2.09.14

 

Según diversas encuestas publicadas en los últimos días por diversos periódicos, la formación política de extrema-izquierda populista Podemos ha llegado para quedarse. No solo ha fagocitado a Izquierda Unida, sino que parece querer disputarle la hegemonía izquierdosa al mismísimo PSOE. Sinceramente dudo que tal cosa puede ocurrir, pero sí parece probable que en las próximas elecciones municipales, autonómicas y generales, el “partido” de Pablo Iglesias consiga alcaldías, consejerías en gobiernos autonómicos y decenas de diputados y senadores nacionales.

Seamos claros. Podemos es a España lo que Chávez fue, y es, a Venezuela. La deriva del chavismo está alcanzando unas cotas que no por muy patéticas dejan de ser peligrosísimas. Si alguien quiere saber lo que opina el líder de Podemos del ídolo venezolano, que se vea este vídeo:

https://www.youtube.com/watch?v=eYjlR2l39r0

Ese discurso político-religioso-idolátrico puede obtener el apoyo de millones de españoles. Y la razón es prácticamente la misma que la que llevó a millones de venezolanos a ponerse en manos de semejante personaje: la necedad y corrupción de una clase política tradicional que, para millones de ciudadanos, con razón o sin ella -yo creo que con no poca-, se había convertido en el verdadero problema, y no la solución, de los problemas de la gente. Ya nadie se acuerda de la situación de Venezuela antes del chavismo, pero tenía no pocos paralelismos con lo que vemos en España, con políticos de diversos partidos forrándose a costa del erario público y una situación económica en la que amplios sectores de la población estaban condenados a vivir una especie de karma nefasto cual parias de la India. Hoy en España hay millones de ciudadanos que llevan sin trabajar tantos años que uno se pregunta si habrá manera de que se incorporen alguna vez al mercado de trabajo.

Podemos, por otra parte, es la fruta madura del zapaterismo cainita que llevó a este país a revivir el guerracivilismo, el enfretamiento abierto y descarnado de las dos Españas. Con una diferencia. El siglo pasado había efectivamente una España católica que se negó a ser aniquilada. Hoy solo quedan los escombros de esa España, que se ha vendido a la derecha pagana y pseudo-liberal -económicamente no lo es- del PP.

Si alguien piensa que es imposible que Podemos sea una fuerza hegemónica en este país, es que no conoce la historia. Pueden empezar por estudiar lo que ocurrió en el periodo que vivió Rusia entre la caída del zarismo y la llegada de los bolcheviques al poder. Lenin y su gente no eran mayoritarios, pero sabían lo que querían y como conseguirlo. En la España de hoy no se pueden usar, al menos todavía, esos métodos, pero el plan de Podemos tiene mucho de leninista. Quieren hacerse primero con el control “popular” de la izquierda y luego con el de todo el país. Zapatero presumía de ser muy rojo. Estos son rojos de verdad.

Como le ocurre a la izquierda española desde su nacimiento, Podemos lleva en sus genes el anticlericalismo. La primera noticia que tenemos en InfoCatólica sobre Pablo Iglesias es su apoyo a las jóvenes que profanaron la capilla de Somosaguas. Esto dijo entonces:

Pablo Iglesias Turrión acusa a la Iglesia de ser la institución “que más legitimó y se benefició del franquismo”, de haber “combatido con fe ciega el reconocimiento de derechos a las mujeres y a las personas homosexuales”, e incluso de callar “el 23-F”

¿Se imaginan a alguien así con poder político real en este país? Pues dejen de imaginarlo. Lo van a ver el año que viene. Es una izquierda que considera a la Iglesia como su principal enemigo. Y tiene razón. El catolicismo sabe muy bien qué futuro le espera si esa gente llega al poder. Se supone que algo debería de hacerse para avisar a los fieles de la que se nos viene encima, si es que no se han dado ya cuenta.

