intenta servir a los pobres, a los que están solos, a los enfermos y a los marginados.

En su vida cristiana tendrán muchas veces la tentación, como los discípulos en la lectura del Evangelio de hoy, de apartar al extranjero, al necesitado, al pobre y a quien tiene el corazón destrozado. Estas personas siguen gritando como la mujer del Evangelio: «Señor, socórreme». La petición de la mujer cananea es el grito de toda persona que busca amor, acogida y amistad con Cristo. Es el grito de tantas personas en nuestras ciudades anónimas, de muchos de nuestros contemporáneos y de todos los mártires que aún hoy sufren persecución y muerte en el nombre de Jesús: «Señor, socórreme». Este mismo grito surge a menudo en nuestros corazones: «Señor, socórreme». No respondamos como aquellos que rechazan a las personas que piden, como si atender a los necesitados estuviese reñido con estar cerca del Señor. No, tenemos que ser como Cristo, que responde siempre a quien le pide ayuda con amor, misericordia y compasión.

Finalmente, la tercera parte del lema de esta Jornada: «Despierta», habla de una responsabilidad que el Señor les confía. Es la obligación de estar vigilantes para no dejar que las seducciones, las tentaciones y los pecados propios o los de los otros emboten nuestra sensibilidad para la belleza de la santidad, para la alegría del Evangelio. El Salmo responsorial de hoy nos invita repetidamente a "cantar de alegría". Nadie que esté dormido puede cantar, bailar, alegrarse. Queridos jóvenes, «nos bendice el Señor nuestro Dios» (Sal 67); de él hemos «obtenido misericordia» (Rm 11,30). Con la certeza del amor de Dios, vayan al mundo, de modo que «con ocasión de la misericordia obtenida por ustedes» (v. 31), sus amigos, sus compañeros de trabajo, sus vecinos, sus conciudadanos y todas las personas de este gran continente «alcancen misericordia» (v. 31). Esta misericordia es la que nos salva.

Queridos jóvenes de Asia, confío que, unidos a Cristo y a la Iglesia, sigan este camino que sin duda les llenará de alegría. Y antes de acercarnos a la mesa de la Eucaristía, dirijámonos a María nuestra Madre, que dio al mundo a Jesús. Sí, María, Madre nuestra, queremos recibir a Jesús; con tu ternura maternal, ayúdanos a llevarlo a los otros, a servirle con fidelidad y a glorificarlo en todo tiempo y lugar, en este país y en toda Asia. Amén".

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