19.08.14

Un amigo de Lolo - La convicción de la Verdad

A las 12:26 AM, por Eleuterio
Categorías : General, Un amigo de Lolo

Presentación

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infringían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

La convicción de la Verdad

“’Es que la verdad, a veces hace daño…’
-Claro, hombre, ¡si la usas como una piedra!’” ”

Manuel Lozano Garrido, Lolo
Bien venido, amor (557)

Uno de los mandamientos de Dios nos dice que no debemos mentir. Es mala cosa comportarse como quien dice ser pero, en realidad, no lo es.

Sin embargo, el ser humano tiene tendencias no siempre santas. Somos pecadores y eso nos hace incurrir en un vicio no poco común como es mentir. La verdad ha de prevalecer pues es voluntad de Dios que así sea.

Decimos, pues, que ha de ser importante que lo que es verdadero se aúpe sobre lo falso y pueda sobrenadar las manipulaciones que recaen sobre la verdad. Pero las cosas no son tan sencillas como pudiera parecer a primera vista.

Es bien cierto que lo verdadero es lo que debe ser el eje del comportamiento del hijo de Dios; que vale la pena que sobre lo que pasa la verdad se abra paso, que siembre en nuestro corazón la semilla que el Creador quiere que fructifique en él.

La verdad hay que proponerla. Bueno, mejor, la Verdad, con mayúsculas.

Es cierto que para un creyente proponer una realidad como la que supone la Verdad no le causa problema alguno. Si cree, nada más fácil que decir que cree y las razones de tal creencia.

No todo ser humano, sin embargo, piensa igual. Y si Cristo quería que todos estuviésemos unidos es porque no lo estábamos. Por eso envió a sus apóstoles a predicar la Verdad porque la Verdad es Él, Mesías y Enviado del Todopoderoso, Dios hecho hombre.

Pero también es más que cierto que no gusta mucho de lo que la Verdad contiene, defiende y transmite. Hay demasiados obstáculos para que la misma sea aceptada por toda criatura creada por Dios y semejanza suya.

Y, sin embargo, debemos transmitir la Verdad. Y, aunque a primera vista pudiera parecer de escasa importancia la problemática que eso supone, lo mejor viene a la hora de comprender cómo se cumple con tal requisito espiritual.

Transmitir la Verdad, llevarla a quien no la conozca o a quien, conociéndola, la haya olvidado, sólo se puede hacer teniendo en cuenta las circunstancias particulares de cada cual. Podemos decir que, siendo la Verdad una, cada persona necesita asimilarla según su propio ser y según su corazón esté más o menos preparado. Y para que eso se cumpla lo mejor es que el evangelizador esté capacitado para conocer el cómo y el cuándo de cada una de las personas que va a evangelizar. Sólo sí no incurriré en errores que puede anular su santa labor evangelizadora.

No podemos, por tanto, hacer de la Verdad una realidad arrojadiza como quien quiere obligar a saber y a conocer lo que es bueno, por sí mismo, saber y conocer.

Proponer, pues, y no imponer, es la herramienta espiritual de la que debemos hacer uso al transmitir la Verdad.

Seguro que Dios estima como buena la labor de quien hace de su Palabra un instrumento suave y gozoso.

Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, ruega por nosotros.

Eleuterio Fernández Guzmán