No olvidemos que Pablo Iglesias llegó a ser famoso gracias a la genial visión de dos medios de comunicación de “derechas”. “El Coletas", como también se le conoce, se curtió televisivamente en Intereconomía y 13TV, participando en sus tertulias. De allí saltó a los medios controlados políticamente por la izquierda. Nunca agradeceremos lo suficiente al canal de Julio Ariza y al de la Conferencia Episcopal Española semejante servicio al bien común (ironía off). Cuando han querido desandar el camino andado, ya era demasiado tarde. Engordaron la bestia dándole protagonismo mediático y la engordan ahora atacándola con argumentos que dicha bestia usa para autoafirmarse ante su gente.

¿Y ahora qué? ¿se puede hacer algo para evitar el cataclismo de ver a España sumida en el caos que el populismo de izquierda lleva aparejado? Mucho me temo que se optará por entregarse aún más en manos de la derecha pagana pepera. El voto útil y el mal menor surgirá como la única opción posible. Pero olvidan que lo que está en juego en estos momentos no es si gana o no la derecha, sino si Podemos se hace con el control de la izquierda, paso previo a hacerse con el control de una España que hace décadas que dejó de ser católica. En ese sentido, quizás el verdadero voto útil sea el que vaya a parar al PSOE, única fuerza política lo suficientemente curtida como para impedir que los perroflautas que han llegado al parlamento europeo pueda imponer su ideología totalitaria. Y con esto, faltaría más, no digo que haya que apoyar al PSOE. Solo digo que quienes renuncian a votar teniendo en cuenta los principios no negociables indicados, y olvidados, por Benedicto XVI, y lo hacen en base al mencionado mal menor, tienen un tanto complicado justificar el voto a un PP que difícilmente volverá a alcanzar la mayoría absoluta en las próximas elecciones.

Cuarenta años dejando la educación en manos del rojerío, con una escuela católica secularizada hasta extremos insoportables, traen como consecuencia lo que vemos ante nuestros ojos. No existen soluciones a corto plazo. No se han formado a seglares en la necesidad de llevar los valores evangélicos a la acción política. No se ha hecho nada para que exista una clase política, siquiera minoritaria, capaz de plantar cara ideológicamente a una izquierda populista. La Iglesia no ha denunciado con voz potente la corrupción. La Iglesia se ha limitado a prestar la asistencia social que el Estado es incapaz de dar. La Iglesia en España se ha convertido en una ONG eficaz y poco más. Creemos que basta con llevar a gente a las procesiones de Semana Santa o a eventos como la Misa de las familias en Colón o la JMJ en Madrid. Desconocemos, o al menos no predicamos suficientemente, el poder de la gracia como fuerza transformadora del hombre, que le convierte en hijo de Dios dejando atrás la esclavitud del pecado. Hemos secularizado tanto el mensaje, que ya no tenemos mensaje que transmitir. O más bien lo tenemos pero no lo vivimos ni sabemos como ofrecerlo.

Aun así, la fe cristiana es siempre esperanza. Hay obispos, sacerdotes y seglares suficientes como para sembrar la semilla del evangelio auténtico. Toca martirio por la verdad. Toca alzar la voz como san Juan Bautista, aunque ese sea el paso previo a nuestra decapitación social. Recuerdo de nuevo lo dicho por el Papa anteyaer. No hay cosa más desgraciada en este mundo que un cristiano mundano. La mediocridad no es una opción. La tibieza tampoco. Hay gracia suficiente para volver sobre nuestros pasos y empezar a hacer lo que lleva sin hacerse casi medio siglo. El evangelio, y no una política populista autoritaria, es la solución para cualquier pueblo. Entre Cristo y Pablo Iglesias/Chávez, no hay color. Siempre con Cristo. Y con su Iglesia.

Luis Fernando Pérez Bustamante

PD: Monseñor Munilla es el único obispo, que yo sepa, que ha hablado algo de Podemos:

http://www.goear.com/listen/7b6dc8c/jesucristo-seria-podemos-jose-ignacio-munilla